Policeman «KookV»

Capitulo 6

Taehyung

Llamé al timbre de la casa y Hoseok no tardó ni un minuto en abrir la puerta. En cuanto me vio, rápidamente se lanzó a mis brazos y me abrazó con fuerza.

–¿Qué tal estás TaeTae? –Sonrió y revolvió mi pelo.

–Bueno, de una ciudad a otra. Ya sabes. –Reí.

–Pasa que tengo que contarte muchas cosas. –Se hizo a un lado de la puerta y me dejó pasar.

La casa seguía casi igual a cuando solía venir aquí. Me traía tantos recuerdos...

–No ha cambiado...  –Murmuré para mí mismo observando cada detalle de la casa, recordando cada momento que pasé allí.

Hoseok sonrió, también recordando aquellos momentos y se acercó a mi para seguidamente posar su mano en mi hombro.

–Ven, que te voy a enseñar un sitio. –Agarró mi muñeca y tiró de mi hasta un pequeño salón en el que había una trampilla.

Se agachó y abrió la puerta para después bajar unas escaleras. Asomé la cabeza por aquel agujero pero no conseguí ver nada ya que estaba completamente oscuro.

–¡Venga, baja ya! ¿O es que te da miedo la oscuridad? –Preguntó burlón y rió.

–Yo no tengo miedo a nada. –Sonreí ligeramente y bajé las escaleras.

En cuanto estuve en aquel lugar, Hoseok  encendió la luz y abrí los ojos sorprendido al ver lo que había a mi alrededor.

Las escaleras estaban pegadas a la pared y al lado de estas había una pequeña sala de estar con una televisión de plasma y un sofá que parecía muy cómodo, además de caro. En el fondo de la habitación había una barra de bar con una estantería bastante grande con todo tipo de bebidas detrás, y finalmente había un par de plantas de marihuana en la esquina de la habitación.

–Supongo que tu negocio va genial. –Reí levemente y bajé las escaleras hasta estar a su lado.

–Pues claro que si, me va muy bien. –Contestó orgulloso a la vez que sonreía ampliamente. –¿Quieres un poco? –Dirigió la mirada hacia mi aún sonriendo sabiendo que yo no me podría negar.

–Ya sabes la respuesta. –Reí y me acerqué al sofá que había frente a la televisión para sentarme.

Hoseok se acercó a mi para sentarse a mi lado en el sofá y sacó una bolsita del bolsillo de su chaqueta que contenía pequeñas hojas verdes.

(...)

Joder... Cuanto tiempo hacía que no me sentía así.

Pensé mientras observaba salir el humo de mis labios e inevitablemente una pequeña sonrisa se formó en mis labios.

–¿Te gusta? –Preguntó Hoseok al darse cuenta de que había sonreído levemente.

–Claro que sí. –Hablé obviando la respuesta. –Hacía tiempo que no fumaba uno de estos. Sabes que si Namjoon se entera, soy hombre muerto. –Reí.

Mis ojos estaban inyectados en sangre y mi estado de ánimo era más alegre debido al efecto de aquella hierba.

–Puedes llevarte un poco para mañana o cuando sea. –Comentó encogiéndose de hombros.

–Mejor no, prefiero que Namjoon siga sin saber nada. –Dirigí la mirada hacia otro lado de la habitación y di otra calada al cigarro.

–Sabes que tarde o temprano se va a enterar... –De nuevo sacó ese tema y suspiré cansado de que siempre acabaramos discutiendo por eso.

–Lo sé. –Me levanté del sofá con la intención de dar por finalizada aquella conversación y fui hacia la barra de bar para beber algo.

Mientras preparaba dos pequeños vasos de alcohol posé el cigarro entre mis labios, aunque no tardé mucho tiempo en terminarlo.

–Me he enterado de que después de que salieras en la televisión y todo el mundo se enterara de que estabas en Seúl, una de las oficinas de policía ha mandado a su mejor agente para buscarte.

Alcé la cabeza para observar a Hoseok acercarse a donde yo estaba y sonreí de manera burlona antes de darle un pequeño trago a la bebida.

–Ya te dije que no le tengo miedo a nada y mucho menos a un policía.

–Aún así ten cuidado. –Puso los ojos en blanco bebiendo también del vaso.

–Iin isi tin ciididi. –Le imité con la voz aguda.

–Idiota. –Me golpeó el brazo el suavemente. –¿No has venido con Namjoon?

–Estabamos en una casa y se fue, dijo que no tardaría en volver. –Me encogí de hombros. –Esta noche habíamos quedado para ir a una joyería pero creo que tendré que ir yo solo.

–¿Quieres que vaya contigo?

–Podré hacerlo yo solo. –Cogí mi móvil del bolsillo y miré la hora. –Y hablando de eso, será mejor que vaya ahora.

–Ten cuidado con el policía. –Comenzamos a subir las escaleras y me acompañó hasta la puerta.

–No te preocupes mamá, estaré bien. –Bromeé a la vez que reía.

Se despidió de mi y fui rumbo a la joyería. Tuve que admitir que necesitaba a Namjoon ya que el conocía un poco este sitio y yo no sabía muy bien hacia donde estaba yendo.

Después de una hora andando llegué a la joyería y me acerqué a la cerradura de la puerta para poder abrirla con una tarjeta de crédito. Una vez estuve dentro, me acerqué a uno de los pequeños armarios de cristal y con un pasador para el cabello intenté abrir la cerradura.

Llevaba varios minutos intentando abrirlo y no lo conseguía. Solo tenía unos escasos minutos más antes de que alguien se diese cuenta de que yo estaba aquí.

–¡Joder! –Maldecí al no poder abrirlo y de la furia estampé mi puño contra el cristal, haciendo que este se rompiera en pedazos.

Pequeños trozos de cristal se clavaron en mi mano y varios hilos de sangre se deslizaban por esta. Inevitablemente, jadeé debido al dolor aunque intentaba ignorarlo y comencé a guardar todas las joyas que pude en el saco hasta que pensé que era lo suficiente pesado como para llevarlo.

Me di media vuelta y comencé a andar hacia la salida, pero me sobresalté ya que de pronto un policía se puso delante de mí a la vez que me apuntaba con la pistola.

Creí que no tendría escapatoria, que pronto llegarían sus compañeros y pasaría el resto de lo que me queda de vida en la cárcel, así que me dí por vencido. Dejé el saco en el suelo y levanté los brazos a la altura de mi cabeza.

Tras unos largos segundos, me di cuenta de que el policía tan solo estaba ahí parado sin hacer nada y con lentitud me acerqué a él hasta quedar a tan solo unos pasos de distancia.

Nada.

Seguía quieto, era como si no sabría lo que hacer. Así que, con rapidez volví a coger el saco del suelo y salí de allí lo más rápido que pude para evitar que me viera alguno de sus compañeros.

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