Sólo me pregunto por qué. Por qué este sufrimiento de tener tantos pensamientos y que nadie los entienda. Por qué no hay palabras suficientes para dar forma a lo que pasa por mi cabeza. Por qué esta frustración de que tengo muchas cosas que decir, pero no encuentro el modo de transmitirlo. Y, aunque lo encontrara, no creo que nadie fuera capaz de entender lo que realmente significa. Pero claro, puedo llegar a entender el porqué. Cuando por fin encuentras a alguien que piensa parecido a ti, aunque tengáis puntos donde no concordais, parece como si esa persona estuviera hecha para ti. Aunque, claro, nadie está hecho para nadie. Pero, es tal la compenetración, que así lo parece. En ese momento, la frustración desaparece, y da paso a la satisfacción de que alguien te entienda, aunque no encuentres las palabras adecuadas para tus sentimientos.
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Textos de una gilipollas
Historia CortaPues simplemente escribo lo que se me ocurre y ya, sin más