Era imposible encontrarlo porque aquel hombre sólo le enseñaba mansiones imposibles que nada tenían que ver con ella. Miró horrorizada una terraza de cristal que era un auténtico peligro para los niños por el hueco inferior. Ni loca dejaría a sus hijos jugar en esa casa. Se volvió forzando una sonrisa— ¿No tiene algo más?—Señora, le he enseñado todas las casas de alto standing que hay en el mercado. —dijo el hombre intentando no parecer exasperado— No hay nada más a la venta. ¿No le ha gustado ninguna?Se mordió el labio inferior negando con la cabeza— No. No me ha gustado ninguna.—Seguiré investigado. Puede que me entere de algo por algún contacto.—Estupendo. Eso, siga buscando y llámeme mañana. — miró su reloj y abrió los ojo scomo platos — Tengo que irme. Mi marido va a llegar a casa y no he hecho la cena.La miró como si le hubieran salido dos cabezas. Seguro que las mujeres a las que estaba acostumbrado no hacían la cena. Sólo pedían la cena.Cuando Chris llegó a casa, cerró la puerta sonriendo al escuchar la música— ¿Dulce?— ¡Estoy en la cocina!Se acercó dejando el portátil sobre la mesa de centro y al llegar a la puerta de la cocina abrió los ojos como platos al ver un gran jamón asado en el centro de la encimeracentral— ¿Qué has hecho?—La cena. — se volvió con las judías en un gran bol con una sonrisa de oreja a oreja— ¿Tienes hambre?— ¿No crees que es mucha cena? — preguntó sin dejar de mirar el jamón.Se echó a reír al ver su cara— Cariño, vienen a cenar mi hermano, Bill y Frankie.—Ah...—Vamos, pon la mesa del salón que estarán al llegar.En ese momento sonó el telefonillo y Chris fue a responder— ¡Ya están aquí!— ¡Vaya! ¿Crees que habrá bastantes judías? — salió con el bol de la cocina mostrándoselo y Chris asintió.—Sí, nena. Creo que hay bastante de todo. — divertido fue hasta la puerta y abrió para esperar a sus invitados.— ¡La mesa! — nerviosa volvió a la cocina regresando al segundo con un mantel que Chris no sabía de donde había salido. No había llegado todavía el ascensor cuando su mujer ya había puesto la mesa. Lo único que faltaban eran las copas. Chris divertido la observaba mirar la mesa antes de darse cuenta y salir a toda prisa.—Es una joya, ¿verdad? — preguntó Bill tras él.—Y que lo digas. — le dio la mano— ¿Cómo estás Bill?— ¿Qué se sabe?—Los abogados están en ello.Frankie le guiñó un ojo pasando ante él con una gran fuente en las manos y gritó mientras Chris saludaba a Simon— ¡He traído el postre! — miró a su alrededor con los ojos como platos— Menuda caja de zapatos.—Es hasta que encontremos casa. — le advirtió con la mirada para que no se metiera con su marido— Será poco tiempo.—Tarta de caramelo y chocolate.Bill gimió haciéndolas reír— ¿Qué ocurre? — preguntó su marido.—Bill es un loco de los dulces. — dijo Simon quitándose la cazadora— Si fuera por él, pasaba de la cena para comer el postre.—Cosa que no va a pasar. — todos miraron a Dul llevarse la tarta y Frankie sonrió.—Parece feliz. —dijo Bill satisfecho antes de darle una fuerte palmada a Chris – ¿Y tú, chaval? Más te vale que seas feliz con la joya que te has llevado.—No me quejo. No me quejo en absoluto.—Así me gusta, haceros felices. — se acercó y le susurró— Porque si mi chica me viene un día diciendo que le has hecho daño, te meto el cañón de la escopeta por la boca hasta la campanilla y se me resbalará el dedo sobre el gatillo. —Chris levantó una ceja haciendo reír a Frankie— Estás advertido.—Cariño pon la bebida, ¿quieres? — dijo ella desde la cocina divertida porque lo había oído todo.—Sí, claro. — se alejó de Bill, que sonrió satisfecho subiéndose los pantalones—¿Cerveza?—Claro, chaval. ¡Bien fría!La cena fue muy agradable y no sobró nada porque sus chicos tenían mucho apetito.Mirando el hueso del jamón Dul dijo— ¿Ves cielo, como no me he pasado?—Y que lo digas.—Ahora el postre, que Bill está impaciente.—Te ayudo. — Frankie se levantó mientras los demás se quedaban sentados charlando sobre los planes de Simon en la finca.Su amiga puso los platos sobre la encimera— ¿Cómo lo llevas?—Bien. Si tuviera a Elizabeth sería perfecto, pero...— ¿Os lleváis bien? ¿No hay problemas?—Acabamos de empezar. Pregúntamelo dentro de seis meses.—No te preocupes, que te lo preguntaré. —cogió los platos de postre que le tendía y susurró— Está forrado.—Pues sí. Y me asuste un poco cuando me dijo que este edificio es suyo, la verdad.Pero me calmó diciéndome que únicamente tenía que ser yo y todo iría bien.Frankie la miró atentamente—Estás enamorada hasta las trancas.— ¡Shusss, en esta caja de zapatos se oye todo!—No te lances que te puedes pegar una leche de campeonato. — le advirtió su amiga—Recuerda porqué te has casado.—Lo recuerdo muy bien y Elizabeth es mi prioridad. Y la suya.—Me alegro de oírlo. Por cierto, la cuna es preciosa.Sonrió radiante con la tarta en la mano— ¿A que sí? La montamos esta mañana.Salieron de la cocina y Frankie preguntó— ¿Cuando la tendrás?—El sábado a primera hora. Tengo unas ganas...71—Vendremos a verla. — dijo Simon mientras Bill se emocionaba.—Ya tengo preparada la cámara. —dijo Chris cogiéndola por la cintura— Será un día especial.Le miró a los ojos algo insegura— Espero que todo vaya bien. Nunca he cuidado unbebé.—Pero este no es un bebé cualquiera. Es nuestra hija.Asintió dejando la tarta sobre la mesa— Ya la veréis, es preciosa.—Siendo hija tuya, tiene que ser preciosa. —dijo Bill cortando la tarta sirviéndose un trozo bien grande.—También vendrá mi hermano.Frankie se sonrojó— ¿No me digas?—Uy, uy, uy...— Dul divertida se volvió a sentar —Cariño, aquí hay tomate.—Traeré una tarta. Bien dulce para mi cariñito.Todos se echaron a reír y Dulsonrió mirando a su familia. Le encantaba que se llevaran tan bien y miró a Chris que la cogió de la mano como si él también necesitara eso.Después de que su familia se fuera, Chris la ayudó a meter los platos en el lavavajillas —Cariño, estás cansado. Ya lo termino yo.—No te preocupes. — dijo entregándole una bandeja.—Te he levantado muy temprano. — cogió los cubiertos metiéndolos en el envase y al levantarse vio que él la observaba con una sonrisa en los labios— ¿Qué?—Me gusta este tipo de vida.A Dul se le cortó el aliento— ¿Te gusta vivir conmigo?—Es algo totalmente distinto a lo que he vivido siempre.—No te entiendo. ¿Qué tipo de vida llevabas antes?—Cuidado por niñeras no veía mucho a mis padres, que siempre estaban muy ocupados. Después el internado y la universidad con mi hermano. Cuando terminé, me fui a vivir solo y cuando me casé tampoco llevaba esta vida. Criadas, cenas de gala... no sé cómo explicarlo, pero nunca he sentido que Jacey cuidara de mí.—Ah, pues yo te cuidaré mucho. — se acercó y le rodeó el cuello con sus brazos—Me gusta hacerlo.Él acarició su cintura y sonrió mirando sus ojos verdes— No puedes ser tan perfecta.Tienes que tener algo.— ¿No te lo había dicho? Cuando me enfado tengo un carácter...Mi jefe puededecírtelo.Chris se echó a reír— Lo que me costó que cogiera el puñetero cheque.—Y...— le acarició el cuello hasta llegar al botón de su camisa— tampoco me conoces en la cama. —a su marido se le cortó el aliento— Soy una fiera en la cama.Chris se echó a reír a carcajadas y lo miró ofendida— ¡Es cierto!—No lo pongo en duda. —dijo intentando contener la risa— Pero es que ha sonado...—Ya verás, ya.Se volvió para salir de la cocina y él la cogió por la muñeca volviéndola para atrapar sus labios, besándola apasionadamente. Abrazada a él, gimió en su boca cuando sus manos llegaron a su trasero apretándoselo con ansias para pegarla a él. Sin poder evitarlo, Dul movió las caderas contra su sexo y él se apartó mirando sus ojos sin dejar de acariciarla—Cariño...—Shusss. — ella bajó su mano por su pecho pasando por sus abdominales llegando hasta la cinturilla de su pantalón. Antes de que pudiera acariciarle, la cogió de la muñeca y sorprendiéndola la cogió en brazos haciéndola gritar de la sorpresa— ¿A dónde me llevas?—Si vamos a hacer esto, vamos a hacerlo bien.La metió en la habitación y antes de darse cuenta le había quitado el vestido rosa que llevaba, dejándola en ropa interior para atrapar sus labios impaciente. Ella tiró de su camisa para sacarla de sus pantalones mientras él se quitaba los zapatos empezando a desabrocharla camisa. Como tardaba demasiado Dul mostrando su impaciencia se la abrió haciendo saltar los botones.Chris separó su boca y miró su camisa rota para después gemir cuando ella acarició sus pectorales arañando sus pezones con las uñas— Sí que eres algo salvaje.—Te lo dije. — buscó su boca impaciente para después bajar sus labios por el cuello de Chris que dejó caer sus pantalones para cogerla en brazos y tumbarla sobre la cama.Él le quitó el sujetador casi sin que se diera cuenta y sintió que la traspasaba un rayo cuando metió uno de sus pezones en la boca. Arqueó la espalda y él se apartó para mirarla— ¿Te duele?— ¡No pares! — le cogió de la cabeza impaciente haciéndole sonreír contra su pecho.Se lo acarició con la lengua provocando que se retorciera de placer mientras acariciaba su vientre bajando hasta su sexo. La acarició suavemente provocándole sensaciones increíbles mientras torturaba sus pechos. Protestó cuando se arrodilló entre sus piernas dejándola expuesta y sus labios bajaron por su vientre. Abrió los ojos como platos al darse cuenta de donde iba— ¿Qué haces?Él se echó a reír sobre su vientre— ¿No te gusta?Se apoyó sobre sus codos para mirarle bien— No pensarás hacer lo que...— chilló cuando la acarició con la lengua y movió sus caderas con fuerza inconscientemente provocando que él la sujetara con firmeza de las caderas para retenerla. Sintió un placer indescriptible cuando todo su cuerpo se tensó con fuerza, pero Chris no la abandonó provocando que se arqueara de éxtasis, estallando en un orgasmo tan intenso que creyó había muerto de placer.Cuando abrió los ojos él besaba todo su cuerpo y cuando se tumbó a su lado ella acarició su pecho con una sonrisa tonta en la cara— Nunca me habían hecho eso.—Es que ese Roy es gay.Se echó a reír y se sentó a horcajadas sobre él admirando su cuerpo— Eres perfecto.—susurró sentándose sobre su miembro endurecido haciéndole tensarse con fuerza.—Nena, ten cuidado.—No me la voy a meter. — susurró moviendo su cadera sobre él con delicadeza.—Si te duele...— ¿Sabes que el placer y el dolor van cogidos de la mano? — susurró ella volviendo a mover las caderas sobre el tronco de su sexo, sintiéndose poderosa al sentir como le proporcionaba placer. Él apretó sus caderas y Dul aceleró el ritmo excitada y fascinada al ver como su cuello se tensaba con fuerza, hasta estremecerse de placer bajo su cuerpo. Se tumbó sobre él besando su pecho y le acarició como había hecho con ella minutos antes.Chris sin aliento y sudoroso apartó un mechón pelirrojo de su frente— Sí que eres perfecta. ¿Estás bien?—Sí. ¿Y tú?Su marido se echó a reír asintiendo besándola apasionadamente, antes de levantarla en brazos para ducharse juntos sin poder apartar las manos el uno del otro.La despertó con un suave beso en el cuello —Nena, me voy a trabajar.— ¿Qué hora es? — asombrada se volvió para ver que estaba vestido.—Son las ocho y media.Se sentó sobre la cama de golpe— ¡El desayuno!—Cielo, ya he desayunado. — le guiñó un ojo— Estabas agotada. Te veo luego.Sigue durmiendo.—Me voy a volver una vaga. — dijo haciéndole reír mientras salía de la habitación.Minutos después se levantó de la cama y se dio una ducha antes de prepararse el desayuno. Revisó que todo lo de la niña estuviera en orden y miró por Internet casas para distraerse. Abrió los ojos como platos al ver una casa a un cuarto de hora de Austin por la autopista. Era una preciosidad con tejados empinados y tejas rojas, que le recordaba a las casitas de caramelo. ¡Tenía seis habitaciones y biblioteca! No tenía gimnasio, pero tenía un sótano muy amplio que se usaba de sala de juegos. Entrecerró los ojos al ver el precio.¿Sería cara? No tenía ni idea, pero seguro que Chris lo sabría enseguida, así que ni corta ni perezosa cogió el portátil y salió de casa metiéndose en el ascensor. Bajó un piso y al salir una mujer morena la miró con el ceño fruncido viendo sus vaqueros rotos y su camiseta de manga larga roja—Hola, soy Dul. ¿Dónde está Chris?La mujer forzando una sonrisa se levantó de detrás del enorme escritorio mostrando un precioso vestido verde intenso— Disculpe, ¿pero tiene cita?— ¿Necesito cita para hablar con mi marido? — preguntó divertida.—Perdone, ¿qué ha dicho? — con cara de horror la volvió a mirar de arriba abajo y Dul se tensó.—Mi marido. Christopher Uckermann Quiero verle.—Sí, por supuesto.La mujer levantó un auricular y dijo—Señor Uckermann. Una señora, que dice que es su esposa y que se llama Dulce quiere verle.La mujer colgó el auricular lentamente como si estuviera procesando la información— Vaya por el pasillo de la derecha. Es la puerta del final del pasillo.—Gracias.Molesta caminó por el pasillo y su marido abrió la puerta perdiendo la sonrisa al ver que estaba enfadada— Nena, ¿qué pasa?—Esa morena que te ha llamado no se podía creer que nos hubiéramos casado. —entró en el despacho y se detuvo al ver a dos hombres ante él con trajes muy caros.—Dul, estos son nuestros abogados.Ella sonrió acercándose para darles la mano— ¿Y cómo va el asunto?—No se preocupe. Tendrán a su hija con ustedes antes de que se den cuenta. —dijo el más mayor sonriendo.—Nena, ¿necesitas algo?Recordó la casa y le señaló el portátil—He cogido tu ordenador. No te importa¿verdad?74—No cielo, no me importa. — sonriendo se sentó detrás del escritorio.—El caso es que he visto una casa...—Enséñamela.Los abogados sonrieron mientras ella rodeaba el escritorio y abría el portátil ante él.Chris frunció el ceño viendo la imagen— No está en la ciudad.—No.—Es antigua.—Si.—No tiene piscina.—No.—Ni gimnasio.—No.Él sonrió mirándola— Pero quieres verla.—Sí.Los abogados se echaron a reír— Y si ya lo has decidido, ¿qué problema hay?— ¿Es muy cara?El volvió el portátil y los hombres la miraron atentamente viendo todas las características y hablando entre ellos— Es un precio por debajo del mercado, creo yo. —dijo el hombre más joven. Mi casa está por esa zona y me ha salido mucho más cara.—Algo tiene...— dijo Chris divertido.— ¿Podemos verla? Lo que le falta podemos hacerlo en el futuro.—Iremos a verla.Chilló de alegría y le besó antes de coger el portátil y salir corriendo del despacho.Emocionada ni se molestó en despedirse de la morena entrando en el ascensor de nuevo. Se pasó el resto del día mirando otras casas por si le gustaba alguna y cuando se iba a poner a hacer la cena, apareció su marido con la chaqueta del traje en la mano.—Nena, tengo una cena.Le miró desilusionada— Vaya.—Lo siento. No he podido evitarlo.—No pasa nada. Me quedaré viendo la tele.—No me esperes levantada. Estas cosas nunca se sabe cuando terminan.La besó en los labios y gruñó antes de ir hacia la habitación. Ella suspirando fue hasta la cocina y decidió prepararse un sándwich. Cocinar para ella sola siempre la había deprimido.Cuando su marido volvió, lo escondió en la nevera y sonrió como si cogiera un refresco. Estaba guapísimo con su traje gris oscuro y su corbata gris claro sobre su camisa blanca— Volveré cuanto antes.—No te preocupes.—Mañana es nuestro día. — la cogió por la cintura besándola en los labios.—Sí. Estoy nerviosa.—No te preocupes por nada. Va a ser perfecto. —la besó de nuevo antes de separarse cogiendo su móvil que sonaba en ese momento.— ¿Diga?Le pareció oír una voz femenina al otro lado y se tensó al ver que Baxter Chris fruncía el ceño— ¿Qué pasa? ¿Es Jacey?Él levantó una mano y respondió furioso— ¡No puedes hacer eso! ¡Es mi fin de semana! ¡Lo dice el juez!A Dul le pareció oír una risa al otro lado de la línea y se sintió tan impotente que sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta que no le daría a la niña ese fin de semana.— ¡Jacey! ¡No puedes romper el acuerdo y la niña, por muy pequeña que sea, estará muy bien cuidada! — su ex -esposa le dijo algo y Chris gritó fuera de sí— ¿Hasta dónde vas a llegar? ¡Tengo derecho a ver a mi hija! Si no cumples el acuerdo...Atónito miró el teléfono— ¡Me ha colgado!Dul sintió que el mundo se le caía encima y tuvo que sentarse en una de las sillas dela mesa de la cocina—Dios mío.—No te preocupes. ¡Lo arreglaré!—Deja de decir eso. — susurró apoyando los codos sobre la mesa y frotándose la cara intentando no llorar.— ¡Me ha dicho que la niña es demasiado pequeña para salir de la casa con este frío y que si quería verla fuera a su casa! Que no saldría de allí y que cualquier juez le daría la razón. ¡Es increíble! ¡Cómo si los padres del norte no vieran a sus hijos! ¡Por Dios, vivimos en Texas!—No quiere que yo la vea. No quiere que pase tiempo con la niña. — al levantar la vista vio que estaba llamando por teléfono, pero Dul sabía que ese fin de semana ya no se podría hacer nada.Se levantó mientras Chris muy alterado hablaba con sus abogados. Fue hasta la habitación y al ver la cuna de la niña de la que pasaba, se echó a llorar sin poder retener más las lágrimas, corriendo hacia la habitación y tirándose en la cama.Chris llegó minutos después y suspiró viéndola hecha un ovillo abrazando la almohada— Nena...—No dejará que la vea. Hará todo lo posible para impedirlo. — dijo mirando la pared mientras una lágrima caía por su mejilla.—El abogado ha dicho que vaya yo, porque sino dirá que no cumplo con las visitas.—Vete a la cena. — susurró mientras él se sentaba a su lado acariciándole la espalda— Tienes que ir.—Llamaré para cancelarla.— ¡No! Vete a la cena. —le miró a los ojos— No quiero que nos fastidie más de lo que ya lo hace. Estoy bien.—No, no estás bien.— ¿Sabes? En el fondo lo sabía. –sonrió con tristeza— ¿Cómo iba a dejar que la trajeras cuando lo que quiere es jodernos? Pero no pude evitar hacerme ilusiones.—Voy a pelear por ella.—Lo sé. — se sentó y le dio un suave beso en los labios— Vete a la cena. Yo me daré una ducha y te esperaré en la cama. —Chris apretó los labios sin querer dejarla—Vete, por favor.—Si me necesitas, llámame al móvil.Asintió y él la besó en la frente antes de levantarse de la cama. Cuando salió de la habitación, volvió a tumbarse mirando la pared. Esa pija iba a intentar joderla todo lo que pudiera y no la dejaría ver a la niña. Estaba segura.—Tranquilízate Dul. — susurró para sí— Lo conseguiremos. Chris se encargará deque te la devuelva.Tres meses después Dul esperaba impaciente en el parque donde la niñera paseaba todos los días. La muy zorra ni se molestaba en sacar a la niña. Sonrió para sí cuando vio pasar a la mujer hispana ante ella. Llevaba viéndola pasar dos meses, pero nunca se había acercado porque no sabía lo que la niñera conocía sobre la niña. La mujer se detuvo de repente y se agachó frunciendo el ceño tirando del freno del carrito que se había enganchado.— ¿Necesitas ayuda? — preguntó levantándose del banco impaciente.La mujer que debía tener unos cuarenta años sonrió— Oh, es que está muy duro y...— ¿Te sujeto el carrito mientras lo arreglas?—Por favor.Sintiendo que el corazón le iba a mil por hora se acercó y sujetó el carrito para ver a Elizabeth en su interior dormidita con un precioso gorrito rosa del que salían mechones rojizos. El chupete estaba a punto de caérsele de la boca y una de sus manitas salían de debajo de la manta. Sin poder evitarlo la tocó guardando la manita bajo la manta. Fue la sensación más maravillosa del mundo.—Es un ángel, ¿verdad? — preguntó la niñera poniéndose a su lado.—Es preciosa. — susurró.—No hace más que dormir y comer. — la niñera sonrió— Nunca había cuidado a un bebé tan bueno.— ¿Come bien? — preguntó sin dejar de mirarla con adoración.—Oh, sí. Nunca me deja nada en el biberón. — la niñera la miró — ¿Tiene hijos?—Una niña.—Entonces ya saben como es.No, no lo sabía. Desvió la mirada hacia la niñera y la mujer jadeó— Tengo que irme.—Espere por favor. — dijo angustiada.—No debe acercarse. — nerviosa empujó el carrito.—Es mi hija. — dijo sin darse cuenta que sus ojos se llenaban de lágrimas— Porfavor.La mujer miró a su alrededor— No debo. Me despedirán.—Le juro que no se lo diré a nadie. Por favor, nunca he podido cogerla.Pareció pensarlo y susurró— La veo en los baños en cinco minutos. No me siga.—Bien. — se alejó de la mujer sentándose en el banco de nuevo y cuando se fue, se levantó para ir hacia los baños donde esperó impaciente apretándose las manos.La mujer entró empujando la puerta— Siento que tenga que ser así, pero no me fío dela jefa.—No se preocupe. — dijo mirando el carrito y casi acercándose con miedo.—No se va a despertar. — divertida abrió la cremallera del saco mostrando un precioso vestidito rosa con medias a juego.78—Oh, qué bonita está mi niña. — dijo emocionada. La niñera bajó la capota y cogió a Elizabeth en brazos antes de pasársela.—Cuando acaba de comer ni se mueve.La sensación de coger a tu hija en brazos por primera vez era indescriptible y emocionada miró a la mujer— Gracias.—No me las dé. Lo que está haciendo con usted, no tiene nombre.Ella no la escuchaba. Sujetando a su hija con un brazo acariciaba su mejilla con amor y la niñera se llevó una mano al pecho— Se nota que la quiere mucho.Levantó la mirada y sonrió—Más que a nada.—El señor también la adora. Se pasa con ella horas sólo observándola.Dul se echó a llorar sin poder evitarlo y la niñera se apenó por ella— No se ponga triste. Al final la ley les dará la razón. Es su hija.Asintió mirando al bebé de nuevo— Chris dice que tenga paciencia. Me ha traído mil fotos, pero no es lo mismo.—Soy madre y no me quiero ni imaginar lo que es que te quiten a tu hijo.— ¿Y ella? ¿La trata bien?La niñera chasqueó la lengua— Claro que la trata bien y ante el señor es todo cariños y la coge en brazos, pero cuando el señor no está, es como si la niña no existiera. Sólo la tiene para fastidiarle y cuando se va hecho polvo, ella se ríe con sus amigas diciendo que va a pagar muy caro haberle puesto lo cuernos.—No se los puso, de verdad.La niñera la miró a los ojos— No hace falta que me mienta. Si ha sido así, no es mi problema.—No se los puso. Nos casamos para recuperar a la niña.—Pues eso la ha cabreado más. No vea cómo se puso cuando se enteró. Temblaba la casa con sus gritos.Se mordió el labio inferior mirando a Elizabeth, que abrió su boquita como sibostezara— ¿Está dormida y bostezando?—A veces lo hace. —la niñera miró el reloj— Tengo que irme.Entendiéndolo dio un paso hacia ella para que la cogiera y puso las manos debajo del bebé como si quisiera protegerla de una caída. Sonrió al ver como la arropaba— Gracias.No sabe cuánto se lo agradezco.—De nada, señora Uckermann.—Me llamo Dul.La mujer sonrió cerrando la cremallera— Yo Manu. Me llamaron Manuela, pero todo el mundo me llama Manu.—Gracias Manu. — se apretó las manos mientras la mujer giraba el carrito para salir.—De nada.Salió del baño a toda prisa y sintiéndose mucho mejor se llevó una mano al pechoemocionada. Corrió hasta su casa y cuando Chris llegó del trabajo, ella salió de la cocinatirándose sobre él rodeando su cuello con sus brazos— Estás muy contenta.—La he visto.Baxter abrió los ojos como platos y se echó a reír dando una vuelta con ella en brazos— ¿Cómo?—No puedo decirlo. Lo juré.—La niñera.— ¡Qué listo eres! — le abrazó con fuerza enterrando la cara en su cuello— Es preciosa.—Sí que lo es. ¿La has cogido?— ¡Sí! — se apartó sonriendo radiante— Que bien huele y abrió la boquita mientras dormía.— ¡Ya te lo había dicho! — la llevó hasta el sofá y sentó con ella a horcajadas sobre él.Dul le acarició las mejillas con ambas manos— Pero no es lo mismo verlo.Se miraron a los ojos y Chris acarició su cintura ahora plana por debajo de la camiseta— ¿Le has visto los ojos?—Estaba dormida.—Tiene unos preciosos ojos azules, pero he leído que pueden cambiar.—No sé si me dejará verla de nuevo. — dijo preocupada.—Seguro que sí.—Chris...— perdió la sonrisa— No puedes decir nada, porque entonces no podré verla de nuevo.Su marido se tensó— Dime.—Jacey la ignora todo el tiempo. Sólo se muestra cariñosa cuando tú estás allí.Su marido palideció— ¿Te lo ha dicho Manu?Asintió muy nerviosa— No dirás nada, ¿verdad?—No, nena. No diré una palabra. A ver si sale el juicio de una puta vez y acaba esto.—Sí. — le abrazó con fuerza— Hazme el amor. Quiero sentirte.—Sus deseos son órdenes, señora Uckermann.Estaban en la cama acariciándose cuando él suspiró mirando alrededor— Voy a echar de menos vivir aquí.—La casa está lista. — acarició su torso pensando en la nueva casa— ¿Han hablado contigo los de la piscina?—Hoy la han terminado de llenar. Está preparada.—Mañana voy a necesitar el coche para ir a ver que todo esté en orden.—Iré contigo y después podemos cenar algo.Sonrió encantada. Sino fuera por la niña, su matrimonio sería perfecto. Levantó la vista hacia él apoyando la barbilla en su torso— ¿Sabes que eres el marido perfecto?La miró sorprendido— ¿No me digas?—Para mí sí. Y me he enamorado de ti. —susurró casi con miedo.Chris sonrió — Yo me enamoré de ti cuando te vi tan nerviosa en el salón de tu casa, intentando aparentar que no lo estabas.— ¿Me quieres? — preguntó sorprendida.—Es imposible resistirse, señora Uckermann. — la cogió por las axilas para acercarla a su cara y la besó acariciando su labio inferior sabiendo que la volvía loca.—Este día ha sido perfecto.—Y tendremos muchos más.80— ¿Te apetece ir a la pizzería de la última vez o prefieres otra cosa? — preguntó su marido saliendo de la tienda de ropa donde la había obligado a entrar para comprar un vestido del escaparate.—Pizza. — le cogió de la mano mirándolo con amor— Ha quedado bien la casa,¿verdad?—Tengo una mujer con uno ojo para las inversiones inmobiliarias...—Dul se echó a reír dándole un golpe en el hombro.— ¿Chris? — preguntó alguien con voz chillona.Su marido se volvió sin soltarla y perdió la sonrisa poniéndose tenso— Cristine, qué sorpresa.Dul se giró hacia la mujer que debía tener unos sesenta años y los miraba como si quisiera matarlos. Era una mujer muy elegante y le recordó a Jacey por su manera de mirarla y su color de cabello— ¿Qué haces aquí?— ¡Vengo a comprarle un regalo a la niña! ¡Mi nieta necesita unos bodys! — la mujer la miró de arriba abajo con desprecio— ¿Esta es la zorra con la que te has casado?Chris se tensó mientras que Dul se quedaba con la boca abierta por el insulto.—Contrólate, Cristine...es mi esposa.—Esposa ¡Ja! ¡Es tu amante! Pero os ha salido el tiro por la culata, ¿verdad? —sonrió irónica— Vas a pagar muy caro esos cuernos con una paleta de pueblo.— ¿Estás controlada, nena? — apretó la mano en su cintura como si temiera que se tirara sobre ella en cualquier momento.—Lo intento, pero...Cristine se echó a reír— La niña es tan bonita... y pelirroja. Qué casualidad, ¿no?Ella se tensó al escucharla— ¿Qué quiere decir?—Nena, no la escuches. Sólo quiere crear problemas entre nosotros.Cristine entrecerró los ojos— ¡No te hagas la inocente! ¡Le pusisteis los cuernos a Jacey desde el principio! ¿Crees que es tonta?— ¡No sé de lo que habla! — Dul se alejó de Chris furiosa y se acercó a Cristine,que levantó la barbilla sin mostrarse intimidada— ¡Pero me va a explicar eso de que sea pelirroja! ¿Acaso no esperaban que lo fuera?— ¡No hay pelirrojos en mi familia! ¿Por qué iba a serlo?Dul palideció dando un paso atrás— ¿En su familia?Chris se pasó una mano por su pelo negro —Nena, vamos a casa.Le miró atónita— ¿Me has engañado? Dijiste que yo me había equivocado al entender el contrato. Que era subrogación primaria y que era mía por eso.Cristine estaba atónita— ¿Qué coño pasa aquí?Chris pálido como el mármol apretó las mandíbulas— Se equivocaron en la clínica.Te inseminaron mi semen dejando los óvulos de Jacey inseminados en la nevera. Metieron la pata y me avisaron el día después.— ¡Por eso fuiste a verme al pueblo! ¡Pero no me lo dijiste! —gritó alteradísima—¡Y a ella tampoco!— ¡Dios mío! — Cristine les miraba incrédula –Chris, ¿qué has hecho?— ¿Qué querías que hiciera? ¿Que le dijera que abortara para empezar de nuevo? —dijo furioso— ¡Era mi hija! ¡No pensaba hacerlo!Cristine miró a Dul y susurró— Eres su madre legalmente.— ¿Qué? —Chris apretó los labios desviando la mirada y ella le cogió por el brazo— ¿Es mía?—Se incumplió el contrato. Ningún juez te la negaría, porque no se cumplió lo firmado.— ¿Entonces por qué...? —asustada soltó su brazo empezando a entenderlo todo y grito angustiada— Te casaste conmigo para no perderla ¿verdad?— ¡Me case contigo para formar una familia! ¡Y no te dije la verdad para no hacer más daño a Jacey! ¡Ni se me pasó por la cabeza que pudiera ser pelirroja!— ¡Dejaste a mi hija porque no podía tener hijos y manipulaste a esta muchacha para tener a tu hija cerca! ¡Estás loco!— ¡No fue así! ¡Y métete en tus asuntos!— ¡En lugar de decirme la verdad para que pudiera reclamar a la niña, me mentiste para que me casara contigo!—Vamos a casa para hablar de esto.— ¡No tengo nada que hablar contigo!Salió corriendo y Chris la llamó a gritos corriendo tras ella. Llegó hasta las escaleras mecánicas y las bajó corriendo, esquivando a los que bajaban sin darse cuenta que estaba llorando— ¡Dul, espera! ¡No lo entiendes!Ella miró hacia atrás sin dejar de correr y se golpeó con un agente de seguridad cayendo los dos al suelo. Medio atontada gimió mientras Chris se arrodillaba a su lado—Nena, ¿estás bien?— ¿Pero qué coño hace? ¿Está loca? — el agente se sentó llevándose la mano a la cabeza mientras que ella posó las palmas sobre el frío suelo de mármol, para levantarse mientras los clientes los rodeaban.—Dul. ¿Te duele algo?Ella levantó la vista hacia Chris — ¡Me duele el alma! — le arreó un tortazo que le volvió la cara y varios jadearon de la sorpresa.Chris apretó los labios asintiendo— Muy bien. Me lo merezco.—Te mereces mucho más. — se levantó con esfuerzo rota de dolor por su traición.Desgarrada le señaló con el dedo—Tendrás noticias de mi abogado y te aconsejo que vayas pidiendo el divorcio de este matrimonio, porque yo no he firmado ningún contrato prematrimonial.Se volvió apartando a la gente para pasar y cuando llegó al exterior se subió a un taxi para que la llevara a la estación de autobuses.— ¿Cómo lo ve? — preguntó ella a Nancy Braun al día siguiente. Su hermano y Billla acompañaban y sentados a su lado miraban a la abogada que habían buscado en Internet.La mujer que debía tener cuarenta años los observaba sin mover un gesto—Vamos a ver si lo he entendido. — dijo levantándose mostrando un caro traje de falda en gris—Usted se ofrece como madre de alquiler y se equivocan en la clínica. En lugar de implantarle el óvulo fecundado, la inseminan con el semen del padre y en lugar de decírselo para remediarlo de alguna manera, él decide callarse. Deja a su mujer y cuando nace la niña la convence para casarse después que su mujer había pedido la custodia de la niña creyendo que legalmente era suya, aunque pensaba que era fruto de una infidelidad.82— ¡Pero es mía!—A ese tío se le va a caer el pelo. — dijo la señora Braun divertida— ¿Cómo podía pensar que nadie se enteraría de esto? Además, podemos demandar a la clínica por no ponerse en contacto con usted en su momento. ¿Tienen la documentación?Ella puso la carpeta sobre la mesa y la abogada sonrió— Tranquila, si todo es como dice usted, tendrá a la niña enseguida.Sonrió más tranquila—Revisaré la documentación y me podré en contacto con los abogados de la parte contraria. No querrán ir a juicio porque los medios se los comerían.—No quiero que esas personas tengan ningún derecho sobre la niña. Chris tampoco.—La entiendo perfectamente, pero está probada su paternidad y tiene sus derechos.Ella entrecerró los ojos— Amenácelo con que le quitarle la empresa en el divorcio.La señora Braun sonrió— ¿Quiere que renuncie legalmente a sus derechos?—Sí. No quiero que se acerque a nosotras. ¡Me mintió durante todos estos meses mientras él sí podía disfrutar de nuestra hija! ¡Yo sólo he podido verla una vez y escondida en unos asquerosos baños del parque!—Bien dicho, niña. — dijo Bill muy molesto— Te ha mentido desde el principio.—Exacto. Quiero a Elizabeth. Es lo único que me importa.La señora Braun asintió provocando que un mechón saliera de su impecable moño francés—Me pondré en contacto con usted en cuanto tenga algo.Se levantó algo nerviosa— No sé cuales son sus honorarios.—No se preocupe por eso. — alargó la mano por encima del escritorio— Me pagará su marido. Él pagará las costas, me aseguraré de ello. Por cierto, tiene derecho a una pensión.—No. No quiero nada de él.—Piensa en el futuro,Dul. — dijo su hermano muy serio—Elizabeth tiene derecho aciertas cosas.—Si renuncia a sus derechos...—Una cosa es que renuncie a sus derechos y otra muy distinta es que no tenga obligaciones. Si llegamos a un acuerdo privado, puedo conseguir que le pase una pensión alimenticia y que no tenga derecho a visitas. Sería un acuerdo entre ambas partes.—No le va a ser fácil. — dijo ella— No renunciará a la niña.—Ya lo veremos. Tiempo al tiempo. — sonrió muy segura de sí misma y les abrió la puerta— Les llamaré.—Gracias.
En un momento más subo el final y epilogo. Espero que les haya gustado, Gracias a las que votaron y comentaron
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Madre de Alquiler
FanfictionComedia Romántica. Adaptación Vondy. Dulce Maria, después del fallecimiento de su padre, está pasando por problemas económicos muy graves. A punto de perder la casa familiar y sin tiempo para venderla, decide hacer algo que nunca había creído posi...