La noche que coincidimos.

9 | Hermano

Josh abrió la puerta de la casa sosteniendo con el brazo izquierdo las dos cajas que estaba llevando mientras mamá y yo esperamos a su espalda cargadas con otras dos cajas. Al entrar Adler que estaba sentado en el sofá dio un salto y se puso de pie sobre el sofá para observarnos. Al vernos bajó de un salto haciendo que Cayden frunciese el ceño molesto. El pequeño se acercó a nosotros corriendo y el mayor nos ignoró como de costumbre.

—¡Papi!—Adler saltó sobre su padre como si tuviese un resorte en el trasero, Josh, ágil, lo cazó al vuelo. Se abrazó al cuello de su padre y este besó su cabeza y le colocó la mano sobre la espalda de para sostenerlo. Por el rabillo del ojo vi como mamá observa la escena con ternura y a Josh con devoción a partes iguales: Está completamente enamorada de este hombre, indudablemente.

—Hola campeón ¿Cómo has dormido?—le preguntó Josh a su hijo cuando este apartó finalmente la cara de su pecho para mirarle mientras que a la misma vez le apartaba con una mano el flequillo para poder verle la cara mejor. El pequeño sonrió con suavidad. Por unos segundos imaginé a un pequeño Cayden actuando de la misma forma con Josh, cosa que me hizo guiar mis ojos hacia él para verle observando la pantalla de la televisión con el ceño fruncido.

—Bien—le dijo Adler con obviedad. Josh acarició su pelo y pellizco el trasero de forma cariñosa haciendo que este se bajase de sus brazos de un salto

—¡Hola Elena!—Adler se dirigió a mamá acomodándose la ropa. No podía dejar de pensar que era un pequeño hombrecito en miniatura. Antes de que mamá pudiese contestar volvió a abrir la boca—Estás muy guapa hoy—le dijo juntando sus manos y apretándolas levemente mientras le sonreía. Mamá río y se agachó.

—Tú estás guapo siempre—le respondió pasándole el pulgar por la nariz en un gesto cariñoso. Adler sonrío de oreja a oreja, aparentemente orgulloso de haberse conseguido a mamá una vez más.

Nos adentramos en la casa mientras escuchaba a Adler decir cuanto me había extrañado durante la hora y media que había estado fuera de casa. Una vez en el salón Josh se quedó mirando a Cayden para después observar la tele, parecía estar sopesando sus palabras. Cayden no despegó su mirada de la pantalla de la televisión. Su actitud empezaba a cansarme, parecía un crío enfadado. Josh finalmente se decidió por ponerle una mano sobre el hombro con delicadeza.

—¿Qué estás viendo?—le preguntó intentado entablar conversación, todos miramos expectantes, a la espera de la reacción de Cayden.

—Eres profesor de gimnasia ya deberías saber lo que es el futbol—le contestó cortante. Increíble. La media sonrisa de Josh se desvaneció y sentí lástima por él, no se merecía que le tratase así. Este apartó la mano de su hombro y se rascó la nuca. Adler frunció el ceño ante el comentario de su hermano.

—¡Papá si sabe lo que es el fútbol! ¡Ya sabes que le gusta mucho! ¿Porqué eres tan malo?—enfadado, se cruzó de brazos. Esta vez Cayden si giró levemente la cabeza para poder mirarle con cara de pocos amigos.

—Callate mocoso—gruñó desinteresado volviendo a mirar la televisión.

—Basta, basta—Josh intentó poner paz entre sus hijos antes de que se desatase lo que sería la tercera guerra mundial. No dejaba de sorprenderme la manera en la que el pequeño de cinco años le plantaba cara a Cayden, como si no le diese ningún miedo. Mama se separó de mi lado y se acercó levemente al sofá. Josh y yo la miramos, yo negué levemente.

—Buenos dias Cayden—mamá le sonrió con sutileza pero Cayden no levantó la cabeza de la televisión, ni siquiera le respondió.

Josh tomó aire, fue a abrir la boca para decirle algo a su hijo pero mamá le miró y negó, Josh le lanzó una mirada de disculpa y mamá agitó la mano en el aire para restarle importancia. Me di cuenta de que estaba apretando los puños cuando los dedos empezaron a dolerme y abrí las manos de golpe. Yo era una persona tranquila pero desde que había conocido a Cayden no había un día que no me cabrease por su culpa.