Capítulo 7

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—¿Y ese equipo que comparte nuestra preocupación, es confiable?– Pregunto

—No se si todos los sean pero en dos o tres de ellos puedo confiar plenamente, están tan comprometidos en esto como yo — Respondió Mateo — Mi amigo Tomás es especialista en Explosivos, surgió de él la idea de atacar el núcleo central del sistema con una explosión de gran magnitud

Así fue como conformamos un equipo de cuatro personas donde me incluía por considerar que era lo mínimo requerido para ejecutar el proyecto que emprendíamos con dedicación, a riesgo de nuestras vidas.

Nos reuníamos con regularidad en nuestra casa para planificar minuciosamente los detalles de aquel plan, no podíamos dejar nada al azar. El consorcio al cual nos enfrentaríamos era fuerte, poderoso, y sobretodo peligroso. Adicionalmente desconocíamos a cuantas o a quiénes afectaríamos en sus intereses.

—¿Estas seguro de querer continuar con esto, Mateo? — Le dije a mi hijo

—Si, papá. Fueron los principios que tu sembraste en mi conciencia, luchar por lo que consideramos justo sin importar el costo o el riesgo que implique. En este caso, mi sacrificio en bien de la humanidad es un honor, no hay vuelta atrás. Si bien entiendo que lo que vamos a hacer no impedirá que tarde o temprano la tecnología se imponga. Por lo menos lograremos frenar el avance de este proyecto de dominación algunos años, con la esperanza de que surja algo que logre frenar la ambición del hombre y corrija su rumbo, tal que no llegue a la autodestrucción.

—Si, hijo. Al destruir las instalaciones no los detendremos de manera definitiva pero le daremos al mundo un margen de tiempo antes de que llegue a la esclavitud y tal vez pueda corregir el rumbo — Rectifiqué

Continuamos reuniéndonos hasta afinar todos los detalles, mi esposa nos observaba sin intervenir. Creo que esta vez aprobaba nuestra decisión.

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