5 | Profesor

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—Por motivos personales, Jeremiah, el antiguo profesor de gimnasia se ha tenido que ir a dar clases a otro centro escolar, por lo tanto seré vuestro nuevo profesor—miré fijamente al nuevo profesor lamentándome para mis adentros y haciéndome consciente de que la desgracia y la desdicha me perseguían en cuanto escuché las palabras del profesor Haggard.

Sí, el mismo Haggard que sale con mi madre y que dentro de poco será mi padrastro. Zoe Smith me miró con su típica cara de asco, yo por mi parte intenté ignorarla mirando al suelo. Si, Zoe y yo jamas nos habíamos consentido aunque debo confesar que Zoe no se lleva bien con nadie, yo simplemente soy uno de sus muchos blancos.

Nuestra dinámica desde la primaria es la siguiente: Zoe siempre me soltaba algún comentario hiriente cuando andaba cerca suya y yo simplemente me limito a ignorarlo, creo que es la mejor actitud que puedes adoptar ante los comentarios sin sentido de una persona problemática como ella. Vi como la rubia de bote avanzaba entre la multitud, que se había arremolinado en el gimnasio escuchando a Josh hasta llegar hasta mi y golpearme el codo con el suyo de forma delicada.

—Te creía más puritana pero veo que Cayden ha sacado tu lado más salvaje—dijo sin intenciones de que la conversación quedase entre nosotras como de costumbre, era demasiado evidente que hoy quería que el señor Haggard se enterase de lo que había sucedido entre Cayden y yo.

Como cada día de su existencia, no podía vivir si dejarme en ridículo ante todos. No, no esperaba que Zoe se olvidara tan rápido de lo ocurrido con Cayden, de hecho no creo que lo olvide jamas, creo que tendré que acarrear con ello sobre mi espalda lo que me queda del año y hasta que salga del instituto.

Algunos de mis compañeros de clase balbucearon entre ellos y miraron al señor Haggard, si, parece que todos estaban enterados de que el padre de Cayden Haggard iba a sustituir al maestro de gimnasia. Todos menos yo, como de costumbre. Josh fulminó a Zoe con la mirada.

—¿Puede dejar de molestar a la señorita Millar?—preguntó un Josh muy distinto al simpático hombre que había conocido en la cena desastrosa. Miró fijamente a la rubia que tenia mi lado, Zoe le sonrió cínicamente. Apuesto la cabeza a que le va a soltar algunos de sus comentarios "divertidos".

—¿Sabe que Cayden se acostó con la señorita Millar estando borracha?—preguntó.

Mi corazón se encogió y tuve que pellizcarme el brazo para contener las ganas que tenia de saltar sobre ella y arrancarle hasta el último pelo de esas perfiladas cejas amarillas. A veces tenía que recordarme que no la expulsaban debido a la generosa cantidad que su padre aportaba al Bluesee cada año y que no era más que un pago por el mal comportamiento de su hija.

Todos se callaron de golpe, nadie fue capaz de levantar la voz tras aquello. Una nueva y diabólica imagen de yo ahogando a Zoe con mis propias manos pasó rápidamente por mi conciencia. Se vio claramente como Josh se mordió el interior de la mejilla y apretó el silbato que colgaba de su cuello.

—Primero. ¿Pretende usted aprobar mi asignatura, señorita Smith?—preguntó mirándola de manera gélida, recordándome a como Cayden miró a Adler el otro día en la cena. Algo me decía que Josh debía de saber la relación insana que existía entre la arpía que tenía en frente y su hijo y por ello conocía su apellido. Zoe abrió la boca para contestar pero Josh habló nuevamente y la interrumpió

—Y segundo...¿Tan aburrida es tu vida como para que tengas que inmiscuirte en la de mi hijo?—su tono duro y autoritario me hizo temblar hasta a mi. Por un momento entendí de donde había sacado Cayden su capacidad para intimidar. Algunos se rieron por lo bajini al escuchar las directas palabras que el profesor le dirigió a la anfitriona del instituto, en cambio, Zoe que no parecía tan divertida agachó la cabeza completamente abochornada.

Por mal que este disfrutar de las desgracias ajenas no pude evitar que una pequeña sonrisa se dibujase en mi rostro. Sí, Zoe Smith, esta vez he ganado yo, por una vez en la vida, la gracia te salió mal.

—No me vacile, señorita Smith—le espetó Josh, ella asientió levemente, lo cual me sorprendió ya que no solía mostrarse sumisa ante las riñas de los profesores.

—¡Ahora, todos a correr durante cinco minutos! Tú corres cinco minutos más Zoe, por pasarte de graciosilla—ordenó. La chica hizo una mueca de frustración e hizo rechinar sus deportivas contra el suelo al empezar a correr.

Todos la imitamos de inmediato, dando vueltas al rededor de la pista de fútbol, hasta que una de las veces que pasé junto a Josh este me llamó. Mi corazón se aceleró levemente. No le había visto desde que salí corriendo en mitad de la cena. ¿Que querrá? Caminé hacia él con lentitud y un tanto avergonzada puesto que no se como debería tratarle, ¿Cómo a mí futuro padrastro o como a mi profesor de gimnasia?

—Hester—habló cuando estuve junto a él—Siento lo que paso en la cena, Adler no entendía la gravedad de lo que decía, de verdad, perdónale—me pidió con confidencialidad. Su voz suave no tenía nada que ver con la tensa de Cayden.

Asentí rápidamente apartándome el pelo de la cara casi de un manotazo. Sí, realmente no creo que el crío tuviese intención de crear un ambiente desagradable, pero fue lo que consiguió. No fue demasiado agradable que un chico de unos cinco o seis años que además será mí futuro hermanastro, me recuerde delante de mí también futuro padrastro y de mí madre, que me encontro desnuda en la cama de mí otro hermanastro.

Pero claro, no culpo al niño, el sólo dijo inocentemente lo que vio aquel día, al que realmente culpo es a su hermano, a Cayden Haggard. Él es el verdadero culpable de todo esto.

—Claro, no importa, señor Haggard—dije con rapidez, deseando que esta conversación acabase lo más rápido posible. El negó al escucharme, dubitativo.

—Llámame Josh—asentí y decidí volver a comenzar a correr cuando el volvió a hablar.

--Ah, por cierto...De verdad te ruego que aceptes venir a la boda, puesto que tú madre me ha dicho que no tienes intención de ir—Su tono de voz parecía realmente triste.

Entiendo que a mamá y a él les gustaría que todo fuese de perlas y que fuésemos una familia unida y feliz, cosa que dudo que ocurra, culpen a Cayden por ello.

Volviendo al tema principal, si, le dije a mamá que pasaba de la boda, se que es egoísta pero realmente no tenía ninguna intención de verle la cara a Cayden por gusto, al menos hasta que tengamos que irnos a vivir a casa del señor Haggard.

Quizás si no hubiese pasado todo esto de Cayden y su maldito vídeo, todo me hubiese resultado más ameno. Si, volviendo por segunda vez al tema principal, pensaba no ir a la boda, pensaba quedarme en casa enfundada en mi caliente pijama de koalas mientras que veía alguna película y me ponía hasta arriba de palomitas y nachos, pensaba disfrutar las últimas horas que me quedaban en casa a solas, pensaba disfrutar las últimas horas en las que podría estar tirada en un sofá con un pijama ridiculo sin sentirme ridícula, pero...¿Como puedo ausentarme ahora si me lo pide él? ¿Le puedo decir a mí profesor y futuro padrastro que no iré a su boda?

Quizás decida suspenderme la asignatura si me niego a ir aunque bueno, no pensaba aprobarla de igual manera.

—Hester, Cayden no se acercará sí es lo que lo deseas, ya he hablado con él sobre esto—intentó tranquilizarme. Le miré durante unos segundos a los ojos y después asentí. Mis compañeros de clase han dejado ya de correr, todos excepto Zoe y todos parecen estar interesados en la conversación que Josh y yo estamos manteniendo.

Realmente interesados.

Cohibida por la intensa mirada de Haggard y por mis demás compañeros de clase asentí.

—Si, iré señor Haggard, no se preocupe por Cayden—negué tras lo que él me regaló una pequeña sonrisa.

—Gracias Hester, puedes volver con los demás.—Si, realmente la mala suerte me perseguía, lo que realmente me preguntaba es cuándo se ira.

La noche que coincidimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora