Capítulo 5: El sabor de la victoria

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-Ya es hora señorita.- El joven sirviente dice, abriendo la puerta de la casa, escoltándome a la carroza. El vestido de hoy es más liviano y es más fácil caminar con el puesto, eso que es más ajustado que el de ayer.

-¿Crees que dure mucho la ceremonia?- Le pregunto al joven cuando él está a punto de cerrar la puerta de la carroza. Él sonríe, mirándome con pena.

-Sí, y más si es para el nombramiento de una Lord. Yo fui con mi amo pasado, y me dijo que me desmayé al final, porque el dolor que tenía a causa de los tacones altos que ese hombre me hacía usar me lastimó la columna. Luego de eso, estuve bajo tratamiento por tres meses, y él no quería saber de mí, así que llegue aquí con su hermano. Pero ya, quizás no dure tanto este año porque El Rey se va de viaje esta tarde, así que no más tardar la ceremonia terminará al medio día.- Él me sonríe y antes de cerrar la puerta me dice, sonriendo aún: -Que tenga un buen viaje señorita.- El viaje fue largo e incómodo, cosa que ya me esperaba. Cuando llegué al Palacio ya había una multitud de personas y carrozas, así que supongo que he llegado justo a tiempo. Un mayordomo, no el mismo de ayer, abre la puerta de la carroza y me saca a jalones de la misma.

-Vamos señorita, que faltan veinte minutos y usted no acababa de llegar. Vamos, que hay que ponerla en posición.- El mayordomo dice, llevándome del brazo hacia el interior del Palacio, casi dejándome sin brazo. Me coloca detrás de una puerta cerrada, cual supongo lleva a un pasillo por el cual tendré que desfilar muy lentamente. Miro al mayordomo, esperando alguna instrucción. -Cuando te de la señal, caminaras lentamente hasta el final del pasillo, donde el Rey te nombrará Lord. Luego de eso, haces la reverencia y te sientas en la silla que te corresponde hasta que termine la ceremonia. ¿Alguna pregunta?-

-Sí, ¿cuánto tiempo dura esta ceremonia?-

-Como una hora, ya que el Rey tiene otros compromisos más importantes que nombrar a una Lord.- El mayordomo dice, su voz algo cortante. Yo solo asiento, queriendo evitar cortarle la cabeza al imbécil del mayordomo. Luego de unos momentos de espera, el mayordomo me da la señal, cual es mostrarme su dedo del corazón y mirarme mal. Las puertas se abren y comienzo a desfilar con una cara de "aquí mando pendejos". Todos me miran con asombro y envidia a la vez, y eso solo hace que yo sonría, burlándome de ellos como toda una buena perra. Las pocas mujeres que me ven me miran con alegría, pero una alegría disimulada, ya que el machismo es la raíz de este país. Una vez llego al final del pasillo, el Rey extiende su mano, cual tomo. Él deja un beso en la palma de la misma antes de guiarme hacia mi asiento, dejándome en pie.

-Buenos días distinguidos ciudadanos, en el día de hoy voy a nombrar a la señorita Rebelia Demonica Lord de este hermoso país. Por favor, traigan la corona.- El mayordomo camina por el pasillo, un cojín en sus manos, y en ese cojín, una hermosa corona. Es una diadema en verdad, pero aquí se exagera todo por ningún motivo en específico. La diadema es plateada, con gemas amatista decorándola. Es bastante simple, y para ser honesta esperaba un anillo o algo así, ya que esa es la costumbre. Detrás de él viene otro mayordomo, con una caja pequeña encima de un cojín, igual que el anterior. ¿Qué es con los cojines? El Rey toma la corona (insisto en que es una diadema) y la coloca sobre mi cabeza mientas dice: -Yo te nombro a ti, Rebelia Demonica, Lord de este país. De hoy en adelante serás mi mano derecha, y tomarás mi lugar en caso de que yo fallezca y no tenga heredero alguno. Tu palabra es final, y no se porfiará jamás, y menos mientras yo sea Rey.- Una vez la diadema está en mi cabeza, sonrío con malicia, teniendo ya el poder para liberar a este país del machismo que lo fundó. Todos en el público comienzan a aplaudir, queriendo irse ya de aquí, al igual que yo. Todos continúan aplaudiendo, aún sin darse cuenta de que había otro mayordomo con otro cojín. El Rey levanta una mano, cual hace que todos cesen en sus aplausos y lo miren con confusión. -Como lo es tradición entregar un anillo a un Lord a la vez que es nombrado, eso se realizará ahora. El anillo es pasado de generación en generación en cada familia, con la esperanza de que el heredero de cada una sea quien lo lleve, pero siempre se le hace algún cambio al mismo.- El Rey toma el anillo del cojín, y al ver el mismo de cerca, veo que es más hermoso que la misma diadema. Es plateado, con un zafiro en el centro. También tenía algo escrito por dentro, y cuando miro con atención, es mi apellido en letra cursiva color dorada. Este es el anillo de mi familia, el cual me fue negado desde que nací, pero ahora, el Rey lo desliza en el dedo índice de mi mano derecha, haciéndome la heredera de mi familia y de él. Ahora sí, la victoria es mía, y la justicia llegará a todos aquellos que la han carecido desde su nacimiento. -Levántate ahora, mi Lord Rebelia, y saluda al público como mi mano derecha y mi servidora más cercana.- El Rey anuncia, ofreciéndome su mano, cual tomo y me levanto de mi silla, sonriendo y saludando al público con mi mano libre. Luego de esto, el público comienza a aplaudir nuevamente, y aquí el Rey deja mi mano libre, cual me da la oportunidad de hacer mi reverencia hacia él, como es costumbre. El Rey y yo cruzamos miradas, y el sonríe con satisfacción, muy disimuladamente lamiendo sus labios. Yo sonrío, pero solo una sonrisa sincera, sin doble sentido. El Rey piensa que va a pasar el rato conmigo, pero no tiene idea de cuan equivocado está.

Fin del capítulo 5
Mystery Nerd2091

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