Dulce

89 8 0
                                    

¡Hola de nuevo! XD seré breve, este one-shot tiene lemmon, la canción calza perfectamente con el fic y es para que la escuchen durante este, se llama Azúcar morena y es de Carla Morrison :'D

¡Hola de nuevo! XD seré breve, este one-shot tiene lemmon, la canción calza perfectamente con el fic y es para que la escuchen durante este, se llama Azúcar morena y es de Carla Morrison :'D

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Samuel

Guillermo es como un dulce, de esos que con solo ver el empaque te provocan hambre, cada día era peor, estaba irremediablemente enamorado de ese chaval, me atraía, pues verlo con ese suéter era una mezcla de ternura y deseo para mi. Por más extraño que suene el verlo tan cubierto con ese gran sueter de lana provocaba en mi un gran morbo, deseaba ver que ocultaba bajo esas mangas largas, bajo ese suave material, varías veces se acomodaba en el sillón de una forma en la que pequeñas porciones de piel quedaban a la vista e... inevitablemente mis ojos se posaban en esa parte, deseoso por tocarlo, por quitarle esa maldita envoltura y probar su deliciosa piel con mis labios. 

Todo Guillermo es una tentación, una espantosa y dulce tentación.

No podía evitar sentir escalofríos cada vez que el pequeño recostaba su cabeza en mi hombro al ver películas,  sus mejillas rojas, su aroma acaramelado pero tenue, su olor de boca siempre a menta o chocolate, sus labios rosados tal como goma de mascar sabor a fresa. Todo él siempre olía delicioso, y no podía evitar pensar en que probablemente sabría de la misma forma.

El amor que ese pequeño tontorrón había provocado en mi no era ni medio normal, habían pasado solo unos cuantos días desde que comenzamos una relación como tal, y ya me sentía atrapado en sus ojos, negros cual bombones, pequeños y hermosos. Era inevitable no sentir tal deseo por él, y los besos y cariños comenzaban a no ser suficiente. 

Quería más, quería llegar al fondo de aquel manjar. Pero tenía miedo...

Miedo de dañarlo, de no ser lo suficientemente delicado, de que él no estuviese preparado. Oh valla que deseaba tenerlo completamente, no había noche en la que no soñara con él y al despertar tuviese que bañarme para quitar cualquier rastro de mis malditos sueños húmedos. Me sentía como un maldito puberto y lo odiaba, odiaba no poder controlar imaginarme a mi pequeño novio abriendo sus pequeños y dulces labios, gimiendo mi nombre con su voz entrecortada gracias al deseo que le proporcionaba. Quería tenerlo, y eso me estaba volviendo loco.

me desperté agitado gracias a unos golpes en la puerta de mi habitación, ¿Qué hora era? tal vez las seis de la mañana

—¿S-Samuel?— era Guille, gracias al cielo no había tenido un sueño tan fuerte como el del día anterior... Me sonrojé al pensar en eso y agité mi cabeza intentando eliminar los recuerdos guarros que se me venían a la mente. Me levanté de la cama y le abrí la puerta, ahí estaba él, con otro suéter de los miles que tenía, con la cabeza agachada y el rostro rojo.

—¿Que pasó Guille?— Levantó apenas un poco la mirada y caí en cuenta de que tenía los ojos brillantes, ¿Había llorado? no, no lo creo, era otra cosa. Solo no descifraba cual era.

WIGETTA ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora