Capítulo 4

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-Capítulo 4-

-Darcy-

Darcy se dejó caer en la cama agotada. Logan no estaba nada, pero que nada mal.

Se mordió el labio y cogió todo el aire posible para soltarlo de golpe.

Aun no le había mencionado lo que tenía pensado pero cada vez le gustaba más la idea.

Estaba claro que era un mujeriego de pies a cabeza.

No había posibilidades de enamorarse o de sentimientos que complicasen y estropeasen las cosas.

Cerró lo ojos cansada y cuando empezaba a dormirse alguien llamó a la puerta.

Darcy se quedó callada e incluso bajó el volumen de su respiración pero de nada funcionó.

Alguien entró en la habitación y se quedó mirándola hasta que ella abrió los ojos mosqueada.

- Hola, cariño -le sonrió el hombre con dulzura y se acercó para sentarse en la cama.

Darcy se sentó también, alejándose discretamente. Él lo notó pero no dijo nada:- ¿Que tal el día, algo nuevo?

- Muy bien, papá. La misma rutina aburrida y exasperante de siempre.

Bufó ella mientras ponía los ojos en blanco.

Su padre se acercó algo más y esta se volvió a alejar ahora de forma más brusca.

-Darcy Brett, ¿hueles a tabaco? -preguntó enfadado.

- Papá, porque me llames por mi nombre y apellido, no impones más tu autoridad, ¿sabes? -comentó ella sin contestar a la pregunta.

- Te he echo una pregunta.

- Y yo te he dado un dato muy importante.

Como siempre, con su irritante costumbre de no contestar a lo que se le preguntaba. Desde pequeña lo hacía.

- Contesta.

La voz del señor Brett sonó esta vez más autoritaria pero no surgió efecto alguno en su hija.

- ¿No es obvio? ¿Por qué preguntas cuando si lo preguntas es por que tú mismo me has olido? Pero, si te quedas más tranquilo, sí, papá, huelo a tabaco. Igual que ayer, que antes de ayer y que, ya te adelanto, mañana.

No sonrió, no tiñó su respuesta de brabuconería. No alzó la voz.

Sólo sonó cansada y aburrida. Sin emoción alguna en su rostro.

El colchón crugió cuando se tiró de nuevo en él bocaarriba mientras miraba a su padre ahora de pie.

Este tenía la mandíbula apretada, los brazos en jarra y una expresión de enfado e impotencia contenidos. Negó con la cabeza.

Él también estaba cansado. Y añoraba a la que una vez fue su alegre y risueña niñita.

Se acercó a la puerta y antes de salir se giró para mirarla una vez más.

Darcy seguía en la misma posición, mirando al techo.

- ¿Te has tomado la...?

- Sí, papá -lo interrumpió brusca mientras cerraba los puños estrujando la colcha entre sus manos.

- Darcy... -esta no lo miró, no dijo nada, ni se movió- te quiero, hija.

Cuando la puerta se cerró, ella se hizo un ovillo y las lágrimas se escurrieron por sus mejillas.

Odiaba que le dijera eso. No le gustaba que le dijeran 'te quiero'.

Sí, era rara. Nadie en su lugar se enfadaría cuando la gente le mostraba gestos de cariño, ni apartaría de su lado a cualquier persona, incluso a su padre. Pero ella no era otra persona, ella era ella. Y era tan fría que quemaba más que el fuego.

Darcy estaba tan rota que cualquiera que tratase de acercarse a ella, acabaría cortándose y herido de gravedad.

A la mañana siguiente un insistente pitido la despertó. Miró la hora con los ojos aun entrecerrados.

Ya era tarde y Abbey debía de estar esperándola fuera en el coche.

Con deliberada lentitud salió de la cama, se dio una ducha y cogió un pequeño vestido granate con una cruz, unas medias negras, unas creepers del mismo color y una cazadora. Se maquilló y se peinó con un pequeño tupé recogiéndole el flequillo.

Dejó salir todo un enorme suspiro y cogió su mochila y una manzana.

Abbey, después de unos largos veintisiete minutos seguía en el coche con la sonrisa de película intacta, igual que su entusiasmo.

- ¡Buenos dias, nena! Tienes mucho que contarme.

Darcy se subió al coche y la miró brevemente.

-¿Ah si? -su voz sonaba con la misma desgana y desinterés de siempre. A cualquier persona terminaba por desquiciarle (ese era el objetivo) pero su amiga o ya estaba más que acostumbrada, o si le molestaba, jamás dio muestras de ello.

- Conozco a gente, que conoce a gente, que conoce a otra gente que dicen haber oido que alguien te vio por el jardín del instituto junto con el mismisimo Logan Carter, muy acaramelados.

Desvió la mirada brevemente de la carretera para mirar a Darcy con una sonrisa juguetona y brillo pícaro en los ojos.

-Dejando a un lado el que no me haya enterado por mi mejor amiga y haya tenido que fingir delante de todos esos cotillas del tres al cuarto que ya estaba más que enterada de todo, suéltalo, ¿qué tramas, Brett?

Darcy puso los ojos en blanco.

- Oh, perdona, estaba demasiado ocupada haciéndome el test de embarazo como para llamarte. Resulta que perdí mi virginidad con Logan Carter detrás de el árbol donde Nancy y Bill se lo montaron el año pasado. Y bueno, estoy embarazada. Un pequeño Logancito viene de camino.

Contestó lo más sarcásticamente posible mientras Abbey ponía lo ojos en blanco y hacía una mueca bastante graciosa.

- Eres de lo peor-suspiró y tras un breve silencio, A, volvió a mirar a su amiga- ¿No vas a contármelo?

-No hay nada que contar, A. En serio.

Esta se dio por vencida de momento y condujo hasta el instituto mientras le contaba cosas sin interés que Darcy fingía escuchar.

Cuando aparcaron, una gran cantidad de alumnos miraron a Darcy fijamente mientras caminaba.

Estaba acostumbrada a miraditas furtivas, pero no con tanto descaro.

Al parecer esa gente que conocía a gente que conocía a otra gente y que Abbey conocía, se habían ido de la lengua.

TakenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora