Sexo.
No hay nada más reconfortante y delicioso que un buen sexo, no importa donde lo hagas y si es un poco incómodo, si la chica con lo que lo haces te da buen sexo, nada importa, inclusive es bueno para la salud, es otra manera hacer ejercicio, sobre todo placentera, los médicos dicen que ayuda a prevenir el cáncer de próstata, y obviamente yo no quiero tener cáncer de próstata, otra de las buenas y excelentes razones para tener sexo es que alivia el estrés, es por eso que me agrada tener sexo cada vez que salgo del trabajo; es fácil conseguir una chica con quien hacerlo, solo salgo a la calle, voy a un bar o cafetería, le hablo bien a una chica o ayudo a una y listo, ellas solas caen a mis pies, muchas me dan su número de teléfono para que les marque, pero ¿Para qué? no quiero crearles falsas esperanzas, además seamos sinceros, jamás se debe llamar a una chica con la que te acuestas el primer día de conocerla, seguramente solo andan casando chicos y casarse con ellos para asegurase que seguirán de mantenidas hasta el resto de sus últimos días.
Las chicas que valen la pena son las que se dan a respetar, pero últimamente no hay y las que si son demasiado monjas y son las peores a la hora del sexo, por lo que en realidad no valen la pena.
Megan es otra historia, fue la más fácil y la primera que jamás menciono que la llamara, fue lo primero que me agradó de ella, simple y a lo que va, así que no dude en pedirle su número para seguir con los encuentros casuales.
Soy un mujeriego lo sé, no lo niego, amo el sexo, amo el cuerpo de una mujer, amo los placeres que me da la vida, así que para que negármelos.
Mi lema para una relación exitosa es, “Buena mujer de día, puta en la cama” y es la verdad, la chica que finalmente me dome tendrá que ser así; linda, cariñosa, amable, que se dé a respetar, fiel (sobre todo), pero a la hora del sexo tendrá que ser toda una fiera, cuando finalmente la encuentre, pongo fecha de boda.
Salgo de la casa de Megan y me vuelvo a dirigir a la compañía, espero y Jessica ya haya terminado con el trabajo que le dejé, dos horas son más que suficientes, sobre todo si no hay nadie quien la distraiga.
La empresa cierra a las 6 y en este momento faltan diez minutos para las 7, por lo que ahorita que llegue ya no debe haber nadie más que ella.
Llego al estacionamiento de la empresa y me dirijo a la puerta de entrada, tomo el ascensor y escucho como suena la música de fondo que siempre te encuentras en los elevadores, llego al piso veinte y al abrir las puertas me encuentro con una terrible cantante, Jessica está cantando una canción de AC/DC, back in black para ser específicos, está moviendo la cabeza y cantando en una terrible voz aguda que sinceramente le queda horrible y agradezco que no la tenga así, si no sería todo un fastidio escuchar esa voz; sigue de esa manera mientras guarda sus cosas rápidamente, yo me quedo pegado a la pared cerca del ascensor divertido por la escena, ella hace gestos bastantes divertidos mientras canta. Termina la canción al mismo tiempo que termina de recoger sus cosas, toma su bolso y al levantar la vista cuando se encamina al elevador abre los ojos y ahora dan más miedo que antes, se ve que no me esperaba aquí.
- Señor Reynolds ¿Cuánto tiempo lleva aquí? – dice con voz cortante y el ceño fruncido.
- El suficiente como para decirle que es una terrible cantante, pero hace caras muy divertidas.
- Perdone señor por lo que acaba de ver, no era mi intención – se le sube el color a la cara y cuando lo nota agacha la cabeza.
- No se preocupes ¿Ya está todo listo el trabajo que le dejé?
- Si señor Reynolds, lo he dejado en su escritorio.
- Perfecto señorita Stevens.
- Si no necesita algo mas paso a retirarme.