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Pisadas muertas, en el suelo fértil
ojos ciegos por tanta luz,
sin habla cuando la verdad es dicha
una pérdida de poder, ante la necesidad.

Soy convertido en mercancía, pero debo sonreír, a quien sirvo me grita, yo sólo puedo reír, quien me compro súplica, yo con el fuego lo dejó ir.

Mirándome en el espejo, veo con desdicha lo que serían viejos triunfos, unos ojos que nadie observa, un rostro que todos llegan a aislar.

Quiero servir al tiempo
quiero habitar en la noche
que mi último aliento
sea un mensaje eterno en el viento.

Envidio a quienes me temen
por que algo los puede unir
en sus últimos instantes mienten
juran que en mis manos no van a morir.

La crisis consigue engañar a las masas, pues en ella las marcas son el grito de quien puede controlar.

Destrozar vidas, sólo un placer oculto bajo mi piel, otro rostro uno que pide libertad, uno que a otros pronto degollará.

No encuentro una mejor manera de describirlo sólo pienso en todo aquello que he de sufrir estando en ese lugar totalmente sólo, seré consumido sin llegar a sentir nada distinto a la angustia, no, no encuentro una mejor manera de describirlo.
F.

La única manera de tomar el control sobre una máscara es morir usándola.

Cuando se toma con gentileza el premio es en ese preciso instante que descubres un buen trabajo. En especial porque un corazón latiendo sabe mejor.

Teme a tu luz pues ella es quien da forma y propósito a las sombras.

Amante lujuriosa de gran forma y color que anochece los deseos de aquellos que no comparten el gusto por la Santa y la Diabla, ¿quién se atreve a pasar por su cama?

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2017 ⏰

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Alas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora