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Arriesgarlo, arriesgarlo, arriesgarlo hasta el último. ¿Acaso vale la pena?

—Vamos, ¿Acaso crees que esto funcionará?

—No lo sé, ¿Que crees tu? —La muchacha lo miro, si no fuera su esposo quizá lo hubiese golpeado.

—Vamos, Carl, no es tan difícil, hasta Bettie sabe hacerlo.

—Nuestra hija es perfecta, ¿No crees? —Dijo Carl orgulloso.

Carl y Paam Belcher eran dos tipos exitosos, desde lejos se podía ver qué les llovía dinero del cielo.

Estaban casados, felices, tenían dos hijos. Mark y Beatrice, ella tenía 18 y él 15.

—¡Mamá, papá! —Exclamo la mayor, quién rápidamente les dio un beso en la sien a ambos.

—¿Aún no te has ido a la escuela?  —Preguntó su padre, chasqueando la lengua.

—Estaba por irme, quiero llegar temprano, es mí último primer día.

—¿No quieres que te lleve? —Comenzó su madre.

—Mamá, ya estoy un poco grande para esto, ¿No crees? —Dijo con una sonrisa forzada, yendo hacía la puerta principal. —Pero, cuando vuelva, podremos cenar todos juntos.

—Es una buena idea, hija.

Acto seguido la joven se despidió con una sonrisa de sus padres.

Morocha con ojos azules, y cutis perfecto, Bettie era la típica niña mimada, pero, sin embargo tenía corazón.

...

Al llegar a la escuela, ella se reunió con sus amigos, Peter, Zack, Eleonora, y Rigby.

Todos se miraron, este era su último año, todos estaban apunto de cambiar, e incluso era una oportunidad para dejar atrás el pasado.

...

La vieja señora Derkins suspiro, este iba a ser su último año en esa escuela del demonio y eso le alegraba.

—Alumnos, por favor denle la bienvenida a dos estudiantes nuevos. — Dijo haciendo una mueca, señalando a los dos jóvenes.

—Mi nombre es Marnie.
—Yo soy Hyung.

Ambos se miraron y cruzaron una sonrisa, cómo si su comprensión fuera más allá de ese pequeño salón.

Hyung tenía el pelo negro, ojos rasgados y de color marrón, a primera vista daba la impresión de ser alguien calmado y paciente.

En cambio Marnie era pálida, por poco daba la impresión de que estaba muerta. Llevaba el cabello rosa, largo y ondulado. Usaba lentes, sus ojos eran pequeños, muy oscuros tanto que tal vez podría matarte con la mirada.

—Pueden sentarse al fondo; esos son los únicos asientos disponibles.

Ambos hicieron caso a la profesora, al pasar, veinte pares de ojos se posaron sobre la pareja, viéndolos lentamente, lo que causó algunos flashes en la pelirrosa.

Sus últimos días con vida; tenía hambre, estaba cansada y por si fuera poco se sentía observada.

—Oye, ¿Estás bien? —Preguntó Bettie, sacando del trance a la nueva.

—Si, lo estoy, —Susurró, para ella, era como esa fatídica primera vez.

—Genial, por cierto, mí nombre es Bettie, —Dijo la chica con gesto amable.

Hyung la miro de forma hostil, indicando que se fuera, al ver al otro chico, ella sintió algo de miedo, por lo que acato la indirecta y se fue.

—¿De verdad?... —Iba a preguntar.

—Si, estoy bien. —Suspiro, la primera parte del plan había comenzado.

DISCÖDE© | EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora