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  Estaban comiendo unos deliciosos canapés en el salón, sentados repartidos por los sofás charlando animadamente y conociéndose mejor, cuando escucharon el teléfono.—Disculparme...— dijo James guiñándole un ojo a Frankie, que la miró levantando las cejas encantada de la vida.—Así que tienes una granja. — dijo el padre hablando con Simon— ¿Y qué plantáis?—Maíz— su hermano hinchó el pecho— Pero voy a empezar un negocio de cultivos ecológicos que...—Perdonar...— James miró a su hermano sentado al lado de Dulce y por su cara era algo serio— Ponte al teléfono, Chris.— ¿Es Jacey? — se levantó de inmediato al ver que su hermano asentía.Preocupada Dul miró hacia le puerta por la que había salido— ¿La niña está bien?—No he podido hablar con ella. Está histérica.—Uff, esa mujer.... —susurró el cura molesto mientras Dul no lo soportaba más y se levantaba del sofá yendo hacia la puerta.James la cogió por el brazo— Dul, no te preocupes. Chris lo solucionará.Sin hacerle caso salió al hall y escuchó la voz de Chris al otro lado de la escalera—No, ahora no puedo ir. ¡Tienes que entender que no puedo abandonarlo todo cuando tú quieras! Estoy en casa de mi hermano. — Dul se acercó cuando se mantuvo en silencio,seguramente escuchando lo que le decía su ex—mujer— ¡No me interesa, Jacey! ¡Lo único que me interesa es cómo está la niña!Se acercó a su espalda que estaba totalmente tensa y vio como su marido se pasaba la mano por su cabello. Estaba frustrado por lo que oía— Mira, tienes a la niñera. ¡Y si crees que vas a conseguir que vuelva contigo con estas tonterías, estás muy equivocada! —Dul sintió que su corazón saltaba. ¿Ahora quería volver con él? — ¡No entiendo lo que pretendes al llamarme para esto! ¡Hace meses que estamos divorciados!Dul le rodeó asombrada yChris se enderezó al ver que estaba furiosa. Tapó el auricular— Nena, ahora no puedo decírselo. Está con la niña y no parece en sus cabales.— ¡Está con nuestra hija! Haz que se calme.—No voy a mentirle y decirle que volveré con ella. No sé a qué viene esto. — parecía asombrado.— ¿No se habrá enterado?Chris entrecerró los ojos y destapó el auricular preguntando fríamente— Ya entiendo de qué va esto. Te has enterado de que me he casado y quieres joderme la boda¿no?Las carcajadas al otro lado de la línea hicieron que a Dul le diera un vuelco al corazón. ¡Estaba loca! Y su hija estaba en sus manos. Angustiada cogió el teléfono de manos de Chris y escuchó como se reía— Serás cabrón. Te voy a hacer la vida imposible.Mira que casarte con esa paleta que no sabe ni escribir.56—No sabré escribir. — siseó furiosa cortándo le la risa de golpe— ¡Pero lo importante es si sabes hacerlo tú, porque como a mi hija le pase algo, ya puedes ir escribiendo tu epitafio!Colgó y Chris hizo una mueca—No deberías haber hecho eso. Has empeorado las cosas.— ¿Yo he empeorado las cosas?— ¡Estamos en un momento muy delicado, Dul! ¡Enfrentarse a ella directamente nonos beneficia! ¡Recuerda que Elizabeth está en sus manos y de momento no tenemos nada que esté a nuestro favor!Ella palideció — ¿Entonces para que rayos nos hemos casado? —él apretó los labios— ¡No! ¡No me pongas esa cara! ¿Si casarnos no nos beneficia, para qué lo hemos hecho? — gritó perdiendo los nervios del todo.—No puedo creer lo que acabo de oír. — siseó furioso.—Yo tampoco.Sorprendida miró al Padre Corrigan que parecía decepcionado—Hija, espero que sólo haya sido una rabieta, porque si lo que me imagino y lo que he escuchado es cierto, todo esto es una auténtica aberración.—Padre Corrigan...— Baxter dio un paso hacia él, pero el hombre levantó una mano para que se detuviera mirando a Lini a los ojos— Está confundida por lo de la niña, pero...—Dul, pasa al despacho. Vamos a hablar.Chris la miró como si hubiera metido la pata hasta el fondo y ella se sonrojó agachando la cabeza. Siguió al padre lentamente hasta una puerta, que abrió para dejarla pasar— Siéntate. — le indicó una de las butacas ante el escritorio y ella dudó.—Padre, siento lo que...—Seguro que lo sientes. Siéntate. — le hizo un gesto con la cabeza y ella se sentó al instante. La miró fríamente— Sólo me interesa saber una cosa, que creo que es lo más importante que nos atañe en este momento, pues sólo llevas dos horas casada. — puso las manos a la espalda y fijó los ojos en los de ella como si fuera un agente de la CIA interrogando a un sospechoso— ¿Quieres a Christopher? —se puso como un tomate y desvió la mirada a toda prisa. El cura carraspeó y ella gimió interiormente volviendo a mirarle—Contesta a la pregunta.—Padre...usted no entiende nuestras circunstancias. La niña es lo más importante.—No he preguntado eso. —se sentó ante ella en la butaca y él sonrió, pero a ella no se la daba. Estaba a punto de pegarle cuatro gritos— Cuando os he casado he visto amor en vuestras miradas. ¿Me he equivocado?—No sé.— ¿Cómo que no lo sabes? — gritó desgañitado levantándose de golpe. Ella se encogió en la butaca— Respóndeme. — siseó.Dul gimió y apoyó el codo en el reposa brazos pasándose la mano por la frente— Es que cuando le conocí me gusto mucho. En realidad, me volvió loca...—el cura entrecerró los ojos— Pero estaba casado y nos alejamos...—Continúa.Ella apretó los labios— Cuando me dijo que nos casaríamos por la niña casi hago palmas con las orejas de alegría. — le miró a los ojos— Y no sólo por la niña. ¿Entiende?—él cura suspiró de alivio— Pero no sé si le quiero. No hemos pasado mucho tiempo juntos. Aunque el tiempo que no le he visto, no he dejado de pensar en él. Pero claro también estaba embarazada de un hijo suyo y eso hace que no te puedas olvidar. Cada vez que me daba una patada, hala a recordar y cuando me acostaba soñaba con él ¿Pero eso es amor? No sé. Igual estaba obsesionada porque tenía su feto dentro, pero como ni siquiera habíamos comido juntos... — se encogió de hombros y miró al cura que la observaba con la boca abierta— ¿Usted qué opina? — el cura iba a hablar, pero ella le interrumpió— Y luego está Chris. Que parece que quiere a la niña por encima de todo ¿Me quiere él? Yo creo que no. Aunque claro, se siente atraído por mí sexualmente. Me lo ha dicho, ¿sabe?Mucho, se siente muy atraído. El sexo es importante en una pareja, ¿pero se puede basar una relación en ella? Aunque también está la niña y eso une mucho, pero al final sino hay amor, no hay nada. ¿Qué cree usted?El cura bufó encogiéndose de hombros sin saber qué decir— Entiendo, ya que estamos casados y que tenemos una preciosa hija juntos, debemos intentarlo. Estoy totalmente de acuerdo y es lo que pensaba hacer. — se levantó sonriendo dejándolo a tónito— Es usted un confesor de primera. Aunque yo quiero mucho a mi padre Mathew.Pero si necesito sustituto, ya sé dónde encontrarle. — se acercó y le dio un beso en la mejilla— Gracias Padre, sus palabras me han ayudado mucho. Ahora no va haber quien me pare.El cura parpadeó viéndola salir y Chris esperaba ante la puerta con las manos en los bolsillos del pantalón.—Pero si está aquí mi maridito. — se acercó a él y le dio un beso en los labios que no la respondieron. Lo miró a los ojos y vio que tenía un cabreo de primera— Uff, que cansada estoy. ¿Nos vamos a casa?El padre Corrigan salió del despacho con cara de que lo había atropellado un tren.— ¿Todo arreglado, padre? — preguntó Chris cogiéndola por la cintura— ¿Alguna duda?El padre se sonrojo y negó con la cabeza— Todo me ha quedado muy claro...—se rascó la cabeza— creo. Dentro de seis meses quiero veros para ver cómo avanza estar elación.Dul sonrió— ¿Una cenita en casa? Le pediré a Frankie que haga una tarta. Será como un medio aniversario.La miraron como si estuviera mal de la cabeza y Dulpensó que dónde estaba Frankie cuando la necesitaba — Voy a...—se giró apartándose de ellos— ¡Frankie!Los dos la miraron con los ojos entrecerrados y ella pidió que se la tragara la tierra.Entró en el salón haciendo una mueca y su amiga lo pilló a la primera— ¿Qué has hecho?—Meter la pata hasta la ingle. — forzó una amplia sonrisa hacia James que entrecerró los ojos y siseó— Distráeles.— ¿A quién?— ¡A todos!— ¿Me quito la camisa? —miró a su amiga como si estuviera loca y Frankie sonrió—Seguro que se distraen.—Con esas ubres no me extraña.—Envidiosa.—Sí. — gimió llevándose las manos a los pechos sin darse cuenta— Me duelen.—Oh, pobrecita. — su amiga puso la mano encima de la suya y alguien carraspeó.Ambas miraron a la puerta del salón donde Chris, el Padre Corrigan y James las miraban con los ojos como platos. Frankie apartó las manos a toda prisa poniéndose como un tomate y Dul dijo— No es lo que pensáis.—Eso suena fatal. — siseó su amiga fulminándola con la mirada— Hay que ser clara.No nos va la otra acera.— ¿Eso es ser clara?—Más clara que tú.Chris alargó la mano— Nena, vamos a casa. Creo que necesitas descansar.—Sí. Me duelen los pechos y no te digo que más me duele porque el cura está delante.Simon y Bill intentaban retener la risa, pero en cuanto dijo eso estallaron acarcajadas.Hasta James se unió a las risas apretándose el vientre.Ella sonrió mirando a Padre Corrigan— No les haga caso, es que se han pasado con ese vino que ha sacado James. Si hubiera sido cerveza... —abrió los ojos como platos—No significa que beban en exceso ni nada así, sino que...—Nena, déjalo. — Chris tiró de ella hacia el exterior de la casa y Dul suspiró de alivio al ver el coche negro ante ellos.—Gracias a Dios que me has sacado de allí.—Bonita celebración. — dijo su marido entre dientes viéndola subir al coche.—Cariño, échame la bronca más tarde. — cerró los ojos apoyando la cabeza en el asiento. De repente estaba agotada.Baxter la cogió por los hombros pegándola a él y suspiró contra su pecho— ¿Qué le has dicho al Padre Corrigan?Dul abrió un ojo— ¿Por qué?— ¿Cómo que por qué? ¡Porque quiero saberlo! Te gritó, pero luego parecía más relajado. De hecho, me ha dicho que no podía haber elegido mejor.Levantó la cabeza sorprendida— ¿Te ha dicho eso?—Pareces sorprendida. — dijo con desconfianza.—Es secreto de confesión. No puedo abrir la boca.—Eso sólo le afecta a él.Dul sonrió— Lo sé.Chris le acarició la espalda, pero no correspondió a su sonrisa— ¿Acostumbras aque tu amiga te toque de esa manera?—Oh, por favor. — dijo indignada apartándose— ¿No te habrá molestado eso?Frankie y yo somos las mejores amigas. ¡Es como si me tocara mi hermana!Chris  pareció más tranquilo y Dul sonrió maliciosa— Aunque fue ella la que me dio mi primer beso.—Perdona, ¿qué has dicho?—Teníamos dos años y me lo dio en los labios la muy descarada.Chris se echó a reír a carcajadas y la abrazó a él. Los ojos de Dul brillaron sintiéndose especial en sus brazos— Me encanta verte reír.Su marido la miró a los ojos— Me da la sensación que contigo me voy a reír mucho.—Eso espero, maridito.La casa de Chris no era nada de lo que ella esperaba. Era un frío y pequeño apartamento en la última planta de un edificio de oficinas. Los muebles eran oscuros y destacaba el metal, pero estaba tan cansada que ni eso la deprimió. Chris la cogió por la cintura y atravesaron el pequeño salón para abrir una puerta donde la gran cama ocupaba casi todo el espacio— Vaya. Nunca había visto una cama tan grande.—Es que soy grande, nena. — la ayudó a quitarse el abrigo y lo tiró sobre una butaca antes de ayudarla con la cremallera.—Puedo yo. — dijo sonrojada cogiéndose el frontal del vestido dándole vergüenza que la viera.—Pero te estoy ayudando. — la besó en un hombro y ella dio un respingo. Se dio la vuelta para mirarle de frente y él le acarició la mejilla— No te pongas nerviosa. No podemos hacer nada y además estás agotada. Vas a dormir.Ella asintió incapaz de decir una palabra y apartó las manos. Su marido cogió el vestido por su cintura y tiró hacia arriba sacándoselo por los brazos. Mostró su cuerpo y su vientre y él lo acarició con ternura provocándole un estremecimiento.Chris la cogió en brazos y la tumbó en la cama tapándola con el edredón.– ¿Tienes frío? ¿Quieres que busque un pijama?Negó con la cabeza sonriendo sintiéndose especial. Hacía mucho que nadie cuidaba de ella de esa manera y eso la emocionó— Estoy bien.Sentado a su lado le acarició el cabello— Mañana empezaremos a buscar una casa.Abrió los ojos como platos— ¿Una casa para nosotros?Él sonrió— Y para la niña. Debe estar todo listo para cuando la tengamos.Dul ilusionada asintió— Quedan dos días para verla.—Y será nuestra todo el fin de semana. — se acercó y la besó suavemente en los labios— Ahora a dormir.Le miró a los ojos y sonrió poniéndose de costado y abrazando la almohada — ¿Y tu qué vas a hacer?—Tengo que hacer unas llamadas. Te despertaré en dos horas y charlaremos.Ella asintió cerrando los ojos— Una siestecita.—Eso es. Cierra esos preciosos ojitos.Se despertó con ganas de ir al baño y apartó el edredón levantándose. Hizo una mueca porque estaba dolorida y fue hacia una de las dos puertas negras que había en la habitación. Suspiró de alivio al ver el inodoro negro y después de usarlo decidió darse una ducha. Cuando el agua estuvo caliente, se quitó las braguitas dejándolas caer al suelo y se quitó aquel horrible sujetador. Suspiró de gusto cuando el agua cayó sobre su cara porque era como si lloviera sobre ella. Vio los envases de gel y de champú— Que cosa más fina.— susurró dándole al pulsador plateado y oliéndolo. Olía a fresco y se enjabonó con él,cogiendo la única esponja que había allí. Suponía que era de Chris y esperaba que no le importara. Disfrutando como nunca, pulsó el otro envase para oler lo que era. Parecía más espeso y lo frotó entre los dedos sonriendo cuando vio que formaba espuma. Así que supuso que era el champú. Frotándose la cabeza sonrió porque la fragancia olía a dulce y vio varios botones en la pared— ¿Qué será esto?Tocó uno de ellos y abrió los ojos como platos al ver que salía vapor de las paredes.Tocó otro y chilló cuando unos chorros de agua fría le dieron en el trasero sobresaltándola.Otro de los botones provocó que los chorros salieran disparados por encima de sus hombros—Está a la altura de Chris. — dijo para sí antes de dar a otro botón. De las tres paredes salieron unos chorros como si hubieran encendido los aspersores de un jardín— ¡Esto es la leche!— ¿Te diviertes?Chilló tapándose los pechos y Chris en mangas de camisa se cruzó de brazos y levantó una ceja— Nena, estamos casados.— ¡Sí! Pero no estamos casados, casados. ¡Así que sal de aquí cagando leches!—Si no acabaras de dar a luz ya te diría yo si estábamos casados, casados.Se puso como un tomate y se dio la vuelta— ¡Vete!Chris se echó a reír— Nena, tienes el trasero más bonito que he visto nunca.—Eres imposible.Notó como él se acercaba y gimió cuando cerró el agua— Dul..—dijo con voz ronca cortándole el aliento— Sal cielo, no cojas frío.Ella se volvió lentamente y él estaba esperándola con una enorme toalla azul. Salió dela ducha y la rodeó con ella como si fuera una niña antes de coger otra para secarle el cabello.Dul sonrió divertida— Sabes que puedo hacerlo yo, ¿verdad?—Así practico. — la besó en los labios y ella suspiró levantando los brazos para rodear su cuello. Chris gimió profundizando el besó devorándola y para Dul fue tan perfecto que deseó más abrazándolo más fuerte para pegarse a él.Chris la apartó sujetándola por la cintura y susurró— Se nos está yendo de las manos.— ¡Es culpa tuya! ¡Me estás tentando continuamente! —él se echó a reír saliendo del baño— ¿Qué? ¿Ahora me dejas así? ¿Sabes lo que es la tortura sicológica?Gimió quitándose la toalla de la cabeza— Puñetera cuarentena. La próxima vez que tenga un hijo, lo haré por el método tradicional. Al menos me llevaré un orgasmo.Puñeteros tubitos de ensayo.Salió del baño minutos después de ponerse un enorme albornoz que iba arrastrando.Enrolló las mangas lo que pudo y salió de la habitación buscando a Chris, que estaba en el salón hablando por teléfono mientras miraba la pantalla de un ordenador. Como estaba trabajando, no quiso molestar y pasó tras él buscando la cocina. Tenía sed y al entrar en la moderna cocina con encimeras de granito negro levantó una ceja— Aquí se podría operar a corazón abierto. — susurró al ver lo limpio e impecable que estaba todo. Fue hasta la nevera y abrió la puerta de la derecha. Sólo había cervezas y dos envases de cartón concomida china. ¡Ni siquiera había leche!— ¡Chris, tenemos que hacer la compra! — cerró la puerta de la nevera exasperaday buscó un vaso. Cuando lo encontró, abrió el grifo. Estaba bebiendo cuando su maridoa pareció en la puerta. Se apoyó contra el marco —Nena, nos quedaremos unos días....—Sí, pero da la casualidad que yo como tres veces al día. ¿Acaso tú no?Sonrió divertido— Yo suelo comer fuera.—Pues eso va a cambiar.— ¿Perdón?— ¿O crees que vas a tenerme aquí en casa hasta que a ti se te ocurra aparecer? Esto es un equipo. Te perdono las comidas porque supongo que te reunirás con gente y esas cosas tan aburridas, pero se cena en casa a las siete. ¿Lo pillas?—Claramente.—Y cuando la niña esté con nosotros deberás estar aquí para el baño a las seis. ¿Lo pillas?—No puedes ser más clara. — divertido se acercó— Pero cielo, tengo responsabilidades y muchas veces tengo cenas de negocios, galas y esas cosas tan aburridas.—Un día a la semana. No cedo más. — levantó la barbilla haciéndole reír.— ¿Es tu última palabra?—Pues sí.—Haré lo que pueda.—No me has entendido. — dijo seriamente— Yo lo estoy dando todo en esto y espero que tú hagas lo mismo.Chris perdió la sonrisa asintiendo— Muy bien.Dul sonrió— Bien, pues me visto y nos vamos de compras. Hay mucho que hacer.Antes de vestirse revisó el apartamento y no había otra habitación, así que la cuna dela niña tendría que ir en el salón, porque no había espacio en la habitación. Decidida fue hasta una de las maletas que habían preparado los chicos y la llevó hasta la habitación.Gimió al ver la manera en la que habían metido su ropa. Tendría que plancharlo todo de nuevo. Cogió un vaquero premamá y un jersey rojo muy grueso. Después de calzarse las botas cogió su abrigo azul de diario y salió revisando en el bolso que lo llevara todo. Éls eguía hablando por teléfono y Dul se cruzó de brazos. Chris colgó sin despedirse—¿Lista?—Vamos. Sólo tenemos cuatro horas hasta que cierren las tiendas.Él la miró escandalizado— ¿Piensas estar cuatro horas comprando?— ¿Te estás quejando? –le miró de arriba abajo examinando su traje— ¿Vas a ir así?— ¿Qué tengo de malo?Puso los ojos en blanco antes de ir hacia la puerta— Acelera, que no llegamos.Chris sonrió cogiendo su chaqueta y su abrigo— Estás exagerando, nena. Tenemos tiempo de sobra.— ¿Hay por aquí un centro comercial?—Sí.—Eso nos ahorra tiempo.—En dos horas tengo que estar aquí para una llamada...— la mirada de Dul le indicó que no estaría allí en dos horas— Ya llamaré más tarde.—Eso decía yo.Tenían muchísimo que hacer, porque tuvo que comprar todo lo que necesitaría para la niña. Fueron a una tienda infantil y eligió de todo. Como no le preocupaba el dinero porque pagaría él, escogió todo lo que le gustaba y que desde que se había quedado embarazada deseaba para su hija al verlo en las revistas. No podía comprar los muebles de su habitación todavía, pero escogió una cuna preciosa en estilo antiguo pintada en blanco, el carrito del bebé y el asiento del coche. La chica de la tienda la seguía corriendo de un lado a otro mientras Chris la miraba sonriendo. Ella le enseñó una mantita rosa y Chris asintió sacando el teléfono del bolsillo interior de la chaqueta.—Ah, ah...Chris sonriendo volvió a dejarlo dentro de su chaqueta y ella sonrió como si fuera un niño bueno.Cuando estaban terminando, la lista era interminable— ¿No te olvidas de algo?Ella le miró interrogante— Nena, no has comprado la leche.—Yo tengo leche.Chris apretó los labios y miró a la mujer— ¿Nos disculpa un momento?—Sí, por supuesto.—No puedes darle de mamar.— ¿Por qué no?—Porque volverá con Jacey y ella no le estará dando el pecho. Además, después de este fin de semana tardaremos en verla quince días. ¿Entiendes?Dul dejó caer los hombros suspirando— Tienes razón.Al ver que había perdido el brillo en los ojos, Chris la cogió por la barbilla para elevar su rostro— Cielo, no pasa nada porque se alimente de biberón.— ¡Eso lo dices tu que no tienes las tetas a punto de reventar!Furiosa porque no podía ni darle de mamar a su hija, se volvió cogiendo unos calcetines que no había cogido porque ya había escogido otros, pero que se fastidiara. Él la había metido en ese lío.Refunfuñando por lo bajo siguió cogiendo cosas hasta que tuvo todo lo que necesitaba.— ¿Ya está? — preguntó divertido.—Pues sí. A no ser que quieras decirme otra cosa que me falta.—No te falta de nada. — la cogió por la cintura pegándola a él y le dio un suave beso en los labios— Eres perfecta.Sonrió mirando sus ojos— Perfecta, ¿eh? Pues la perfecta tiene hambre.Él se echó a reír asintiendo y la cogió de la mano para hablar con la encargada y que le enviarán todo al apartamento —Mañana por la mañana lo tendrán allí. — dijo encantada por la comisión que seguramente se llevaría, apuntando la dirección a toda prisa.63— Cuanto antes mejor. — dijo ella queriendo las cosas de la niña lo antes posible. Él tiró de su mano divertido— ¿Te apetece una pizza? — le preguntó saliendo de la tienda.