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A veces ser culpable no es bueno, solo espera a que haya sangre en mí agua.

—Definitivamente es una broma pesada, —Bettie miro al chico con pena, aquél se encontraba en un Estado muy miserable.

Zack se agarraba la cabeza con ambas manos, no, Rigby no había muerto, pero estaba muy grave.

—Ella está muerta; por más que queramos no podemos revivirla.

—Imbécil, —Susurró volviéndose hacía Bettie, —¿¡Acaso crees que me importa un puto cadáver!? — Gritó, —¡¡Mi hermano está internado por lo que sea que haya pasado!!

La ojiazul solo se limitó a devolverle la mirada, quería llorar por lo que le sucedía a Rigby, pero también, quiso llorar por lo que le había sucedido a esa chica.

“El cadáver estaba ahí, frente a ella, sin intento alguno de ocultarlo, vómito, al menos no volvería a verla jamás”.

Bettie solo se limito a suspirar; en ese momento, Eleonora apareció, tenía los ojos llorosos.

—Ha mejorado, pero solo un poco, —Balbuceo, su cuerpo temblaba del dolor y del miedo.

Lentamente, se sentó al lado de Zack, a quien intento abrazar, pero sin éxito alguno, ya que él la rechazó.

—Ella esta muerta, —Repitió Zack, —Y en el fondo sabemos que se lo tiene merecido.

Eleonora y Bettie lo miraron, estaban indignadas, esa noche les había afectado mucho, les había dejado traumas, y no se podían tomar a la ligera ese comentario.

—¿Acaso sabes la gravedad de lo que estás diciendo?, —Preguntó su novia, —No puedes andar diciendo estás cosas así sin más.

—Oh vamos, si a ustedes les hubiese importado, hubieran ido a la policía, pero no lo hicieron, ¿Saben por qué? Para salvar sus sucios traseros, ustedes dos son igual de culpables, no, son peor.

Ambas chicas lucían tristes, sus ojos, estaban llorosos; sin decir palabra alguna se fueron.

    ...

A la mañana siguiente el trío se sentía pésimo, aún no tenían muchas noticias de Rigby, y eso los asustaba.

Claro que el rumor de lo que había sucedido la noche anterior se había esparcido como pan caliente, corrían distintas versiones de lo que le sucedió a Rigby Bianchi.

Por su parte; había alguien que sufría igual que ellos, no, no pertenecía a ese cuarteto de niños ricos, pero era igual de culpable que ellos.

Marnie admiraba a aquella joven desde lejos, recordando sin pena alguna cuando aquella era su amiga, pero por supuesto nada es para siempre, y ella lo sabía perfectamente.

—¿Que le vas a hacer? —Preguntó Hyung.

—¿Yo?, Nada. —Esperara su turno, como todos, —Finalizó.

DISCÖDE© | EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora