Dulce se sobresaltó al oír el teléfono, como le ocurría desde esa horrible noche. La noche en la que murió su padre.Suspirando dejó en el fregadero el plato que estaba lavando y rápidamente se secó las manos, antes de coger el móvil de encima de la mesa de la cocina. Descolgó poniéndose e lteléfono al oído— ¿Diga?— ¿Señorita Espinoza? — preguntó una voz poco amistosa de hombre.Ella tembló y se sentó en una silla derrotada antes de contestar— Sí, soy yo.—Soy James Thompson. — dijo levantando la voz— ¿Le suena mi nombre? —preguntó con ironía.—Sí, el del banco.—Exacto. Le recuerdo que tiene hasta el día treinta de este mes para realizar el pago pendiente o sino tendremos que iniciar acciones legales para embargar su casa. —el labio inferior de Dulce tembló escuchándole, pues se sentía humillada — ¿Tiene pensado realizar el pago?—Le puedo asegurar que no hay nadie en esta ciudad que tenga más interés en realizar un pago que yo. ¡Así me quitaría a gentuza como usted de la chepa!— ¿Cómo se atreve? ¡Estoy harto de intentar comunicarme con usted!— ¡Mi padre pidió cien mil dólares y sólo quedan por pagar veinte! ¿Acaso cree que no quiero pagarlos? Estaría encargada de saldar esa deuda, pero ocurre que mi padre ha fallecido, ¿sabe?—Lo sé muy bien. — dijo molesto — Y usted y su hermano ahora son responsables de la deuda. No es culpa mía que no haya conservado su trabajo. Esto son negocios.— ¡Negocios! ¡Y una mierda! — gritó fuera de sí— ¡En cuanto se enteraron en la fábrica que mi padre había fallecido, me despidieron! ¡Y lo hicieron precisamente por este maldito pago, porque el dueño quiere los terrenos y espera comprarlos en la subasta! ¡Sois unos carroñeros de mierda, que sólo os aprovecháis del mal ajeno!— ¿Me está acusando de algo?La burla de su voz hizo que se sintiera impotente y sus ojos se llenaron de lágrimas.Carraspeó porque lo que menos quería era que ese hombre la oyera llorar— Tengo hasta el día treinta. Eso son veintiún días. ¡Hasta entonces, deje de molestarme! ¿Me ha entendido,buitre asqueroso? — gritó antes de colgar.Tiró el teléfono sobre la mesa y apoyándose en la mesa se tapó la cara con las manos llorando de rabia. Y al cerrar los ojos, la cara de su padre sonriendo apareció en su mente.Una noche ella estaba dormida en su casa del pueblo cuando el teléfono sonó. El sheriff le comunicó que su padre había fallecido de un infarto. Al parecer se encontró mal a mitad de la tarde, pero en lugar de ir al médico, esperó a terminar la jornada de trabajo para que le atendieran. Se desmayó en cuanto entró en la consulta del médico y ya no despertó nunca. Dulce, que se acostaba muy temprano porque entraba en la fábrica en el turno de noche, no se lo podía creer. Parecía que su padre viviría para siempre y que se hubiera ido,había sido un golpe durísimo para ella y para su hermano Simon.Su hermano estaba en la universidad y cuando enterraron a su padre, ella casi le tuvo que obligar a que volviera y siguiera estudiando. Le había asegurado que ella se encargaría de todo. Pero cuando fue a hablar con el abogado, se dio cuenta en el pozo que estaban metidos. Su padre había pedido un crédito de cien mil dólares, seguramente para pagar la universidad de su hijo del que estaba tan orgulloso. Dulce sabía que estaban obligados a hacer frente a ese pago y despidió a dos de los peones, dejando únicamente a Bill, a quien conocía de toda la vida y que era como de la familia. Siguió trabajando en la fábrica y después de trabajar como una mula durante dos semanas, pues tenía que hacer el trabajo en la fábrica y después cuando llegaba a casa el de la granja, se encontró despedida. Al pedir explicaciones, el encargado le dijo en confidencia que había oído rumores sobre que el dueño de la fábrica de piensos quería sus terrenos para ampliar debido a la demanda. Ella sabía que el señor Michaels y el director del banco eran muy amigos. Dos más dos son cuatro, así que todo estaba más que claro.Estaba agotada de tanto trabajar y no sabía si podría conseguir el dinero. Seguramente no, porque tenía que recoger el maíz, pero el precio de los cereales había caído en picado.Para el pago final de veinte mil dólares, le faltaban quince mil. Suspiró apartando las manos y limpiándose las lágrimas porque llorando no llegaría a ningún sitio. Se recogió sus rizos pelirrojos en una cola alta y se levantó de la silla dispuesta a terminar de lavar los platos.Tenía que ir a vender los huevos a la pastelería y tenía que estar allí antes de las tres. Sus ojos almendra enrojecidos de tanto llorar, miraron el reloj de la cocina. Le quedaba una hora.Escuchó que se abría la mosquitera de la puerta de la cocina y forzó una sonrisa—¿Ya has acabado con la valla? —Bill dejó la cesta de los huevos sobre la mesa de la cocina y sonrió de verdad— Gracias. Iba a ir por ellos ahora.—No puedes seguir así, Dul.El amigo de su padre la miró con pena y Dulce se volvió apoyando la cadera en el fregadero. Bill se acercó y le acarició la mejilla— Mi niña. No tienes que llevar sobre tus hombros el peso del mundo. Si tienes que llamar a Simon para que eche una mano...—No. Él tiene que seguir estudiando. Si tengo que perder la casa, pues la ponemos ala venta.—Puede que sea lo mejor. —Bill apretó los labios y ella sintió pena por él. Aquel era su hogar y ya tenía sesenta años. Nadie le contrataría. No podía dejarle en la calle.—No te preocupes. Si vendo la casa, te vendrás a vivir conmigo. — le abrazó por la cintura pegándose a él.Bill la abrazó suspirando— No, niña. Debes seguir tu camino y yo el mío. Si vendes la granja, buscaré otra cosa hasta la jubilación. No es responsabilidad tuya.—Necesito una manera rápida de encontrar dinero. La recogida del maíz no creo que llegue para el plazo.Bill la apartó por los hombros para mirarla a los ojos— No estará a tiempo. No ha madurado como debe.Ella gimió apartándose y su amigo se pasó una mano por su pelo blanco preocupado por ella.— Entonces tendré que vender la casa. —dijo derrotada — Pero dudo que alguien mela compre en veinte días.Fue hasta la ventana y miró al exterior. Los extensos campos verdes estaban plagados de flores silvestres. Algo raro en esa zona de Texas a principios de abril. Normalmente hacía más calor. Pensó en otra cosa que pudiera vender. Al mirar la camioneta, que era una auténtica antigualla, hizo una mueca— ¿Daisy puede considerarse un clásico?Bill se echó a reír— Es de los sesenta. Igual hay algún chiflado que te la compra.La cogió por los hombros mientras ambos miraban por la ventana—Debería investigar por Internet.—Claro, niña. Ahora vete al pueblo a llevar los huevos mientras yo limpio el establo.—Ya le haré yo cuando vuelva. Duerme la siesta. Últimamente no lo haces nunca.Bill le guiñó un ojo—Es que no lo necesito.—Mentiroso.Su amigo se echó a reír yendo hacia la nevera— ¡Ni se te ocurra coger la tarta de chocolate! — dijo Dulce sin mirarle y cogiendo la cesta de huevos.— ¡Niña! ¿Ves por la nuca?—Pues sí. — respondió yendo hacia la puerta principal.Mientras conducía hacia el pueblo apretó el volante, porque la verdad es que cuando se había enterado de la deuda su primer impulso había sido vender la granja, pero luego pensó en su hermano y en Bill. Su hermano regresaría a la granja en cuanto terminara sus estudios de ingeniero agrícola. Y Bill ya era mayor, así que rechazó la idea de inmediato.Su hermano tenía muchos planes para la granja, pues tenían muchas tierras productivas y ella quería que cumpliera su sueño. Se había esforzado mucho para sacar buenas notas para ir a la universidad y no quería que volviera para convertirse en un peón para otro. Dulceapretó los labios. Tenía que conseguir dinero. Como fuera.Cuando llegó al pueblo aparcó ante la pastelería y sonriendo a señora Smith se bajó—¿Cómo te va Dul?—Muy bien. — dijo cogiendo la cesta. Lo que menos necesitaba era comentar sus problemas con la cotilla del pueblo —Voy a ver a Frankie.—Oh, esa niña tiene unas manos maravillosas. Le encargué la tarta de cumpleaños del pequeño Matti y le hizo una de Bob Esponja. Le encantó. —dijo hablando de su nieto,que era un pequeño monstruo que siempre le sacaba la lengua cuando la veía.—Sí, hace unas tartas muy bonitas. — dijo intentando franquear a la mujer para entrar en la pastelería.—Me han dicho que estás un poco deprimida. — dijo cogiéndola por el brazo— No debes desesperar. Estamos pensando en hacer una colecta en la Iglesia para vuestra familia.— Dulcepalideció al escucharla, sintiéndose humillada— Seguro que os vendrá bien.—No lo necesito, muchas gracias. — respondió molesta soltando su brazo— Y le agradecería que se metiera en sus asuntos.Se volvió dejando a la mujer con la boca abierta y entró en la pastelería furiosa.Frankie estaba tras el mostrador dando un café a un cliente y en cuanto la vio le hizo un gesto con la cabeza para que entrara en la cocina.Dulce lo hizo susurrando —Buenas tardes, Frankie.—Hola, Dulce. — respondió muy seria dando la vuelta al cliente—Enseguida estoy contigo.En cuanto entró, dejó la cesta sobre la mesa de acero inoxidable y cerró los ojos tomando aire. Ahora la señora Smith la pondría verde, pero le daba igual. Si por ella fuera,se largaba de ese pueblo a toda leche. Estaba harta de que todo el mundo se metiera en lo que no le importaba y en ser la comidilla de las meriendas. Pobre Dulce, pero si hubiera estudiado no le pasaría esto. PobreDulce, si estuviera casada con Roy no le pasaría esto.Pobre Dulce, si su padre no hubiera muerto...Estaba hasta el gorro de oír esos susurros cada vez que se encontraba con alguien.Su amiga le acarició la espalda y se sobresaltó girándose. La miraba con pena— Por favor, tú no me mires así o voy a gritar.Frankie sonrió— Muy bien. Me he enterado de algo que puede que te interese.El ayudante de Frankie entró por la puerta de atrás y su amiga le hizo un gesto con la cabeza moviendo uno de sus mechones negros —Ponte en la barra un rato.—Bien, Frankie. — dijo el chico saliendo a toda prisa poniéndose el delantal.Dulce se sentó sobre la encimera de acero— Muy bien ¿Qué pasa? ¿También te has enterado de la colecta de la Iglesia?Los ojos negros de Frankie se oscurecieron de rabia— Menudas cotillas. No tenías que haberte enterado. Nadie quiere que lo veas como una limosna.—Es lo que es. Así que no sé por qué no debo verlo así.—Tus vecinos te quieren ayudar. Eso es todo.— ¿Y van a conseguir quince mil? — preguntó irónica cogiendo un bombón de chocolate de la estantería que tenía a su derecha.—Ni se te ocurra.Al ver la cara de Frankie, entrecerró los ojos maliciosa— ¿Los tienes contados? — se lo acercó a la boca.— ¡Dulce! ¡Son para la boda de Margie!Dejó caer los hombros y lo volvió a dejar en la estantería — Vale.Frankie fue hasta otra estantería y cogió una bandeja de galletas. Dulce sonrió guiñándole un ojo— Eres la mejor.—No te infles, que luego no trabajarás nada.Ella cogió una galleta y se la metió en la boca. Con la boca llena dijo—Están muy buenas.—Lo sé. —se cruzó de brazos— Ahora céntrate, que lo que te quiero decir es muy importante.Frunció el ceño— ¿No era lo de la colecta?— ¡Te acabo de decir que no te tenías que enterar de eso! ¡Céntrate!—Vale. — asombrada miró a su amiga que estaba muy preocupada— Suéltalo.—Te puedo prestar...Negó con la cabeza— Ni hablar. Tenías planes para ampliar la pastelería. No cogeré tu dinero.—Sabía que dirías algo así, por eso te voy a contar lo que me ha dicho una clienta.— ¿Una clienta?—Sí, es de Mortfield. Vino a encargar su tarta de boda.— ¿Vienen desde cien kilómetros a encargar una tarta?— ¡Soy la mejor del contorno!—Vale, estás un poco de los nervios, ¿no?9—Es que esto es muy fuerte y quiero que me escuches atentamente.La miró a los ojos viendo que estaba preocupada y dejó la galleta que estaba comiendo— Muy bien, suéltalo.—Hace un año esa mujer necesitó dinero. Mucho dinero. —dijo mirándola fijamente.—Entiendo.—Esa mujer vio un anuncio en el periódico y llamó.— ¡No me voy a meter a puta!Frankie le tapó la boca— ¿Estás loca? Te van a oír. — susurró enfadándose.Le cogió del brazo para apartar su mano— Vale. ¿No es de puta?— ¡No! Es hacer algo por otras personas para ayudarlas.—No entiendo nada de lo que estás diciendo. Como no te aclares...—Esa mujer llamó a una clínica reproductiva.Dulce entrecerró los ojos— ¿Una clínica? ¿Para qué?Frankie levantó las manos al cielo como si pidiera ayuda— Mira, ¿tengo que deletreártelo?—Como no te expliques... ¡Tía, hablas en clave!—Esa mujer recibió cincuenta mil dólares por ser vientre de alquiler. — Lini abrió los ojos como platos—Sólo tuvo que hacer que el niño de esas personas naciera. Es una causa solidaria.— ¿Solidaria? ¡Y una mierda!—Piénsalo bien. Conseguirás el dinero porque te darán un adelanto y podrás pagar la deuda. ¡Con lo que te sobre puedes hacer mil cosas! ¡Cambiarás tu vida y la vida de esas personas dándoles lo que más quieren!La miró horrorizada— ¿Estás loca? ¡Sentiré a ese niño dentro durante meses para después tener que entregarlo! ¡No puedo hacer eso!— ¡No sería tu hijo! Es el niño de otros. Tú eres como una incubadora.— ¡Lo llevaré dentro, Frankie! ¡Para mí sería como mi niño, no el suyo!Frankie apretó los labios— De todas maneras, hay que pasar unas pruebas sicológicas y seguro que no las pasarías si piensas así.Dulce sonrió— Me parece muy valiente hacer algo así y estoy segura que esas mujeres se merecen cada céntimo que les dan, pero no creo que fuera capaz de llevar un bebé dentro y después darlo.— Es que me parecía una manera de solucionar el problema de ambos. De esa pareja y el tuyo. — dijo su amiga sonriendo con tristeza— Era como si os ayudarais mutuamente.Tú traerías al mundo a su hijo y ellos solucionarían tus problemas de dinero. Dulcefrunció el ceño porque visto de esa manera era incluso como hacerse un favor mutuamente — No sería un negocio.— ¡Por supuesto que no! — dijo su amiga indignada— ¡Tú les harías un favor todavía mayor que ellos a ti, que sólo te darían dinero! Tú serías mil veces más generosa porque les darías un milagro. Son ellos los que sentirían agradecidos. Eso te lo aseguro. Dulce pensó en ello y puede que tuviera razón. Ella ayudaría a una pareja que padres y ella ayudaría a su familia. Pero todo lo que iba a sentir... ¡Por Dios, era traer un niño al mundo! ¿No se sentiría como su madre? ¿No lo sentiría como algo suyo?—Mira, piénsalo. — su amiga sacó un papel del bolsillo del delantal —Aquí tienes el nombre de la clínica y del despacho de abogados que llevan estos asuntos.Dulcenegó con la cabeza— ¿Y qué diría todo el mundo? —se avergonzó intensamente— ¿Qué pensarán de mí?Frankie le cogió la mano poniéndole el papel en la palma y se la apretó mirándola a los ojos— Nadie tiene que enterarse de nada. Cuando llegue el parto desapareces y puedes decir que lo has perdido.—Madre mía. — dijo angustiada— No puedo mentirles a todos.—Pues di la verdad si quieres. Nadie tiene derecho a juzgarte. El padre Mathew está de acuerdo conmigo y te apoyaría en todo.Dulce abrió los ojos como platos— ¿Se lo has preguntado al padre Mathew?— ¡Está de acuerdo con la reproducción asistida! ¡Así que le he preguntado que opinaba de los vientres de alquiler!— ¿Y qué te ha dicho? ¡Sí, dile a Dulceque puede parir al hijo de otros!—Ha dicho que dar vida es un milagro y dar un regalo así, es lo más generoso que puede hacer nadie.La miró extrañada— ¿En serio ha dicho eso o te lo estás inventando para animarme?Frankie jadeó indignada — ¿Y cuándo te he mentido yo?—Espera que empiezo. Cuando con seis años me dijiste que Roy estaba loco por mí y cuando yo le di un beso, se echó a llorar a moco tendido diciendo que era asquerosa.— ¡Te estaba animando!— ¡Cuando tenía catorce dijiste que Roy estaba loco por mí de nuevo y volví a intentarlo, para me dijera que era gay! ¡O cuando dijiste que mi vestido verde fosforito dela graduación era precioso!— ¡Repito, creía que le gustabas!— ¿Cómo crees que el cura ha dicho eso?— ¡Lo ha dicho! ¡Lo juro!Cuando vio como su amiga se llevaba una mano al corazón, empezó a creérsela.— ¿No me mientes para animarme?Frankie suspiró— No. Mira, eres como mi hermana y temo por tu futuro. Con el dinero que te sobre, puedes poner una tienda en el pueblo en cuanto Simon vuelva de la universidad. — los ojos de Dulcebrillaron, porque siempre había querido poner una tienda de ropa — Imagínate. Toda tu vida cambiaría y podrás ser independiente. Piénsalo. Sé que es algo muy fuerte, pero tienes que verlo como que vas a hacer un milagro para otras de otra manera nunca verían la carita de su hijo.—Frankie, ¿hay pastas de anís? Aquí ya no quedan. — preguntó su ayudante desde la tienda.—Sí, ya voy. Espera que seguimos hablando de esto. — fue hasta una estantería y cogió una bandeja antes de salir. Dulcese quedó mirando el suelo de linóleo blanco, mordiéndose el labio inferior y abrió la mano para ver la hojita doblada en la palma de su mano. Igual debería pensarlo seriamente. Como lo veía Frankie, no era mala idea. Había sido una idea pésima. Pensó nerviosa apretándose las manos, sentada en la sala de espera donde había otras cinco mujeres. Habían pasado tres días y no había pegado ojo durante ese tiempo, hasta que fue a hablar con el padre Mathew. La verdad es que el cura le había calmado los nervios. No es que la hubiera animado, pero entendía perfectamente porqué lo hacía. Ella era la cabeza de familia y luchaba por ellos. Y si hacía una buena obra ayudando a otras personas de paso, él lo apoyaba.Eso la animó a hablar con Bill, que se escandalizó. No quería bajo ningún concepto que hiciera algo así, pero después de hablar con él dos horas no es que cambiara de opinión,sino que estaba menos reticente. A su hermano ya se lo diría cuando todo estuviera hecho.No quería preocuparlo.En la sala de espera vio que una de las chicas estaba embarazada y se acariciaba el vientre con una sonrisa mientras leía una revista. ¿Sería suyo? ¿O sería una incubadora como le pasaría a ella? No, pensó mirando su sonrisa. Debía ser suyo para estar tan feliz.— ¿Señorita Espinoza?Levantó la vista sorprendida a una enfermera que acababa de llegar con una tablilla en la mano— ¿Señorita Espinoza?—Soy yo. –respondió casi sin voz levantándose de la silla mostrando su vestido verde que resaltaba el rojo de sus cabellos.La enfermera sonrió— Pase por aquí, por favor.—Gracias. — susurró siguiéndola por un pasillo. Abrió la puerta y se sorprendió al ver un despacho.—Puede sentarse. El señor Roberts la recibirá enseguida.—Gracias. — respondió sentándose a toda prisa en una de las sillas ante la mesa.Miró a su alrededor y en un tablón había un montón de fotos de bebés recién nacidos.Sonrió al ver a uno de ellos bostezando y apretó los labios al pensar en que haría feliz a una familia. Con resolución miró al frente a todos los títulos que el señor Roberts tenía colgados en la pared y leyó que era el psicólogo de la clínica. Bien, estaba preparada. Había leído por Internet mil cosas sobre las mujeres que eran vientres de alquiler y ya sabía lo que tenía que decir.Se sobresaltó cuando se abrió la puerta y se levantó en el acto al ver un hombre mayor vestido de traje gris entrando en la consulta. Sonrió acercándose con la mano extendida —Señorita Espinoza, encantado de conocerla.—Lo mismo digo, señor Roberts. — apretó su mano con firmeza y él rodeó el escritorio sentándose en su sillón de cuero.—Al parecer le interesaría ser madre de alquiler.Ella sonrió— Pues sí. He leído algo sobre el tema y me parece una manera maravillosa para ayudar a una pareja a traer a su hijo al mundo.Él señor Roberts la miró fijamente— Cuénteme lo que sabe del tema. Dulcese removió incómoda en su asiento— Pues que implantan en la madre de alquiler el embrión y cuando da a luz, entrega el niño a sus padres.— ¿Y usted lo haría solidariamente?Ella enderezó la espalda — ¿A qué se refiere?— ¿No cobraría? Como dice que es una manera de ayudar...—se puso como un tomate y el señor Roberts sonrió irónico— Me lo imaginaba.—Necesito el dinero.—No la estoy juzgando. Pero vamos a dejar claros los términos. —apoyó los codos sobre la mesa uniendo las manos— Esto es un contrato entre la madre de alquiler y la pareja. Los términos son claros y usted no sería la madre del niño en ningún momento. Porsupuesto pasará unas pruebas sicológicas para asegurarnos de que puede con el proceso y pruebas físicas para comprobar que todo irá bien. Los términos de su embarazo los deciden los padres.— ¿Qué quiere decir?—Hay parejas que quieren comprobar que todo va bien durante todo el embarazo e invitan a la madre de alquiler a vivir a su casa. —Dulceabrió los ojos como platos por lo que eso implicaría— Debe comprender que las madres quieren estar en el proceso de crecimiento de sus hijos y vivirlo desde el primer momento.—Entiendo. Quieren vivir el embarazo. —susurró aún más nerviosa. Eso no estaba en sus planes.—Exacto. Sin embargo, hay parejas que aparte de llamadas de vez en cuando para comprobar que todo va bien, no tienen relación con las madres de alquiler. Eso también se reflejará en el precio. Los padres suelen pagar más por la convivencia, aunque todo depende de las posibilidades de la familia.— ¿Si supero las pruebas cuando tardarán en elegirme?El señor Roberts apoyó la espalda en el respaldo de su silla mirándola fijamente —Tengo una pareja muy bien situada que está buscando madre de alquiler y les corre mucha prisa. La mujer ya ha sufrido tres abortos y el marido no quiere que lo intente más por el sufrimiento psicológico al que está sometida. Si todo va bien y ellos la aceptan, en una semana podríamos hacerle el primer implante si está en su etapa fértil. Las condiciones del contrato se las explicaría el abogado.Una semana... se mordió el labio inferior y ya que él era tan claro, ella no iba a ser menos. Mas valía ir con la verdad por delante— Necesito el dinero pues puedo perder la casa de mi familia, así que me gustaría que todo se hiciera lo más pronto posible.—Muy bien. Pues empecemos. — se levantó sorprendiéndola— Primero empezaremos por las pruebas físicas. En cuanto termine, la espero aquí para hacerle unos test.Ella se levantó lentamente— Muy bien.Sintiendo que le temblaban las piernas le siguió a través de un pasillo y le vio llamara una puerta para abrir sin esperar respuesta. Una mujer con bata blanca sentada detrás de una mesa sonrió al verles— Jane, ¿puedes hacerle un reconocimiento completo? Es una candidata a vientre de alquiler.—Oh, por supuesto. Ahora estoy libre. — se levantó de detrás de su mesa mientrasDulce entraba en lo que veía que era una consulta de ginecología. La doctora le mostró con la mano una puerta— Desnúdate, por favor. Tienes una bata detrás de la puerta.Tomó aire y fue hasta allí pensando que en menudo lío se estaba metiendo.Le hicieron millones de pruebas. Desde ginecológicas hasta comprobar como tenía el corazón, su tensión y muchas más, con análisis de todo tipo incluidos. Cuando terminó el señor Roberts te dio un montón de papeles que tuvo que rellenar. Muchas de las preguntas ni las sabía, como qué enfermedades habían tenido sus abuelos. ¿Para qué coño querían saber esas cosas? Aquello era ridículo. Ella sólo iba a parir al niño.Después de rellenar el último test sobre sus hábitos sexuales, que casi dejó en blanco porque su vida sexual se había limitado a unos tristes polvos detrás de las gradas del estadio de fútbol después de dos cervezas, entregó los papeles al doctor Roberts que sacó una cámara de fotos y le hizo unas cuantas, mientras ella incómoda miraba el objetivo.—Muy bien. La llamaremos lo antes posible.—Gracias. — susurró aliviada por poder irse de allí. Cogió su bolso y cuando iba hacia la puerta él la interrumpió—Por cierto...—ella se volvió lentamente— Si es seleccionada no puede mantener relaciones sexuales en el periodo de fecundación.Dulce se puso como un tomate— No se preocupe. — siseó abriendo la puerta —Haré lo que tenga que hacer.El señor Roberts sonrió— La llamaré.—Gracias de nuevo.—Bill, ¿quieres más lasaña? — preguntó sentada a la mesa cogiendo el cucharón para servirle más.—No, niña. No puedo más. — se acarició la barriga sonriendo de oreja a oreja— Me estás cebando.Ella se echó a reír levantándose y recogió los platos— Pues tengo tarta de manzana que ha hecho Frankie.Bill jadeó— ¡Me la has escondido!— ¡Es que sino no cenabas la lasaña!— ¡Ahora no me entrará!Dulce se partió de la risa al ver su cara de indignación y fue hasta el fregadero. El teléfono empezó a sonar mientras Bill miraba a su alrededor buscando la tarta y ella riéndose fue hasta la pared donde estaba el teléfono— ¿Diga? — se echó a reír al ver queBill abría una alacena buscando la tarta.— ¿Señorita Espinoza? — la voz seria de un hombre que no conocía, le hizo perde ralgo la sonrisa.—Sí, soy yo.—Soy Christopher Uckermann. Me gustaría fijar una cita con usted para tener una entrevista de tú a tú.Pensando que era del banco dijo— Perdone, ¿pero de qué se trata?— ¿No se ha presentado usted para ser madre de alquiler? — Dulce perdió el aliento—Si en la clínica se han equivocado...— ¡No! –apretó el teléfono en su mano y Bill mirándola con el ceño fruncido —Si me he presentado, pero esperaba la llamada del señor Roberts.—He hablado con él y seguramente la llamará, pero mi esposa y yo queremos tener una entrevista con usted. ¿Podemos ir a su casa? —se mordió el labio inferior pensando en ello—Queremos conocer en el ambiente que vive.Ella lo entendía, así que respondió— Sí, claro. Pueden venir cuando quieran.— ¿Mañana? ¿Qué le parece a las cinco?—Perfecto. Les espero a las cinco. ¿Tiene la dirección?—Sí, consta en su expediente. — se hizo un silencio algo tenso y él dijo con vozgrave— Pues entonces hasta mañana.—Hasta mañana, señor Uckermann.Él colgó el teléfono y miró a Bill apretando el auricular con las dos manos— ¿Estás segura de lo que haces?— ¿Tenemos otra opción?Bill apretó los labios metiendo las manos en los bolsillos de sus vaqueros— ¿Sabes?Me preguntó constantemente qué diría tu padre de todo esto.Dulce colgó el teléfono—Diría que es decisión mía. Siempre me decía eso, aunque luego pusiera mala cara. Como cuando me fui a vivir al pueblo.—Nunca entendió porque quisiste irte y pagar un alquiler, cuando aquí podías vivir gratis.Ella sonrió con tristeza— Quería saber lo que era ser independiente, aunque viviera a diez quilómetros.Bill asintió—Siento que lo hayas perdido todo.— ¿Sabes? Ahora me arrepiento de haberme ido. — los ojos de Dulce se llenaron de lágrimas— Perdí un tiempo precioso que podía haber pasado con él. Con los dos.Bill negó con la cabeza— No puedes pensar en eso, porque de esa manera te perderías otras cosas que también son importantes en la vida. Y tienes todo el derecho a vivir tu vida como tú quieras. Si quieres hacer esto, yo te apoyo al cien por cien.—Gracias. — se acercó y le dio un abrazo sintiendo que las lágrimas se le escapaban.—Eh, eh. —dijo abrazándola con fuerza— Me vas a mojar. —ella sonrió como cuando era niña— Venga pelirroja... — la alejó besándola en la frente— dame un buen trozo de tarta que ya he hecho la digestión.—Uno bien grande.— ¿Sabes? Creo que en cuanto recojamos el maíz, debemos dejar descansar las tierras un año.Ella sacó la tarta del microondas y el puso los ojos en blanco haciéndola sonreír— ¿Y qué vas a hacer hasta que Simon termine? —Bill miró a su alrededor. El papel pintado de la pared tenía un lamparón, al igual que el techo del año anterior cuando había habido una tormenta que había levantado parte del tejado—Vale, lo pillo. La casa está hecha polvo.—Hay mucho que arreglar y maquinaria que puedo poner a punto. La antigua segadora puede arreglarse para cuando Simon vuelva.—Pero eso significa un año sin producir nada. —dijo preocupada.—Con la venta de los terneros, los huevos y la cosecha de maíz, nos mantendremos bien este año.—No lo dices por eso. — le miró fijamente colocando la tarta sobre la mesa—Lo dices para que yo no trabaje y hay muchas embarazadas que lo hacen cada día.Bill apretó los labios— No quiero que trabajes en el campo si estás embarazada.Puedes hacerte daño y...—Bill, puedo llevar el tractor.— ¿Ya veremos? Puede que a los padres no les guste.Ella no había pensado en eso y era cierto. Vio como Bill empezaba a devorar la tarta.Esperaba que los padres no le impusieran no trabajar, porque se aburriría como una ostra.Estaba acostumbrada a trabajar desde los doce años, que fue cuando se subió por primera vez a un tractor.Al día siguiente muy nerviosa revisó el salón. Los sofás de flores estaban algo desgastados por el uso y la alfombra de rafia estaba vieja. Era increíble que nunca se hubiera fijado en esas cosas. Sólo ahora que estaba bajo el microscopio, se daba cuenta delo rústica que era la decoración. Los padres de la niña, porque había decidido que sería niña, pensarían que vivía en una pocilga. Ellos seguramente tenían dinero y al ver la alfombra pensarían que ella era una pordiosera. Muy nerviosa comprobó que todos los muebles estuvieran limpios y se llevó las manos a sus rizos pelirrojos comprobando que estuvieran bien. A toda prisa fue hasta el espejo de la entrada a revisar su melena y que su vestido rosa estuviera impecable. Al ser de gasa no se arrugaba, así que suspiró de alivio al ver que su aspecto era más que aceptable. Fue hacia la cocina y al echar un vistazo al reloj gimió porque quedaban cinco minutos para las cinco. Encima de la mesa de la cocina tenía la tarta de dos chocolates que Frankie le había hecho para la ocasión. Sonrió al leer en la parte de arriba "A por el bebé" Su amiga estaba algo loca, pero siempre le hacía sentir mejor.Al escuchar el motor de un coche, se acercó a la ventana y abrió la boca sorprendida al ver un cuatro por cuatro gris plata último modelo. ¿Eso era un Hummer? Los había visto sólo en la tele. Estaba claro que su casa les iba a parecer una mierda.Soltando la cortina fue hasta la puerta de entrada y salió al porche sonriendo. Apretó las manos viendo como el coche se detenía y pensó que quizás Bill debía haberla acompañado para darle apoyo. Se abrió la puerta del conductor y el corazón de Dulcesaltó sobre su pecho al ver el hombre más impresionante que había visto en su vida.Era rubio y muy alto. Enorme. Además, tenía músculo. No era de esos larguiruchos,pues el traje azul que llevaba le quedaba de miedo. Él sonrió mirándola con sus ojos miel — ¿Señorita Espinoza?—Sí. — susurró. Carraspeó intentando reponerse— Sí. Veo que lo han encontrado.La puerta del copiloto se abrió y ella gimió al ver a Barbie salir del coche vestida con un impecable vestido gris claro. La miró fríamente con sus ojos azules, lo que a Dul la tensó y enderezó la espalda sin darse cuenta.—No ha sido difícil. —dijo el hombre mirando a su alrededor— El navegador,¿sabe?—Oh, sí claro. Pasen por favor.La mujer miraba a su alrededor como todo le diera asco y en cuanto dijo esas palabras, subió los escalones del porche a toda prisa—Soy Jacey Denley. — dijoextendiendo la mano.Dulce Esoinoza. — respondió sonriendo. La mujer le dio la mano de esa manera blanda, sólo dándole sus deditos como si le diera repelús tocarla y Dulce perdió la sonrisa—Pero todo el mundo me llama Dul.—Encantada.—Christopher Uckermann. — dijo su marido tras ella tendiéndole la mano. Ella sonrió estrechándosela y el hormigueo que sintió en la mano la sorprendió, mirándole a los ojos provocando que perdiera el aliento.—Mucho gusto. —susurró— Por favor, pasen.—Eso ya lo ha dicho. — dijo groseramente la mujer dejándola de piedra.—Jacey...— la advertencia de la voz de su marido, a Dulcela estremeció sacándola de sus pensamientos.Dulce fue hasta la puerta y abrió la mosquitera para que pasaran —Por aquí...—mostró el salón con la mano.La cara de Jacey lo decía todo. Aquello no le gustaba nada. Mientras que su marido era mucho más diplomático. Tampoco le gustaba, pero intentaba disimular. Sonrojada susurró— Siéntense, por favor. ¿Quieren tomar algo?—Tutéanos, por favor. — dijo él sentándose en el sofá al lado de su mujer. El tamaño de ese hombre hacía que el sofá pareciera pequeño.— ¿Quieren un té? Mi amiga Frankie ha hecho tarta de chocolate. Es una pastelera de primera y...—No, gracias. — respondió Jacey muy seca.—Para mí tampoco, gracias. Pero agradecería algo fresco.— ¿Una cerveza? — preguntó sonriendo.—Eso sería estupendo.Dulce fue hasta la cocina a toda prisa y abrió la nevera para escuchar— De verdad Chris,no sé qué hacemos aquí.—Es la candidata perfecta. No empieces. Ya lo hemos hablado mil veces.Sacó la cerveza de la nevera y cogió un vaso. Aquello no iba bien. Tomando aire para calmarse, salió de la cocina y cuando llegó a la puerta del salón, vio como ella cuchicheaba algo a su marido, que se tensó al verla y después forzó una sonrisa— Estupendo. No hace falta el vaso, gracias.Dulce le tendió la cerveza y dejó el vaso sobre la mesa. Jacey levantó una ceja al ver las florecitas del vaso y empezando a enfadarse se sentó en el sillón de su padre.El señor Uckermannbebió de su cerveza mirándola yDulce se apretó las manos viendo como su nuez de movía de arriba abajo. Avergonzada por ser tan idiota se sonrojó mirando a su mujer— Bueno...— dijo incómoda— ¿Queríais saber algo de mí o...—Oh sí, perdona. — dijo el señor Uckermann dejando la cerveza sobre la mesa y apoyando los codos en sus rodillas— Háblanos de ti. De tu familia.Le miró a los ojos— ¿Por qué?— ¿Están de acuerdo con esto? Es importante para que no sientas presión durante el embarazo. — miró a su mujer que se encogió de hombros como si todo aquello le diera igual.—Disculpar...— dijo empezando a molestarse de verdad porque no parecía que a aquella mujer le estuviera haciendo un favor en absoluto— ¿Pero estáis seguros que queréis hacer esto? Me da la sensación que Jacey no quiere estar aquí.La mujer se sonrojó intensamente y Chris apretó los labios mirándola molesto—Jacey sabe que es nuestra única opción y está algo celosa.Jacey la miró con rabia y Lini se sorprendió— ¡Es que no puedo entender porque tú puedes tener hijos y yo no!—Pues...— atónita miró a su marido que suspirando se pasó una mano por la frente como si estuviera agotado del tema.—No hace falta que contestes a eso. — Chris la miró— Es un tema que hemos hablado muchas veces y aunque no lo parezca en este momento, Jacey está de acuerdo. —miró a su mujer que forzó una sonrisa.—Lo siento. Estoy algo molesta porque hoy me ha bajado el periodo.Dulce suspiró de alivio y sonrió— No te preocupes. ¿Así que queréis saber algo de mí?Pues no sé qué decir. Nací aquí, en esta misma casa y tengo un hermano. — sonrió de oreja a oreja— Se llama Simon y está en la Universidad. Vivo aquí con Bill.— ¿Bill? — Chris se tensó—En el cuestionario decía que eras soltera.Ella se echó a reír. Le parecía muy divertido que pensaran que Bill era su pareja— Escomo mi tío. — explicó divertida—Era el mejor amigo de mi padre. Y vive conmigo desde que mi padre falleció hace un par de meses. No quiere que viva aquí sola.—Entiendo. —Chris miró a su mujer que no abrió la boca— ¿Qué estudios tienes?¿Fuiste a la universidad...—No. Nunca me ha gustado estudiar. Deje de estudiar después de terminar el instituto.Jacey chasqueó la lengua como si pensara que era idiota. Ella bajó la mirada y nerviosa se dio cuenta que apretaba las manos que tenía sobre su regazo. Las soltó lentamente y al levantar la vista vio que Chris la observaba pensativo. Se sonrojó por ser el centro de atención.— Pero eso no afectará al bebé, ¿verdad?—No. — dijo él en voz baja— No afectará al bebé.— ¿Vivirás aquí? — preguntó Jacey mirando a su alrededor.—Sí. — Dulcemiró a Chris que apretó los labios como si no le gustara la respuesta—Me gustaría vivir aquí. Estoy en mi ambiente y me siento cómoda. ¿No es lo importante?— no pudo evitar la ironía en su voz y Chris levantó una ceja.—Sí, es importante. — respondió Chris sin dejar de observarla. Dulce se empezaba asentir como si fuera un animal del zoo— ¿Por qué haces esto?Lini se tensó, pero decidió ser sincera— Porque no quiero perder esta casa.— ¿Y por qué la ibas a perder? — preguntó Jacey sorprendida como si fuera inconcebible que su casa la quisiera alguien.—Mi padre la hipotecó para pagar los estudios de mi hermano y yo no puedo pagar la deuda.—Deduzco que él tampoco podía pagarla. —Dulcese mordió el labio inferior asintiendo con la cabeza— ¿Y por qué no la vendes?Jacey lo miró como si estuviera mal de la cabeza y Dulce se mordió la lengua sin dar respuesta. No tenía que dar más explicaciones. Si la querían como madre de alquiler muy bien y sino también.— ¿Y qué más dará? —preguntó Jacey acabando la conversación.Chris tomó aire como si se estuviera reteniendo. ¿Qué estaba pasando allí? ¿Qué clase de matrimonio iba a criar a su bebé? Dulce empezó a tener dudas de que fueran la pareja adecuada. Se revolvió incómoda en su sillón y dijo— No sé si esto es buena idea....Chris se tensó y Jacey jadeó ofendida — ¿Qué quieres decir?—No sé si quiero tener a vuestro hijo. — respondió sinceramente.— ¿Y eso por qué? — preguntó él levantándose como si ya no aguantara más sentado. Si creía que teniéndole de pie iba a intimidarla, lo llevaba claro.Sin contarse levantó la cabeza para mirarle a los ojos—Porque dudo que seáis un matrimonio sólido y no voy a traer un niño al mundo para que sufra con vuestra relación.Además, no me habéis contado ni una sola cosa de vosotros y sois los que queréis un hijo.En realidad, debería ser yo la que os eligiera y no al revés. Y lo que he visto no me gusta.Ambos la miraron con la boca abierta y Chris metió las manos en los bolsillos del pantalón seguramente para no estrangularla por su descaro. Ella forzó una sonrisa y se levantó— Mucho gusto. Tengan cuidado al volver a Austin.—Un momento. —Chris la cogió por el brazo y ella le miró a los ojos— Puedo entender que estés molesta por nuestro comportamiento. —Jacey jadeó ofendida— Perotienes que entender que estemos preocupados por dónde vivas o cómo seas. Por mí no hay problema y por mi esposa tampoco. — advirtió con la mirada a la mujer que iba a abrir la boca— Siento si te hemos ofendido.—No es sólo que ella se ha comportado como una pija de ciudad desde que ha llegado. — Jacey se sonrojó intensamente— Sino que me parece que las cosas no van bien entre vosotros y el bebé...—Nuestra relación va muy bien. — dijo él interrumpiéndola.— ¡Ella no quiere estar aquí! Se nota a la legua y tiene que haber entendimiento entre vosotros. No se comporta como una madre deseosa porque yo la ayude.— ¡Ayude! — dijo Jacey indignada mientras se levantaba— ¡Perdona querida, pero lo haces por dinero!—No, perdona. — la fulminó con la mirada— Puede que necesite el dinero, pero no creas que será fácil entregarte el bebé que sienta dentro de mí durante nueve meses. ¡Puede que sea tuyo, pero lo pariré yo!—Me parece que deberíamos calmarnos. Jacey, espérame en el coche.Su mujer muy ofendida salió del salón mirándola como si fuera escoria y Dulce entrecerró los ojos con ganas de arrearle cuatro tortazos. Se cruzó de brazos reteniéndose y miró a Baxter que apretaba las mandíbulas intentando calmarse.—Dulce, siéntate por favor.—Estoy bien de pie.— Perdona por este comportamiento. Estamos en tu casa y te hemos ofendido, pero no tienes derecho a juzgar nuestra relación sin conocernos.—Perdona, pero lo que he visto me ha bastado. No creo que nos entendamos y mucho menos para algo tan importante como es traer un niño al mundo.— ¿Y conmigo te entenderías?Le miró extrañada— ¿Qué quieres decir?—No tendrás contacto con Jacey durante el embarazo. Está muy celosa, pero te puedo asegurar que en cuanto vea al bebé lo adorará. Lo ha pasado muy mal y no es alguien que se rinda fácilmente. Lleva tres años muy duros. Debes comprenderla.Dul suspiró y desvió la mirada. Sus ojos fueron a parar a la foto de su familia. La sonrisa de su padre las últimas navidades la hicieron apretar los labios. No podía perder l acasa.—Dulce, te aseguro que el bebé tendrá todo lo necesario.— ¿Tendrá amor? — susurró mirando sus ojos grises— Es lo único que me importa.Chris asintió— No puede ser más deseado.Ella sonrió viendo la verdad en sus ojos— Pues entonces si me quieres, ya tienes madre de alquiler.Él sonrió y alargó la mano. Dulce se la estrechó y al sentir que la traspasaba un rayo le miró a los ojos apartando la mano mientras se sonrojaba. ¿Qué diablos le pasaba? Sólo le faltaba fantasear con el padre del niño.—Me gustaría empezar lo antes posible. El señor Roberts nos ha indicado que podríamos firmar este lunes los papeles con el abogado y esa misma tarde realizar el procedimiento, pues al parecer estarás en tu etapa más fértil.Dulce se sonrojó porque él supiera eso. Carraspeó asintiendo— Por mí no hay problema. Chris se relajó visiblemente— Perfecto. Entonces te llamo el domingo para decirte la hora y...—Bien.Él iba a girarse cuando se detuvo— No te arrepentirás, ¿verdad? No creo que Jacey soporte más decepciones— Dulce dudaba que se sintiera decepcionada— Parte de ese comportamiento es porque no quiere hacerse ilusiones, pero sé que quiere ese bebé más que nada en el mundo.—Te lo prometo. El lunes estaré allí.—Gracias. — respondió sonriendo ampliamente.A Dulce se le cortó el aliento. No se podía ser más guapo. Incómoda se le quedó mirando sin ser capaz de abrir la boca.— ¿Necesitas algo? — preguntó él mirando a su alrededor.—No, gracias.—Bien, entonces me voy.Parecía que no se quería ir y ella forzó una sonrisa— ¿Querías saber algo?Chris parecía incómodo— No sé si sabes que no puedes mantener relaciones sexuales mientras...Ella se puso como un tomate –No, si yo no...—Ah, ¿no? —preguntó mirándola muy serio.Dios, qué vergüenza. Negó con la cabeza— Pues hace tiempo que no. Y no tengo novio, así que no hay problema.—Bien. Ese tema no es negociable porque no quiero ninguna duda sobre la paternidad.—Lo entiendo. No te preocupes. — deseando que se fuera, ella caminó hasta la puerta de entrada y Chris la siguió. Vio a Jacey subida al coche hablando por teléfono.Parecía furiosa. Su marido salió al porche y miró a Dul — No te preocupes. No tendrás que tratar con ella.Apretó los labios antes de contestar— Siento que no nos hayamos entendido.20—Lo importante es que tú estés cómoda. Ella estará en la gloria en cuanto tenga el bebé en brazos. — bajó los escalones yendo hacia el coche, mientras ella sentía un vuelco en el estómago por sus palabras al imaginarse a su bebé en brazos de esa mujer – ¡Tell amaré! — le dijo mientras abría la puerta.Sin poder evitarlo le vio subirse al coche y arrancarlo mientras la observaba. La mirada de odio de su esposa cuando pasaron ante ella para dar la vuelta la tensó y cuando el coche volvió a pasar ante ella sus ojos se encontraron con los de Chris un segundo mientras su mujer le decía algo muy enfadada. Suspiró al ver como el coche se alejaba. Una mano sobre su hombro la sobresaltó y al volverse su labio inferior tembló al ver a Bill—Has hecho bien, pequeña. Esa mujer sólo te complicaría las cosas. —la abrazó apretándola a él y Dul intentó reprimir las lágrimas. Bill acarició su espalda mirando hacia la carretera— Parece un buen hombre.Ella levantó la vista sorprendida— ¿Verdad que sí?— No te involucres con ese hombre, Dul — dijo preocupado— Sino todo será mucho más difícil.Se sonrojó ligeramente apartándose de él— Está casado.—Eso no es importante cuando alguien se enamora. Hay veces que el corazón no distingue. Desde mi habitación lo he oído todo y he escuchado como hablabas con él. Te sientes atraída por Uckermann, pero es el padre del bebé. Sólo eso. Después del nacimiento no les volverás a ver.—Lo sé. — dijo bajando la mirada hacia el suelo de madera — ¿Pero sabes qué?— ¿Qué niña?—Que si una persona que me gusta tiene a mi bebé me sentiré más tranquila.Esa frase dejó a Bill con la boca abierta. Al verla que entraba en la casa la siguió—¡Dul! ¿Qué quieres decir?Dulabrió la nevera para meter la tarta, pero él se la quitó de las manos dejándola sobre la mesa de nuevo—No vas a comer tarta ahora.— ¡Deja la tarta en paz! ¿Qué has querido decir? —se mordió el interior de la mejilla y se volvió no queriendo hablar del tema— Niña...Dulapoyó las manos en el fregadero y susurró— Nunca he sentido lo que acabo de sentir por Chris. Sé que no puedo quedarme el bebé, pero si lo tiene él para mí es un auténtico alivio. — abrió el grifo dando por terminada la conversación y empezando a pasar el estropajo por el fregadero, como sino reluciera ya.—No quiero que sufras. —Bill cerró el grifo.Ella forzó una sonrisa — Sabía que no sería fácil. Voy a disfrutar del embarazo y cuando llegue el momento, tendré que ser fuerte. Pero en parte seré feliz porque le daré algo que él desea muchísimo.—No lo hagas. Por favor, no lo hagas.—He dado mi palabra. — dijo mirándole a los ojos— Y sabes lo que significa...—La palabra es sagrada, pero.... –Bill se enderezó asintiendo.— ¿Estarás a mi lado?—Por supuesto. Eres mi niña. Hagas lo que hagas, siempre estaré a tu lado.— ¿Aunque tire la tarta?La miró como si dijera un sacrilegio y ella se echó a reír viéndole ir hacia la tarta como si quisiera protegerla.
Volví tengo unos días libres y decide compartir esta historia con ustedes es una de mis favoritas creo que les va a gustar. Es corta subiré un capitulo largo a diario por las noches. . Díganme si les gusta o que parte les hace reír yo tengo varias donde llore de la risa. Espero sus comentarios para saber si vale la pena seguir subiendo.
YOU ARE READING
Madre de Alquiler
FanfictionComedia Romántica. Adaptación Vondy. Dulce Maria, después del fallecimiento de su padre, está pasando por problemas económicos muy graves. A punto de perder la casa familiar y sin tiempo para venderla, decide hacer algo que nunca había creído posi...