Narra Juan:
Logré huir de él...
Sin embargo, me alcanzó en menos de nada. Nunca lograré superarlo en rapidez. Me tomó de la camisa y tapó mi boca para evitar que cualquier sonido saliera de ella, nadie nos escuchará, ni a él ni a mis lamentos. Traté de zafarme mientras unas lágrimas rebeldes escapaban de mis ojos.
-No llores, cariño, esto lo disfrutarás como nadie.- Me habla al oído, con ese sucio tono.
Lame mis lágrimas. Entré en estado de pánico, sólo podía mirar hacia el sol de medio día, suplicando, quizás a las ocultas estrellas o a las aves, que me soltara.
Con manos atadas y boca amordazada, me llevó al sótano. Pol observaba desde la tercera planta espantado, y no hizo nada por mí.
Me ata a un poste en la zona más oscura y solitaria del sótano.
-Ya deja de resistirte, Juan. Jamás saldrás de aquí y sólo estarás estresado para mí. Relájate y disfruta esto, zorra.- Ese «zorra» dejó un impacto en mí.
Me quitó la mordaza. Estaba sentado en una silla frente a mí, y yo reposando en el mugroso suelo.
-¿Por qué h-haces esto? ¡¿Qué es lo que te pasa?!- Comienzo a llorar de nuevo.
-Lo hago porque te amo, sé que lo haces también. Y sino, lo harás. Estoy cansado de esperar tres años, tres malditos años a que correspondas el amor que siento por ti. Ahora, cariño mío, te tengo solo para mí.- ¿Hace tres años... yo le gustaba?
Lentamente se acercó y juntó sus labios con los míos. Cerré los ojos. El beso se tornó apasionado así que lo seguí, realmente besa bien este idiota. Nuestras lenguas comenzaron a ejecutar una pequeña batalla, sus manos comenzaron a tocar mis regulares pezones. Pero él se separó de mí ¿no le habrá gustado?
Posteriormente me quitó la camisa, estaba jadeando, la lujuria se apodera de mí y de mi vergota. Comenzó a chupar mis pezones hasta dejarlos duros y morados, no acostumbro a verlos así, normalmente son débiles y rositas, como yo.
Pero... se sentía demasiado bien...
No obstante, no iba a decirlo, no todavía. Me arrebató mis pantalones dejando a su vista mi bóxer blanco con negro y debajo de éste mi pene ya erecto, estuvo tocándolo un rato.
El placer me invadía, esa sensación... ¡quiero más! en mi mente suplicaba que me penetrara tan duro como para que me dejara inválido una semana.
-¿Te gusta torturarme?- Expresé casi gritando; lo necesitaba dentro de mí... ahora.
Mi cuerpo sudado estaba apunto de llegar al orgasmo, aunque no me haya penetrado aún.
-Así es (zorrita).- Me dijo el hijo de perra, para luego romper mi ropa interior dejando ver mi pene. Con su boca chupaba mi glande como si fuera un helado.
Gemía.
No, gritaba. Estaba seguro que nadie nos oiría, así que lo hice con todas mis fuerzas, quería demostrarle cómo me estaba haciendo sentir. No podía moverme por que seguía atado, y eso hacía que perdiera más los estribos. Unas punzadas en mi estómago me indicaban que estaba apunto de correrme...
-August... M-me vengo.- Le valió queso y siguió chupando, cada vez más rápido y me corrí en su boca. Su cara lo decía todo, el sabor seguro era muy bueno. Estuve consumiendo piña estos últimos meses, tal y como mi August (amo) había indicado.
-Va mi turno.- Dijo su puto culo.
Se quitó el pantalón y el bóxer, dejando al aire su trompa de elefante. Era muy pequeño, pero no quería reducir su autoestima por mi expresión facial, así que actué sorprendido. No mediría más de trece centímetros, pero estaba firme y erecto, punto a favor, supongo.
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Un secreto en el sótano (Amor eterno)
Любовные романыDos chicos enamorados van a un curso de tecnología y descubren su gusto por el otro, una historia para nada repetitiva, simple y cliché. NUNCA antes vista. Tiene culos y penes ¿qué más puedes pedir? ¿Te atreves a leer este no calenturiento fic yaoi?