Diferentes tipos de One shots o drabbles wigetta donde saldrá liberada mi imaginación, pueden tener o no continuación dependiendo del gusto de los lectores, espero les guste y los invito a seguir para pasar por la travesía mas caliente, tierna, dram...
¡Rabia! ¡Eso sentía! Estaba cansado de los jueguitos de Guillermo, ese tío me tenía babeando ¡Y el muy parguela lo sabía! Por eso me provoca, con su estúpida sonrisa de dientes blancos, esos ojos brillantes y achinados que se esconden tras sus mejillas abultadas, esa cintura perfecta, espalda ancha perfecta para estamparla contra mi cama, y ese hermoso y redondeado trasero que me tenia loco, así era, mis ganas de pegarle una ostia en ese careto eran proporcionales a las que tenia de comérmelo a besos y darle unas buenas nalgadas, y es que el desgraciado hacia todo lo posible para provocarme, en la academia cada oportunidad de seducirme la aprovechaba, sonriéndome sensualmente, haciéndome señas en cada clase, y cuando menos me lo esperaba rozar mi paquete con su mano, y es que se sentaba a mi lado con sus obscenas intenciones, dejándome siempre embobado al final del día y con una erección en mis pantalones imposible de calmar.
Pero había sido suficiente.
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El día había terminado tranquilo, como siempre, el profesor de química me había pedido ayuda para ordenar el laboratorio, ya que era viernes no me opuse ante lo pedido, y me puse en mi labor, el profesor salio, agradeciéndome y todo quedo en silencio. Empecé a limpiar los tubos de ensayo delicadamente y de repente escuché un sonido detrás mio, al girarme vi a Guillermo entrando a la sala, bufé exasperado, este tío no podía traer nada bueno en mente.
— Necesitas algo?— Pregunté haciendo uso de mi paciencia para realizar la pregunta
— Oh Samuel, no, no, nada, es solo que se me ha quedado un libro— Sonrió inocente, cerro la puerta y se acerco despacio hacia mi posición , más específicamente en frente de donde yo me encontraba, empezando a tomar unos libros del puesto donde se sentaba, no le tomé mucha importancia y decidí ignorarlo, entonces escuché aquel sonido que me llevaría a la perdición, se la había caído un lápiz al muy parguela, así que volteé a mirar, vaya imagen la que me encontré frente a mi, ese hermoso y redondo trasero se encontraba frente a mi en todo su esplendor, sus jeans ajustados marcaban sus glúteos perfectamente, y su cintura bien formada lucia sensual, la escena era como de película, y aunque el tiempo que Guillermo se demoró en tomar su lápiz del suelo duró unos cuantos segundos, sentí como si hubieran pasado horas, podía sentir mi sangre fluir quemándome la piel, pasé saliva, y observé como se terminaba de erguir el hombre en frente de mi, giró su rostro percatándose de que efectivamente había observado al escenita que había hecho
— que tengas una linda tarde — Me guiñó un ojo, y mordió su labio inferior, sonriendome
Entonces reaccioné y pude ver como el muy desgraciado se largaba a paso lento, oh no, ya fue suficiente, no me volvería a quedar así de nuevo mientras el se reía de mi.
Avancé con pasos fuertes y lo tomé de la muñeca, girándolo y pegándolo a la pared detrás nuestra
— Oh Guillermo,eres un grandísimo hijo de puta— casi gemí y pude ver como la cara de susto que tenia hace un segundo cuando lo tomé de la mano se transformaba en una sonrisa ladeada picara que gritaba sexo
— ¿Ah si? — Susurró — Entonces trátame como tal— Gimió en mi oído, cosa que me hizo enloquecer
—No sabes en lo que te has metido, pequeño— susurré en su boca antes de acercarme por completo a comerle los labios, hundí mi lengua en su cavidad bucal y al parecer pareció encantarle pues todo su cuerpo se extremeció ante mi, levanté sus piernas y me acerqué al mesón detrás de nosotros, apoyando su hermoso trasero en el, sentándolo y dejándolo a mi disposición, donde continuando el beso empecé a desabrochar su cinturón
—Oh, Dios, no sabes cuanto esperé esto— gimió ahogado mientras yo empezaba a besar su cuello, mordiéndolo despacio causándole marcas
—Ah! yo también joder!— Gruñí hundido en su piel.
Terminé de quitarle el pantalón y metí mi mano en su boxer acariciando su falo, el cual estaba erecto a mas no poder aumentando el dolor en mi parte baja que deseaba adentrarse en su entrada, escuche sus gemidos y sus manos se pasearon por todo mi pecho bajo mi camisa, extendiendose hacia mi espalda y agarrándose de ella
"Joer como pude aguantar tanto" Pensé mientras pasaba saliva al ver al menor estremeciéndose bajo mi tacto
— Acuéstate— Gemí después de que él acababa de desabrocharme mi pantalón y al instante me hizo caso, quitando los tubos de ensayo que se encontraban en la mesa, entonces, cuando ya estaba estirado en esta lo giré, tan rápido que pude sentir un respingo de su parte al tener contacto con la fría superficie, y entonces pude ver aquellos hermosos glúteos que me tenían como loco, los agarré con mis manos, apretándolos, sintiendo su calor bajo mis manos, y entonces sin rechistar y sin poder evitarlo le pegué una nalgada que sonó como el mismo paraíso, Guillermo gimió alto y entonces pude sentir una punzada en mi falo, pidiendo ser liberado de una vez por todas
— Silencio chiqui, no querrás que nos descubran— Susurré en su oído, aun sabiendo que a estas horas no había nadie en la academia, pues me encantaban esos gemidos ahogados, esos intentos de reprimir lo bien que se sentía, los cuales salían fatalmente y sonaban alto y claro. Él solo asintió ante mi petición.
Solté mi falo por fin, el cual salio liberado rápidamente de entre mis pantalones, deseoso por penetrar esa hermosa entrada rosada
—Tu lo has pedido, hermoso— Me agaché y susurré en su oído, y sin rechistar introduje mi miembro
—Oh Dios! ¡Samuel!— Gritó con la voz ronca gracias a la sensaciones que pasaban por su cuerpo, sonreí satisfecho y después de unos cuantos segundos de espera, (pues mi intención no era hacerle daño) empecé a sentir como sus caderas se movían buscando más, empecé a moverme causando gemidos que retumbaban en todo el laboratorio, yo claramente me sentía como en el paraíso, con una mano tomé su glúteo derecho y lo masajeaba y con la otra lo masturbaba, observando como mi pene chocaba contra su entrada a cada embestida, su hermoso trasero redondo se veía fantástico y el sonido húmedo entre nuestros cuerpos sonaba cada vez mas fuerte, las embestidas cada vez más frenéticas me estaban volviendo loco y Guillermo gemía mi nombre con su voz ronca cada dos por tres
—¡Samuel! Oh, por favor, nunca pensé que... Ah! que disfrutaría tanto esto— Gruñó alto y yo gemí con mi voz ronca por el placer, sin resistirme tomé su cintura y aumenté aun mas la velocidad de las embestidas, gimiendo en su oído, y diciéndole lo maravilloso que se sentía estar dentro de él, y entonces sucedió, una oleada de placer me recorrió desde la espina dorsal hasta la cabeza, gemí alto junto con Guillermo, pues su cuerpo se estremeció bajo mio, ambos estábamos llegando al éxtasis al mismo tiempo, y eso fue lo más excitante que pude sentir en toda mi vida.