Capítulo 13: Detrás del velo

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Dos semanas después

-Puedes irte Felipe, ya es tarde y necesitas descansar.- Le digo a Felipe, necesitando estar sola. Felipe asiente y sale de mi habitación, cerrando la puerta detrás de él. Voy hacia la puerta y le pongo seguro para así evitar que alguien entrara. Me dirijo hacia el baño, donde también cierro la puerta y luego camino hacia el lavamanos, viendo mi reflejo en el espejo. Mi expresión es seria, sin ningún tipo de emoción, pero de un momento a otro la expresión cambia completamente. La seriedad se convierte en tristeza, mis ojos se llenan de lágrimas, mis labios tiemblan, mi frente se arruga y mi nariz comienza a producir mucosidad. Por más dura y testaruda que pretendo ser, por dentro soy la misma joven débil y frágil que lavaba platos y ropa en un barrio sucio y pobre. Sigo siendo esa chica sin sentido ni rumbo, un alma perdida dentro de un mar de impureza y dolor. Las lágrimas y las mucosidades manchan mi rostro, siendo símbolo de la sangre que ha manchado mis manos y mi inocencia ya perdida. ¿En que momento me convertí en esta falsedad? ¿Qué pasó por mi cabeza al querer vengarme del daño que le hicieron a mi madre? ¿Del daño que me hicieron a mi? Todo lo que sufrí, todo lo que lloré, todo lo que sangré y al final me siento igual de vacía porque no tengo por quien luchar, ¡porque nunca tuve razón para convertirme en el monstruo que soy! Me he convertido en un demonio, como lo dice mi apellido, y ya no hay marcha atrás. En silencio continuó llorando, viendo cada una de mis lágrimas bajar por mis mejillas, desapareciendo en mi boca o en mi cuello, dependiendo de la trayectoria que recorren en mi rostro mojado y deprimido.

-Eres un monstruo.- Le digo a mi reflejo. -Tu madre se debe de estar retorciendo en su tumba de puro coraje al ver en la mierda que te has convertido. Eres un monstruo Rebelia, te has convertido en lo mismo que mató a tu madre. Eres una vergüenza, nunca serás la gran mujer que tu madre fue, porque eres el monstruo que le dio muerte.- Sollozo bajando mi cabeza, y cuando levanto la mirada para ver mi reflejo en el espejo, le doy un puño al espejo, rompiéndolo en pedazos, la depresión dominando mi coraje. Por suerte no me corté al golpear el espejo, pero aún así me siento como mierda. Salgo del baño y me lanzo en mi cama, hundiendo mi cabeza entre las almohadas y perdiéndome en el mundo de la inconsciencia.

Fin del capítulo 13
Mystery Nerd2019

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