—Uhmm.— ¿Eso es que sí?—Con mucho queso.—Como a mí me gusta.La llevó hasta una pizzería que estaba muy animada. Ella se sentó mientras él pedía y un adolescente se sentó en su mesa haciéndola parpadear asombrada— Hola, guapa.— ¿Hola guapa?—Me preguntaba si quieres ir al cine. — sonrió mostrando sus brakers— Deja a ese viejales y vente conmigo. Te lo pasarás bien.Divertida puso el codo sobre la mesa y apoyó la barbilla sobre la mano— ¿Y qué iríamos a ver?—La nueva de Leonardo di Caprio. Matan osos y esas cosas.— Un poco violenta, ¿no?— ¡Qué va! ¡Va a ganar un montón de Oscars! Me llamo Pete.—Y yo me llamo Dulce y me apellido Uckermann como el hombre que tiene cara de mala leche que está detrás de ti con mi pizza.El chico se enderezó abriendo los ojos como platos— ¿Estás casada?—Y ayer mismo di a luz a mi hija. ¿Qué te parece?Pete miró sobre su hombro a Chris que le observaba con los ojos entrecerrados—Asaltacunas.Su marido dio un paso hacia él y Pete salió corriendo haciendo reír a sus amigos que estaban en una mesa al otro lado de la pizzería. Riendo Dul vio como dejaba la bandeja ante ella— No te puedo dejar sola.—Quería invitarme al cine. — dijo cogiendo un pedazo de pizza estirando el queso haciéndosele la boca agua— Me lo estoy pensando. La oferta era muy buena. No puedes competir con Leonardo di Caprio.—¡Me ha llamado asaltacunas!No puedo evitar reírse al ver su cara de indignación— Por cierto viejales, ¿cuántos años tienes?—Treinta y cuatro, gracias.—Uhmm, la edad perfecta. — dijo mirando sus ojos— No sé mucho de ti.— ¿Y qué quieres saber?—Sé que tienes un hermano y que a tu padre le gustaba su nombre, pero no sé nadamás. Cuéntame algo.—Soy Leo y me gustan las pelirrojas. ¿No es suficiente?—También las rubias.—Eso es agua pasada. Me cambio a las pelirrojas. —mordió su pizza y ella hizo lo mismo.— ¿Y qué te gusta hacer aparte de trabajar?—Me gusta el béisbol.—Típico.— ¿Y a ti?—Déjame pensar...No tengo hobbies. En la granja siempre hay algo que hacer. Y preguntaba yo.Chris reprimió una sonrisa— Muy bien. Pues me gusta viajar, conocer lugares distintos y el béisbol. Cuando tengo tiempo voy a algún partido o los veo por la televisión.— mordió otro pedazo de pizza antes de decir con la boca llena—Nena, tendrás que buscar algo que hacer porque vas a tener mucho tiempo libre.Le miró sorprendida— Pero cuando tenga a la niña...—Eso tiene que ir al juzgado y no sé lo que tardarán los abogados en solucionarlo.No quiero que estés sentada esperando. Mañana puedes empezar a mirar casas, pero...— ¿No las vamos a ver juntos?—Nena, tengo trabajo. Iré a ver las que más te gustan.Ella lo entendió y asintió antes de coger el refresco que le había pedido— ¿Y la podré decorar como yo quiera?—Puedes hacer lo que quieras mientras no pintes de rojo o negro y la cama sea bien grande.—No será como el apartamento.—Nena, tengo ese apartamento por si me quedo a dormir o quiero ducharme. Encima de la oficina es muy práctico. Sé de sobra que no es una casa para vivir.Iba a dar un mordisco a su pizza cuando Dul se detuvo en seco— ¿Tienes la oficina debajo? ¡Qué bien! ¿Y trabajas con mucha gente?Él levantó una ceja— Nena, el edificio es mío.Dul se atragantó al escucharle y los ojos se le llenaron de lágrimas mientras tosía.Chris se acercó a ella para darle palmaditas en la espalda— ¿Estás bien?Asintió mirándole a los ojos— ¡Eres rico!Chris se echó a reír sentándose en su sitio— Mis contables dicen que sí. Lo dices como si fuera algo malo.Se sonrojó perdiendo el apetito— Pensarás que soy tonta.—Pienso que eres preciosa y muy lista.—Pensaba que tenías una buena empresa, pero...—Olvídalo, ¿quieres?¿Cómo lo iba a olvidar? Detrás de un gran hombre siempre había una gran mujer y ella no había ido ni a la Universidad. Se codearía con gente muy importante y Dul no sabría cómo comportarse con ellos.—Si se te está pasando por la cabeza alguna tontería, ya tenía a la mujer que pensaba que era perfecta para mí y me equivoqué. Lo harás bien. Sólo tienes que mostrarte como eres.Dul entrecerró los ojos— ¿No tienes miedo a que te deje en ridículo?—No. — él suspiró al ver su cara de incredulidad y la cogió de la mano— Nena, lo que no sepas, lo aprenderás. Sólo te pido una cosa.— ¿El qué?—Que no cambies nunca.Dul sonrió encantada y apretó su mano— Haré lo que pueda.—Bien.Siguieron comiendo mientras charlaban de mil cosas. Él le dijo los requisitos mínimos que tenía que tener la casa y Dul asintió, aunque le parecían muchas cinco habitaciones. También tenía que tener un espacio para un gimnasio y un despacho. Si tenía piscina climatizada mejor.— ¿Piscina climatizada?Chris se echó a reír al ver su cara de asombro— Me gusta dar unos largos cuando llego del trabajo.— ¿Sabes todo lo que tendré que limpiar con esa casa tan enorme?—Tendrás servicio.— ¿Y qué coño voy a hacer todo el día?— ¿No te lo había dicho? Por eso quiero que te busques algo que hacer.— ¿Jacey qué hacía? — preguntó con curiosidad.—Jacey trabaja en la empresa de su padre.—Estupendo. —siseó perdiendo el apetito totalmente.—Dime algo que siempre hayas querido aprender.Ella le miró pensando en ello. Siempre había querido ir a clases de arte, pero en su pueblo no había después de salir del instituto— Pintar.Chris sonrió— Perfecto. Pues ahí tienes una idea.— ¿Puedo ir a clases de arte?—Puedes ir a clases de lo que quieras. —tiró la servilleta de papel sobre la bandeja y se levantó cogiendo su mano— Vamos a comprar para llenar esa nevera.Mientras él empujaba del carrito ella iba metiendo los productos que necesitaba. La observaba divertido seleccionar los productos mirando sus precios, no como había hecho con las cosas de la niña— Cielo, ¿qué haces?Levantó la vista de dos tipos de aceite de oliva— Mirar cual es mejor, al mejor precio.—Podemos permitirnos el caro.—Tenemos que ahorrar. ¡La casa que quieres va a ser demasiado cara!Chris se sonrojó mirando a su alrededor y una mujer sonrió asintiendo— Bien dicho,niña. Los hombres no tienen ni idea de lo que cuesta todo.La mujer empujó su carrito mientras Chris la fulminaba con la mirada— Nena, no vamos a tener problemas de dinero.—Sí, eso dicen todos. — dijo metiendo en el carro el más barato.Después de unos segundos él preguntó— ¿Eso te dijo tu padre? —le miró de reojo no queriendo hablar de eso— ¿Te dijo que no había problema y después te encontraste con que no era así?—Sólo quería protegerme y lo que consiguió fue perder la salud y que casi nos quitaran la casa. — le advirtió con la mirada— Como hagas algo así, te mato. No me mientas. Nunca. Somos un equipo.Chris apretó los labios cogiendo vinagre balsámico— No te preocupes por eso.Además, está mi hermano, que os ayudaría si a mí me pasara algo.— ¡No me has entendido! ¡No me mientas para protegerme!Chris asintió antes de decir de preguntar— ¿Necesitamos algo más?—Leche.—Pues vamos a ello.Cuando llegaron a casa cargados de bolsas, se quedaron con la boca abierta en la puerta porque todo lo que habían comprado para la niña estaba allí colocado donde habían podido— Les ha abierto el portero. — dijo Chris atónito al ver la cantidad de cajas que había a su alrededor— ¿Qué decías de ahorrar?—Son cosas necesarias para la niña. — dijo sonrojada recordando los patucos que no tenía que haber comprado.Chris pasó intentando no pisar los paquetes que había sobre el suelo, pero no podía pasar a la cocina porque un paquete enorme estaba colocado ante la puerta.Dul gimió dejando las bolsas en el suelo sin intentar pasar siquiera— Cielo, vete por el resto de las cosas al coche mientras yo me encargo de hacer un pasillo.Minutos después Chris entró en casa con las últimas bolsas y se la encontró mirando un vestidito rosa con lágrimas en los ojos— Nena...— dejó las bolsas en el suelo y fue hasta ella acuclillándose a su lado— Lo arreglaré. Te lo prometí, ¿recuerdas?Ella asintió mientras una lágrima caía por su mejilla— Y yo te creí.—Formaremos una familia y todo será perfecto. La recuperaremos. Es sólo cuestión de tiempo. Debes tener paciencia. — le acarició sus rizos consolándola y ella le abrazó.—Tengo miedo.—Cuando la veas este fin de semana, comprobarás que está bien.—Pero tendré que devolverla.Chris apretó los labios abrazándola— Los abogados lo solucionarán. Haré lo que haga falta.—Bien. — se alejó y se pasó las manos por las mejillas limpiándose las lágrimas y forzó una sonrisa— Voy a recoger todo esto. Tiene que estar listo para cuando llegue.Él asintió mirándola preocupado y la observó durante varios minutos moverse por el salón abriendo cajas y clasificando las cosas de la niña.Tres horas después sólo faltaba montar la cuna, pero Chris se negó en redondo—Ahora a dormir. Estás agotada.—Pero...—Todavía hay tiempo, cielo. — la cogió de la mano llevándola a la habitación— Ha sido un día demasiado agitado. Has salido hoy del hospital y no has parado.— ¡He dormido al mediodía!Chris reprimió una sonrisa— Son las doce de la noche. A dormir.Se puso un camisón de hilo rosa mientras su marido se duchaba y aunque estaba algo nerviosa por dormir con él, en cuanto posó la cabeza en la almohada se quedó dormida en el acto.Cuando él se despertó, alargó la mano al otro lado de la cama y levantó la cabeza abriendo los ojos al darse cuenta que el lado de Dul estaba vacío. Se sentó en la cama de golpe y apartó las sábanas al escuchar ruidos en el salón. Cuando abrió la puerta vio a su mujer sentada en el suelo dándole la espalda con dos piezas largas en la mano mirando un gráfico que tenía en frente— ¿Sabes que hora es?Dul se sobresaltó levantando la vista intentando evitar mirar el pecho de su marido.Únicamente llevaba los pantalones del pijama y estaba de lo más sexy— ¿Las cinco y media o así?— ¡Por Dios mujer, tienes que descansar!—Vuelve a la cama. Yo me levanto a esta hora. —volvió a mirar el folleto y le dio la vuelta a la pieza de su mano derecha.— ¿Te levantas a las cinco de la mañana?—En un rancho hay que madrugar. —distraída dejó una pieza en el suelo antes de darla vuelta a la hoja— ¿Por qué no vendrán montados estos chismes?—Si crees que voy a hacerlo yo, estás muy equivocada. Vuelve a la cama.—Ahora no podré dormir.— ¡Y yo tampoco porque me he despejado del todo!Dul sonrió radiante— Estupendo, así me ayudas.Dándose por vencido se acercó a su mujer —Déjame ver. —le tendió las piezas y él estudió el grafico antes de mirar las piezas. Les dio la vuelta y las encajó—Va así.Ella asintió antes de coger la siguiente pieza y él fue encajándolas. Una hora después la cuna estaba montada y Dul acarició sus costados— Es bonita, ¿verdad?Chris a su espalda la cogió por la cintura pegándola a él— Es enorme.—Así estará más cómoda.—Hasta los dieciocho. —le acarició el vientre y sus manos subieron hasta sus pechos haciéndola gemir— ¿Te duelen?—Un poco. — susurró cerrando los ojos disfrutando de sus caricias.—Me muero por hacerte el amor. —le susurró al oído antes de besar el lóbulo de su oreja bajando por su cuello. Ella apartó la cabeza para darle mejor acceso y Chris gruño pegándola a su cuerpo. Dul chilló apartándose de golpe al notar en su trasero el sexo de Chris— ¡No podemos! ¡Acabo de parir!—No creas que no me acuerdo. — dijo exasperado— De hecho, no se me quita de la cabeza. —entró en la habitación diciendo— Voy a darme una ducha.—Fría, muy fría.— ¡Va a ser un mes eterno!— ¡Cuarenta días!Su marido gruñó cerrando la puerta del baño y ella sonrió mirando la cuna. Cuando salió de la ducha ella había preparado un desayuno enorme— Cielo, con algo de fruta y un café estoy despachado.—El desayuno es la comida más importante del día. —le puso delante unos huevos con beicon, las tostadas y el café. Le sirvió un zumo de naranja y sonrió antes de darle un beso en los labios— Listo.Chris sonrió divertido— Toda una ama de casa tradicional.— ¿Te molesta? — preguntó sentándose ante él.—Me encanta.—Y a mí. — comieron hablando de lo que harían ese día. Al parecer el agente inmobiliario la llamaría a lo largo de la mañana para llevarla a ver casas.—Si te gusta alguna repetiremos la visita los dos juntos. — miró su reloj e hizo una mueca— Voy a hacer unas llamadas. Así levantaré a alguien de la cama, que hace mucho que no lo hago.—Serás malo.—Pórtate bien. Nada de quemar coches. — la besó en los labios antes de salir de la cocina.La sorprendía lo bien que se sentía. Estaba muy a gusto a su lado y se sentía querida y deseada. Sólo faltaba la niña y que la amara con locura. Entonces todo sería perfecto.Ahora sólo tenía que encontrar su hogar. Porque ella no quería una casa, quería un hogar para su familia. Esperaba que no fuera difícil encontrarlo.  

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