25 | Aturdida

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Después de mi última clase antes de la hora de la comida me dirigí por los grandes pasillos colmados de gente hacia el comedor. Sentía la cabeza menos abombada que a primera hora de la mañana pero aún me dolía todo el cuerpo a culpa del cansancio.

Me sentía aturdida aunque no sabría asegurar si era por el alcohol o por el beso de Cayden. No quería pensar demasiado en lo que había sucedido porque me asolaba un gran sentimiento de culpabilidad. ¿Que habíamos hecho? ¿Había sido aquello correcto teniendo en cuenta nuestra circunstancia y nuestro recorrido?

Aún así y por muy tonto que pareciese tenía la sensación de estar en una nube desde el mismo momento en el que posé ayer los labios sobre los de Cayden. Sin lugar a dudas no estaba arrepentida de lo que sucedió aunque no quería pensar demasiado en que sentirá Cayden al respecto. Me sentía demasiado confundida como para ser capaz de prestar atención en clase. ¿Qué significaba que Cayden y yo nos besásemos ayer? ¿Cambiaría aquello todo? Sentía como una retahíla de preguntas se formulaban en mi cabeza de forma continuada.

Sin dudas nos dejamos llevar por el momento. Irónicamente podíamos volver a culpar al alcohol de lo que había pasado. Pero ¿Y si no podía culpar únicamente al alcohol por lo que hice ayer? El gran dilema era como debía tratar a Cayden después de aquello ya que no quería que nuestra relación retrocediese o cambiase a culpa de lo ocurrido ni mucho menos.

Ayer al llegar a casa todo fue un desastre: Mamá me esperaba furiosa y cansada en el sofá, me recriminó el hecho de no contestarle las llamadas, mentirle y hacerla esperar hasta altas horas de la noche sabiendo que debía ir a trabajar al siguiente día temprano. Josh apareció también en escena y le dirigió a Cayden una mirada que le culpaba de lo sucedido (porque realmente él había sido el culpable aunque yo no llegase a admitirlo en voz alta).

Mamá se dio cuenta de que estaba un poco borracha, aunque a esas alturas me sentía mas borracha por el beso de Cayden que por otra cosa. A partir de ahí llegaron los castigos y las miradas cargadas de incredulidad (al menos por mi parte, claro). Aparentemente la preocupación que tenía Cayden por que mi madre advirtiese mi borrachera desapareció completamente. Solo quería irse a dormir, como repitió varias veces.

Me desperté esta mañana con un fuerte dolor de cabeza y me tomé una pastilla a escondidas de mamá para no darle la razón en eso de haber estado borracha por obvio que fuese. Cayden no bajó a desayunar, ni siquiera asistió a clases a pesar de la insistencia de Josh por que fuera. Fui en coche con él y Adler. Aunque Josh estuvo bastante callado, Adler alegró el corto momento contando que aquella noche había soñado con un león con la melena de colores que comía caramelos de café.

Iba tan modo zombi con la comida en la bandeja por el comedor que tardé unos minutos en darme cuenta que Logan me llamaba y agitaba la mano para que me acercase desde una de las mesa donde estaban también los demás amigos de Cayden. "Al contrario que Cayden son chicos responsables y asisten a clase" pensé de manera fugaz. Me acerqué hacia ellos intentando no derramar la comida que tenía sobre la bandeja.

—Buenos días—Me sonrió Logan llevándose una patata frita mojada en ketchup a la boca. Señaló nuestra comida con las cejas—Hoy tenemos buena suerte—dijo refiriéndose a la hamburguesa, yo asentí sin soltar mi bandeja.

—Vaya ojeras, Hester—bromeó Ethan a la izquierda de Logan, dejando su teléfono móvil sobre la mesa, centrándose en mi persona.

—No es que nosotros tengamos mejor cara que ella, colega—con ironía Logan le chocó el hombro a Ethan. Parecían cansados, pero, no tanto como yo, debían de tener algún elixir de la vida que les revivía después de cada fiesta.

—¿Cayden...?—preguntó Derek frente a Ethan, limpiándose la boca con la servilleta. El simple hecho de escuchar la mención de su nombre hizo que miles de cosquillas atormentaran mi cuerpo.

La noche que coincidimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora