Capítulo 1: Una nueva ocupación

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El islandés hoy empezaba con su nueva actividad extra escolar, pensarán que él quizá estaría en el club de arte, o de algún deporte, tal vez en el coro del instituto, pero no. Se ofreció a ser asistente de la señora encargada de la biblioteca del instituto, la señora Nielsen era una mujer muy amable, ávida lectora como él, esta mujer de edad avanzada y una ternura que era propia de las abuelitas amorosas de algunos libros era la bibliotecaria de la biblioteca del World Academy, instituto donde asistían las naciones. Gissur, o Ice como su familia y conocidos le llamaban, era una de las naciones consideradas como "jóvenes"; un muchacho tímido, aparentemente frío, aunque apasionado, aquella faceta no la mostraba, como tampoco dejaba ver su lado sensible, también era tranquilo y no muy sociable. Tenía a sus hermanos, las demás naciones nórdicas, bien conocido era el grupo de nórdicos, y él era el menor de ese grupo.

¿Por qué un chico poco sociable como él buscó una ocupación que requería tratar con bastante gente? Tenía sus razones bien y muy bien ocultas, ni si quiera su amigo frailecillo sabía la verdadera causal de buscar ser el asistente de la bibliotecaria, le resultaba vergonzoso decir que era por un compañero del instituto, solo su diario sabía eso.

16:00 hrs, día lunes, un verano no diferente al anterior. Su primer día, ¿nervios? No, conocía el sistema de la biblioteca y las labores que tendría encomendadas. Todos los días salía de clases a las 15:30, salvo el viernes que el horario de salida era a las 13:00 hrs. Medía hora tenía para ver sus deberes y comer algo. Puntual como siempre, vistiendo el uniforme reglamentario, la diferencia del resto de compañeros de instituto era el gafete con su nombre y ocupación.

-Oh, Ice, qué puntual. ¿Cómo estás? ¿Recuerdas lo que te expliqué de las cosas que tendrás que hacer? -Aquella mujer de cabello corto, que tenía canas plateadas, propias de las seis décadas que llevaba a cuestas le miró con una sonrisa afable. El isleño asintió y como muy pocas veces sonrió de medio lado. -Buenas tardes, señora Nielsen. -Ella soltó una risita cantarina y entrecerró sus ojos castaños. -Tan formal, pequeño Iceland, no sabes cómo me alegra que seas tú quien me ayude, verás, yo no tengo tanta fuerza ya, ¿y te puedo contar algo? -Le volvió a sonreír al muchacho. -Ya esta mujer no está en forma para subir escaleras para ordenar los libros en las partes altas de los estantes. -Él entendía perfectamente la situación que recién le fue comentada, veía a la señora apenas poder subir la escalera para acceder a lugares altos. -Descuide, señora Nielsen, yo me encargaré de eso.

Aquella plática duró poco, la charla acabó abruptamente al oírse la voz de una muchacha de largo cabello castaño y una mechita delgada de cabello que al final acababa ondulada de forma graciosa, el platinado la ubicaba, era Taiwan, Mei para los amigos y conocidos. La muchacha sonrió y miró a los encargados de la biblioteca. -Hola. Vengo a pedir el libro "El lazarillo de Tormes", de... de, ay, no recuerdo el autor. -La chica miró hacia arriba tratando de recordar el autor del libro que pidió, pero aún no conseguía dar con el nombre. -De Diego Hurtado de Mendoza, aunque algunos dicen que no está claro que él haya escrito el libro. -Respondió con tranquilidad el nórdico, ya había leído ese libro, aparte, era un jovencito estudioso. -¡Gracias! -Sonrió agradecida la muchacha. -Voy por él enseguida. -Gissur fue por el libro y regresó transcurrido alrededor de 30 segundos. -Necesito que llenes esta papeleta y me entregues tu carnet de biblioteca.

La taiwanesa hizo caso y se llevó el libro. -¿Por qué no va a descansar? -Le preguntó a la señora y esta asintió con una sonrisa. -Creo que te haré caso, cualquier duda estaré en la cafetería, ¿sí? -Ella lucía cansada, que descansara era algo que vio que necesitaba. -Vaya con cuidado, yo me encargo. -Tras las palabras del chico se marchó la mujer.

Otros cuatro estudiantes llegaron a pedir libros, los atendió y la biblioteca quedó con dos alumnos, uno era Roderich, la nación de Austria, y una chica que en un costado tenía unas flores, sabía que era Hungría, quien por lo general solía vérsele cerca del austriaco, solo eso sabía, la verdad es que no le interesaba mucho saber cosas de sus compañeros. Ya que no había nada que hacer y apenas había un par de compañeros en la biblioteca, se sentó y comenzó a ver su móvil un momento.

-¿A quién le mensajeas? ¿Conseguiste novia acaso? -Esas preguntas estaban cargadas de burla, supo de quién era la voz sin tener que levantar la vista, su hermano mayor. -¿Si te arrojo una biblia te quedarías inconsciente y dejarías de molestar? -Un "hola" entre ellos estaba de más a veces. -¿No te sientes mal por no contarle a tu adorado hermano mayor que tenías nueva ocupación? -El islandés le miró con desinterés. -Tampoco le dije a los demás, no te sientas especial, Nore. -El noruego le entregó su carnet de biblioteca y entrecerró los ojos. -Ya que eres el adorable encargado de los libros ahora, ¿serías tan lindo de traerme un libro de ballenas? Estoy aburrido y re leer de eso no es mala idea, já? -El menor le extendió un lápiz y el papelito que debía llenar el recién llegado. -Rellena con tus datos, ya sabes. -Sin decir más fue en busca del libro, paró a medio camino y volvió, le miró con reprobación y se cruzó de brazos. -Hey, tú eres quien debe ir por el libro y traérmelo. -El rubio rodó los ojos y bufó. -Pero Is, a cinco chicos tú les buscaste sus libros... -El nórdico menor mostró una expresión de genuina sorpresa. -¿Cómo supiste? -No, no había visto a su hermano antes. -Me dijo él~ -Y atrás del noruego estaba Bøyg, por sobre el hombro del rubio. -Salúdale, vamos liller bror, él se irá solo si me traes el libro. -El isleño tragó saliva y dio media vuelta para ir por el libro, ese bicho le incomodaba en demasía.

No tardó en volver, el mayor ya tenía llenada la papeleta y se deleitó de la carita de berrinche de su hermanito. -Este es nuevo, ejemplar nuevo, no lo manches con mantequilla o café. -Comentó algo irritado. -Takk, liller. ¿No te molesta que me quede a leer? -El aludido gruñó por lo bajo y se encogió de hombros tras guardar la papeleta en donde correspondía. -Haz lo que quieras, yo qué sé.

Y por el momento dejó de jugar con la paciencia de su hermano menor y se fue a sentar a la mesa más cercana al sitio donde se encontraba el platinado. -Tonto... -Farfulló Gissur y se puso a leer también.
Varios no creerían que aquella insular nación le tenía sentimientos a aquella conocida por sus asombrosos fiordos y por ser tierra de vikingos. Gissur trataba a toda costa de no mostrar su interés romántico por aquel noruego, no debía quererlo así, eran equívocos sus sentimientos, era su hermano mayor y no podía enamorarse de él, se odiaba a veces por sus sentimientos. No es fácil cargar el peso de un amor prohibido e imposible, por que él pensaba y daba por sentado que no había forma de que su stror bror le correspondiera.

Hacía como que todo el tiempo leía, un par de alumnos llegaron a pedir libros, se encargó de ellos y volvió a sentarse y fingir que leía, mas lo que hacía era mirar al noruego, tal vez lo miraba con ojos de enamorado, es que le parecía tan atractivo, verle así sentado con esa característica y propia aura de misterio del chico reprssentante de Noruega era un deleite a los ojos del menor de los nórdicos. -Ice, ¿cómo ha ido todo? ¿No has tenido problemas? -Era la señora Nielsen. El islandés miró el reloj y no creía lo que veían sus ojos, eran las 18:09 hrs. ¿En serio pasaron tan rápido dos horas? Y la mayoría de ese tiempo se la pasó mirando al noruego a cada rato. Odín, ¿por qué le hiciste caer en las redes del amor? Dejó a un lado el libro de registro de los préstamos de libros que hojeaba y volteó a mirar a la bibliotecaria. -El tiempo se me pasó volando. -Le confesó a la señora, la cual sonrió divertida. -Tal vez fue porque te divertías, suele pasar, y perdona la tardanza. -El hermano mayor del islandés lo miraba a él y a la mujer con suma tranquilidad, por lo que bien sabía, los asistentes de biblioteca tienen horario de 16:00 a 18:00 hrs. Y no se equivocó, la bibliotecaria le anunció a Gissur que podía irse, a lo que el menor asintió, se quitó el gafete y lo guardó en su mochila.

-Yo me voy. -Comentó el islandès al chico de la mirada añil y este entrecerró los ojos tras cerrar su libro, guardó en su mochila el libro de cetáceos y se puso de pie. -Vel, entonces vamos juntos al internado, já? -El menor dio media vuelta y con un gesto de mano se despidió de la encargada de la biblioteca. No respondió a lo dicho por su hermano y empezó a caminar, sus pasos no eran rápidos, estaba dándole oportunidad de que le siguiera. El noruego que no tenía un pelo de tonto, y que le conocía muy bien, entendió y fue tras el pequeño. "No lo mires, no lo mires", se decía a sí mismo el más bajo de aquel par.

-Hej, liller, ¿sabías que casi todas las tardes estoy en la biblioteca una o dos horas? -¿Que si no sabía? Estaba más que enterado de hacía un buen tiempo y por eso buscó ser ayudante de la bibliotecaria, para verle, además, esa actividad le beneficiaba respecto a su conducta, dos pájaros de un tiro. -No, no tenía idea, pensé que ibas a pasártela todos los días con el tonto de Inglaterra y con Rumania. Mientras no me hagas trabajar de más, haz lo que se te plazca. -Aunque no lo pareciera, disfrutaba de la compañía de noruego. -Bøyg vendrá mañana, recíbelo con una sonrisa, já? -Se frikeó de escuchar su comunicado. -¡No jodas! -Se quejó el platinado y siguió caminando al lado de su hermano. Oh, cielos... ¿de verdad habrá sido buena idea la suya?

¿De verdad quiero que lea entre líneas? [Fanfic NorIce Gakuen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora