¿Salir de aquel lugar? Hace un tiempo ese sueño era casi imposible de poder hacerse realidad, sin embargo, allí está ella, recogiendo su ropa y las pocas pertenencias que aún posee. Hace muchos años, cuando fue llevada a aquel lugar, decidió deshacerse de cualquier cosa que pudiera dar a la luz sus recuerdos pasados. Entrecerrando los ojos resopla cansada, lo único que echará de menos de aquel lugar es su cama, igual de blanca que el resto de la celda, solo ella es testigo de sus innumerables pesadillas y de sus sueños lejanos.
Coloca las manos en la cintura y observa la ropa que tiene tendida en el colchón, hace años que no se pone ese conjunto ya que dentro del psiquiátrico solo llevaba un vestido color blanco que en su opinión, a pesar del tiempo, siempre sería simple para ella. Desliza la prenda por su cuerpo y coge la camiseta tendida pasándola por su cabeza. En ella aparece la imagen de una chica sujetando un gato con el iris color violeta y a su alrededor aparecen muchos árboles que la rodean. Se coloca en pantalón vaquero pitillo y tira el vestido blanco al suelo.
-¿Estas lista?- pregunta Silvia desde la puerta, quien lleva esperando un buen tiempo.
Asiente cerrando la maleta y camina hacia el exterior decidida y ansiosa por salir de allí. Camina por el pasillo junto con Silvia y observa como sus compañeros se asoman por las puertas observándola con recelo, compañeros que ahora son simples pacientes que luchan y desean salir de allí como ella en su día.
Sigue por el pasillo pensativa, ¿dónde vivirá a partir de ahora? ¿Y con que dinero? No tiene los estudios completados, no tiene contacto con su familia desde que comenzó la terapia en aquel lugar y tampoco tiene dinero. ¿Entonces? ¿Qué será de ella?
-Silvia, ¿Cómo coño voy a vivir si no tengo nada?- dice algo malhumorada.
-La hija de una amiga mía se encargará de ti. Vivirás con ella hasta que termines los estudios y consigas una carrera o un trabajo- responde ella orgullosa de sí misma por haber planeado aquello.
Amanda suspira aliviada y frustrada a la vez, ¿que clase de chica será?
Finalmente llegan a la puerta, la puerta que dará fin a su cárcel y la que le permitirá su libertad. Se gira observando el pasillo que hace apenas unos segundos han recorrido y cierra los ojos. Lo tiene claro, nueva identidad, nueva vida y por supuesto, nuevo look de pelo. Vuelve a abrir los ojos y sale por la puerta dejando que el viento de la calle le revuelva su larga melena pelinaranja, esboza una sonrisa y se acerca a Silvia, quien ha comenzado a conversar con una chica de larga cabellera rubia y ojos verde esmeralda. Observa a la mujer rubia arqueando una ceja, le resulta familiar, lleva varios piercings en la boca y un tatuaje le sobresale de su clavícula.
-Amanda, esta es Gretel, sois de la misma edad y bueno, ella será tu compañera a partir de ahora- dice Silvia algo nerviosa.
-Hola. –saluda con un movimiento de cabeza.
Gretel hace el mismo gesto y entra en el coche cerrando la puerta tras de si y Amanda la imita bajando la ventanilla del coche y dirigiendo la mirada a su ex directora.
-Hasta otra, Silvia-
-Ya nos veremos Amanda-
Vuelve a subir la ventanilla y se sienta en el asiento en silencio, sin decir nada, observa a la chica de ojos verdes de reojo y suspira vacilante.
-Así que voy a tener que soportar a una cría como tu durante un tiempo, que puto coñazo- dice Gretel resoplando.
-Eh, a mi te me relajas, estúpida rubia con nombre de cuento de niños, yo no lo he elegido así- Responde frustrada y enojada la pelinaranja.
La chica rubia frena en uno de los semáforos y aprovechando el momento se vuelve hacia su compañera y la sujeta por el cuello.
-Escucha estúpida, aquí mando yo, si no te gusta te jodes y te piras, ¿me has entendido?-
-No, vuelve a repetírmelo, mami- responde Amanda burlona.
-Puta cría-se queja Gretel entredientes.
-Sueltame-
El semáforo cambia de color y antes de que la conductora suelte a su compañera esta aprovecha y le escupe en la cara. Gretel acelera mal humorada sin decir ni una palabra y conduce por la carretera.
¿Enserio debe convivir con esa mujer? No lo sabe, quizá aguante un tiempo hasta que consiga adaptarse ella misma.
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Silencio Monotono
أدب المراهقين¿Quién iba a decir que la vida pudiese cambiar de dirección tan rapidamente? Esa es la pregunta que Amanda se repite constantemente. ¿Destino? Puede ser. ``Me llamo Amanda, tengo 17 años y soy una criminal. Vivo en una caja cuadrada dentro de otra m...