Las dos semanas de preparación habían pasado, y en todo ese tiempo yo había estado emocionado, un sentimiento que jamás en mi corta vida, hasta ese momento, había experimentado. Era un sentimientos de ansias, de euforia, y el sentimiento de curiosidad aún estaba en mi. Fueron al rededor de cuatro días cuando tomé la decisión definitiva; iría con esos hombres a la expedición. Recuerdo haberme pasado dos días enteros pensando sobre ese asunto, terminando con una respuesta afirmativa a la invitación del comandante.
Fue extraño ya que cuando fui a notificarle no parecía nada sorprendido con mi decisión, de hecho parecía complacido. Era un hombre bastante sabio, eso lo sabía bien, pero aún así me sorprendió su actitud ante mi respuesta. Me preparé los siguientes días con lo necesario que pensaba que me sería útil. No llevé más que un pequeño costal.
Aquel día caminaba por las calles concurridas de Francia y por primera vez sentí algo parecido a la melancolía, un extraño sentimiento viendo el panorama de la que había sido siempre mi hogar. Un lugar gris y lleno de gente. En aquel momento no definí el sentimiento que nació en mi, pero que ahora conocía; nostalgia y alegría por dejar aquella ciudad que se había vuelto aburrida para mi.
Al llegar al puerto me encontré con el barco más grande y majestuoso que pude conocer en mis pocos años de vida. Recuerdo haberlo visto con asombro, aún no podía creer lo que estaba a punto de hacer. Subir al barco fue como transportarme a otro ambiente; un lugar lleno de hombres temerarios y con grandes deseos de, como yo, salir de Francia a un lugar nuevo, para ver algo más que lo gris de la ciudad.
—Agradecemos a aquellos hombres valientes por abordar este barco a un lugar desconocido del cual posiblemente no regresemos con vida.
Mas que temor, en ese momento sentí emoción. Sentí mis manos sudar y temblar, y un mi cara dibujarse una sonrisa.
—¡Zarpamos, hombres del mar!
El mas emocionado era el comandante, se notaba en su sonrisa y ojos cómo se desbordaban esos sentimientos cuando el barco por fin tomó un rumbo y la gran Francia se quedaba a nuestras espaldas.
—Hora de trabajar, berenjena— me habló el viejo Zeff.
Como era obvio para mí, trabajé como la mano derecha del chef durante ese largo recorrido. Aunque era joven en ese momento, siempre fui lo que llamaban "apasionado" a la cocina. Cocinaba bastante bien he de presumir, y eso sirvió para que día tras día, y noche tras noche los marinos me elogiaran por la comida que les servía. Por supuesto todo ese tiempo estuve bajo la tutela del viejo Zeff, el me enseñó mas de lo que aprendí en toda mi vida. En aquellos meses de la larga navegación él se había vuelto un padre para mí, el padre que jamas pude tener.
Por supuesto yo tenía familia de sangre, aunque no compartiera con ellos nada mas que el apellido. Los Vinsmoke eran personas adineradas con grandes planes para llegar a ser buenos amigos de la realeza. El que por bilogía era mi padre me rechazó al ver que le sería más que un estorbo. Yo fui producto de una aventura entre ese hombre con una simple vendedora. No es que los odie, simplemente dejó de importarme y decidí sobrevivir por mi cuenta. Crecer y madurar para no fijarme en el aspecto de ser un simple bastardo, alguien que había nacido fuera de un matrimonio. Nunca me fue fácil salir adelante, incluso ahora que he madurado, aún me cuesta buscar un camino sin voltear hacia atrás y atormentarme con mi desafortunado y nada deseado pasado.
—Escucha berenjena; jamás esperes nada de nadie, debes sobrevivir por tu propia cuenta— aquellas palabras me las había dicho el viejo mientras estábamos en la cubierta del barco admirando la infinidad de estrellas que se pintaban en el cielo despejado de la noche. —La vida es y siempre será dura. Se ensaña con nosotros y debemos saber enfrentarla cara a cara.
Yo lo escuchaba, el escucharlo siempre era como una cubetada de agua fría llamada realidad, me decía todas esas cosas con el fin de que aprendiera algo. Que supiera a qué me estaba enfrentando. Y lo que deparaba la vida en el futuro.
Y hoy en día he de admitir que gracias a sus consejos es como pude sobrevivir a aquella única aventura de mi vida. Agradezco el haberlo escuchado, y agradezco que él me dijera las experiencias de su vida. Sobre todo aquellas palabras que aún las recuerdo bien, como si me las hubiera dicho ayer, aquellas palabras con una filosofía de la cual yo desconocería hasta un poco menos de tres meses.
—La tierra a la que vamos es muy peligrosa— me advirtió cuando Zeff y yo estábamos con el comandante. —No es un simple lugar al que le puedan decir "conquistada", es un lugar que a pesar de ya cien años de batallas, aún no se ha podido conquistar en su totalidad.
—Los Españoles han fracaso con querer gobernar aquella tierra que pensaron que no tenía dueño.— siguió Zeff con un poco de pesar en su rostro. — el hombre siempre ha sido codicioso por naturaleza, no se puede parar aquella avaricia que crece dentro de uno cuando ve que algo vale para sobrevivir.
—El oro es el metal mas codiciado en este tiempo— habló el comandante tomando de un pequeño baúl dos monedas de oro —y es lo que se ha buscado en la nueva tierra. Seré sincero, todos pierden la razón al saberse portador de tan preciado metal— dijo entregándome esas dos piezas de oro que después de tanto aún sigo guardando.
—Será lo más valioso en este tiempo, pero aquello no te salvará si alguna vez quedas naufrago en un lugar perdido del mundo— aquellas palabras las pronunció el viejo rubio con pesar, como si hablara de una experiencia propia del pasado. —puedes tener todas las monedas del mundo, pero eso no te salvará de morir de hambre.
No dije nada y solo me dediqué a entender aquellas palabras que los hombres me decían.
—¿Por qué me dicen todo eso?— me atreví a preguntar.
—La tierra a la que vamos no es fácil— dijo el comandante —si te llegas a encontrar a los "salvajes" como los llaman los otros hombre, debes estar preparado.
—"Debes estar cerca de tus amigos, y aún mas cerca de tus enemigos"
Dictó Zeff aquella filosofía que quedaría en mi mente por el resto de mi vida. Aquellas palabras de significado desconocidos hasta aquel día.
Él día de la desgracia para el barco de expediciones "Hombres del Mar".... I N . Y A K U M E C H .
: : : S A N U S O : : :
: : : A N N S O W I 8 0 : : :
![](https://img.wattpad.com/cover/127700265-288-k743783.jpg)
ESTÁS LEYENDO
In Yakumech |SanUso|
Fanfiction[TERMINADA!] Las grandes embarcaciones parten de Francia a buscar nuevas riquezas para la ciudad, así como lo hicieron los primeros conquistadores. Yo, Kuroashi Sanji era un hombre, que como muchos, deseaba ver algo mas que la aburrida Francia, e ib...