Capítulo 2: La biblioteca se reserva el derecho de admisión de criaturas mágicas

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—No puede ser que no hallaras ese libro, Nore. —Le respondió Gissur a su hermano mayor, este no hizo más que bostezar, como si la frase del menor le aburriera. —No está, culpa mía no es, y si mal no recuerdo, una de tus obligaciones es asistir tanto a la bibliotecaria como a los estudiantes que lo requieran, ¿no es así, liller? —El islandés gruñó por lo bajo, no podía rehusarse a hacer lo que debía, en este caso ir a buscar el libro que decía no encontrar el noruego. —Lo que pasa es que no buscaste bien, ¿por qué no buscas otro libro que leer? —El rubio rodó los ojos, no haría caso a la sugerencia de su hermanito menor. —Es para estudiar, no voy a malgastar mi tiempo en leer otras cosas si tengo que estudiar, Is.

"Maldito, siempre tiene una respuesta para todo", pensó silencioso, resignándose a tener que ir por el ejemplar que no encontraba la otra nación nórdica.
—Debo ir por un banquillo, tendrás que esperar. —Le informó, la respuesta que recibió fue un "já".
Gissur con mala cara fue por un banquillo, resulta que el libro que buscaba el noruego debía estar en la zona más alta del estante de su respectiva sección. Acomodado el banquito se subió a este y comenzó la búsqueda.

—Qué raro, no está, quién lo diría, tenías razón. —Comentó el chico encargado de la biblioteca. Sí, él estaba a cargo, hoy fue un día ajetreado, no por ser visitada la biblioteca por muchos alumnos, sino porque ocurrió un accidente. La señora Nielsen se accidentó en la hora del almuerzo, quebrándose una pierna, por lo tanto, ahora él tenía más cosas que hacer desde hoy hasta que la bibliotecaria se recuperara y regresara al instituto, o hasta que llegara un reemplazo. —Siempre tengo la razón, lillerbror.
El nórdico menor chasqueó la lengia y siguió buscando. "Pero, si el libro está en una de las sillas de la mesa más cercana a la puerta de entrada", una vocecita le comentó al noruego, era un hada llamada Dyri.

—Shh, ya lo sé. Deja que busque un poco más, já? —Gissur giró la cabeza en dirección a donde estaba su hermano. —¿Qué dijiste? —"Quizá te escuchó", la misma hada dijo con preocupación. —Que yo creo que quizá lo dejaron en otra parte del estante. Prueba con la esquina superior, algo me dice que puede estar ahí. —A regañadientes hizo caso a la sugerencia el platinado. Bajó del banquillo, llevándolo a otro sitio, otra vez subiéndose a buscar. "No entiendo", el ser mágico miró a su amigo, aquella nación nórdica famosa por sus fiordos. "Vale, no más, puedo verle hacer otras cosas, además, parece cansado, con algo de dificultad se subió al banquillo", pensó el rubio.

—Lo hallé, liller. Estaba en una silla. —Suspiró aliviado el menor, realmente estaba cansado, día pesado, un viernes, ya de por sí los viernes solía estar entre cansado y con ganas y necesidad de dormir.
—Qué bien. —Y se bajó del banquillo el islandés, tras tomarlo se dirigió a dejarlo en su respectivo sitio. —¿Lo llevarás a casa o solo leerás aquí? —Desde el mesón de la biblioteca preguntó el nórdico más joven y anteponiéndose a la respuesta tomó una papeleta, aquellas que eran para cuando se pedía un libro para llevar. —Lo llevaré. —En tanto, Gissur ya tenía casi llenada la papeleta, bien que sabía qué poner, solo faltaba la fecha de devolución. —¿Cuándo lo devolverás? —"Qué amable, escribió él el papelito", Dyri habló a su amigo, Dyri a pesar de tener ojos pequeños, tenía muy buena vista. —Hoy es viernes, el examen es el lunes, pues el lunes. —Claro que sabía que el menor le tenía escrito el papelito para conseguirse el libro.

Aquel par de hermanos parecían estar solos allí, pero no era así, aparte de ellos estaba Dyri y el japonés. El asiático leía un manga y estaba concentrado en su lectura y las ilustraciones de ella, lo que no significaba que sus oídos ignorasen lo que se decían ambas naciones del norte de Europa. —Tú verás qué haces, yo seguiré con devolver los libros a sus respectivos sitios. —Un asentimiento fue la respuesta que le fue dada al islandés. Y como dijo, comenzó a devolver los libros a sus sitios. Miraba de reojo al noruego, nada le impedía deleitarse con verle ahí sentado mientras cargaba los libros y los llevaba a los estantes. Aunque parecía irritado a veces, lo cierto era que disfrutaba de la compañía de su hermano mayor, si no ¿por qué otra razón tomaría el trabajo part-time de ser asistente de la bibliotecaria? Era asocial y no le gustaba trabajar de más, bueno, si el noruego no fuera a menudo a la biblioteca, no estaría siendo el asistente de la bibliotecaria.
—¿Quién rayos lee sobre aliens aquí? Vale... ya sé... —Pensó en voz alta el platinado. Por su parte, la nación a la que sus cercanos le solían decir Nor miraba al islandés, y bastante

¿De verdad quiero que lea entre líneas? [Fanfic NorIce Gakuen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora