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Prendan fuego, hagan que huyan, no les permitan estar aquí, acaben con sus cosechas, pues no quiero que la culpa y el arrepentimiento me vuelvan su tierra extraña, donde existir.

El mundo tiene tantos criterios, como pretensiones, quizás la inexistencia de estos, nos haría iguales a nuestras verdaderas raíces.

Temen a la suerte de los jugadores, no entienden que el temor da fuerza a quienes ellos supuestamente, vencen.

¿Comerse el mundo? Empieza probando pasarte los pedazos de vidrio hechos con la arena que pisaste.

Decir: "El mañana perdonará errores"; sólo remarca el hecho de no ser capaz de vivir cumpliendo nuestras propias reglas.

No imagino pero fin que el de mi antiguo ser, no por la tortura, sino por la condena de la inexistencia.

Permítame ahogarse en la sangre que derramaron mis víctimas, rompan mi cuerpo en mil pedazos y vuelvan a armarme, hagan que los carroñeros rehagan su obra en mí, quemenme con el odio de las familias a quienes separe, pero le suplico que ella no sufra más, le ruego que eso no vuelva a pasar ni una gota más, daré mil almas, ofrezco mi cuerpo, pero no permitan que mi amada vuelva a llorar.

Cuando deba repetir su nombre será sólo en el lugar donde el vacío y tiempo se detengan, igual que cuando la vi por primera vez.

El secreto de poder ser yo? Nunca permitas que nadie conozca tu verdadero rostro.

Alas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora