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Une mi nombre con el de mi hermano sabrás comprender cuál mensaje te llegaré a dar, quien da compañía a sus gustos, asume la carta como la solución a lo que llama problema.

Crees que escuchas voces, no estás loco, pasa que no conseguiste lo mismo que quien respondió al ver lo que eran.

Puedes vivir para esconderse o hacerlo mal y morir como idiota.

Oye las pisadas, son los remordimientos de tu pasado, que aún puedas entender me ayuda a darte esta respuesta.

Atardecer y ves como el sol se oculta, lloras sin saber por qué, luego ves a un lado y recuerdas como el último de ellos la hizo feliz, cuando aún sin verte pensó que estaría acompañada luego de saltar y fue con sus cadenas heredadas que por última vez sufrió.

Eternos y contradictorios pensamientos, atacan sin compasión la tranquilidad, formando acciones que salen de mi comprensión.

Tribales caminos, hechos para demostrar la convicción de los que dijeron ser algo y buscan hacerlo realidad.

Das un precio a lo que marcas como tuyo sin notar la naturaleza en lo maligno de ese acto.

Amanecer acompañado de la persona a quien adoras, recordar cada momento que viviste con ella, anoche cada milímetro de su piel fue besado o mordido, el instante en que sus gemidos se mezclaron con el ambiente, descubrir en tu espalda las marcas de las heridas hechas con placer, sentir como el sudor y su pasión los hizo uno, mantuvieron la respiración dejándose llevar hasta el límite de sus acciones, olvidando que existía alguien aparte de quien estaba contigo, cediendo al cansancio, un final firmado con un beso y palabras que sin ser fichas prometen repetir este momento y hacerlo cada vez mejor.

Reírse de la adversidad cuando está sobre nosotros, sólo sucede en el momento en que no podemos luchar sin precedentes, sólo para darle a lo nuestro un mañana.

Alas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora