Jamás podré olvidar el día de la desgracia. Cada vez que lo recuerdo me llegan aquellos sentimientos de ese momento; miedo, euforia, terror, furia. Todos esos sentimientos arremolinados en mi interior queriendo salir desesperadamente de mí y sin encontrar cómo. Era un día como cualquier otro en el barco con todo haciendo sus tareas, sin siquiera pensar lo que podría pasar en unas horas.
Ese día había amanecido nublado, nadie le tomó demasiada importancia y siguieron con lo suyo, incluso yo lo ignoré, estando acostumbrado a los días nublados de la gran Francia, para mí era como un día cualquiera. No pasó mucho para que el comandante Shanks se pusiera alerta ante ese clima demasiado familiar para todos los hombres que vivían en tierra y no en el mar.
—¡Rápido todos, se acerca una tormenta!. ¡Hay que prepararnos!— había gritado el comandante alterando la paz de la tripulación.
Por mi parte estaba demasiado tranquilo, y he de recordar que me había puesto a pensar cómo el comandante podía predecir algo así, y de qué magnitud debía ser la tormenta para que el hombre parecieran tan asustado. Unas preguntas estúpidas en ese momento, que ahora recuerdo y quisiera darme un golpe por estar tan tranquilo ante aquella situación.
Los hombres se movilizaron y empezaron a prepararse para aquella tormenta. Muchos parecían estar acostumbrados a esas situaciones, y otros sin embargo no sabían ni qué hacer ante eso, y yo por otro lado donde estaba de lo más relajado del mundo. A eso supongo que pensé que sería una simple lluvia y ya. Pero no pude estar más equivocado.
—¡Vinky ven a ayudar!
Corrí de un lado a otro ayudando a todo lo que podía. Sin dejar de preguntarme por qué los más viejos tenían tanto miedo en su mirada. La respuesta me llegó poco tiempo después cuando la tempestad al fin golpeó el barco; la tormenta llegó casi de la nada, y aunque todo estaba, o eso parecía, bien resguardado, todos los hombres temieron. Incluso yo empecé a temer hasta que la tormenta ya estaba sobre nosotros.
Sacudidas, golpes, y ráfagas de viento era lo que soportaba con admiración el barco, dejando en claro que los barcos Franceses eran de buena calidad al ver todo lo que había sobrevivido en ese tiempo que parecía interminable. La tormenta parecía querer hundirnos con su brutal fuerza. Sobreviviríamos, recuerdo haberlo pensado antes de ver como el barco su sacudió de forma brusca hasta que la mayoría de los hombres terminamos estampados en el costado derecho del barco. Ahí fue donde admiramos con temor las inmensas olas que se chocaban sin piedad contra nosotros. Temor. Todo yo tembló ante esa vista, sintiendo por primera vez el temor de perder la vida.
¿Así de fácil moríamos?, ¿a tan corta edad moriría de una forma tan... simple?, en ese momento llegó a mi mente esa última preguntado, queriendo reír al pensar esas tonterías ante el final de mi vida.
Como han de suponer no morí aquella vez, pero a pesar de eso no recuerdo mucho lo que pasó después de que la más grande de las olas nos tragara y nos empujara más y más hacia el fondo del agitado y feroz mar. Recuerdo el sentimiento de frío recorriendo todo mi cuerpo, el sentimiento de pesadez, el sentimiento de ahogamiento y después de eso una presión en mis brazos jalándome a algún lado, recuerdo también haber escuchado la voz de alguien gritándome algo que no pude entender en ese momento. Después de eso un golpe fuerte en mi espalda y seguido de eso la inconsistencia en mi persona.
No sería hasta dos días después que despertaría con un jadeo respirando todo el aire que le cabían a mis pulmones, me levanté asustado y miré mi alrededor asustado. No había nada. No había nadie. Estaba solo. Mar, todo lo que había a mi alrededor era mar, estaba en un bote, o al menos lo que quedaba de eso, quise gritar con desesperación el nombre de alguien y quise que aquel nombre que pronunciara me respondiera y me dijera que todos estaban bien.
No lo hice por supuesto, me tomó unos segundos pensar que sería una estupidez y una perdida de tiempo gritar nombres al azar esperando una respuesta. Fue la primera vez que enfrente la desesperación de frente, mi mente estaba hecho un caos, mis manos me temblaban y unas gruesas lágrimas querían escapar de mis ojos. Alguien me había salvado, nunca supe quién había sido, pero gracias a aquella persona estoy vivo y contando esto ahora.
Estuve en aquel bote lo que me pareció una vida completa. Pero ahora lo pienso bien y tal vez solo estuve alrededor de cinco días a la deriva en la nada. Lo gracioso es que a pesar de la tormenta lo que había salvado era aquel costal con mis pertenencia. Recuerdo haberme puesto a llorar cual bebé viendo todo el día aquellas dos piezas de oro que me había dado el comandante Shank. Ese día me prometí que si alguno de los viejos sobrevivía y los volvía a ver, les daría un gran abrazo y les agradecería por sus palabras y enseñanzas.
Fue extraño que pensara eso, ya que no parecía tener oportunidades de sobrevivir, pero nunca, en ningún maldito segundo me puse a pensar que moriría en ese momento. Me planteé sobrevivir y dar gracias que estaba vivo. Jamás pensé que moriría en el mar a la deriva. Tantos años han pasado de eso y sigo preguntándome por qué pensé todas esas cosas. Me atrevo a decir que en ese momento; en ese bote, en aquel lugar del mar yo Sanji maduré, tal vez no lo noté en ese momento, pero ahora que ha pasado mucho, me doy cuenta que una parte de mí murió en aquella tormenta cuando toda la tripulación calló al mar, y una parte de mi quiso sobrevivir en ese bote que estaba a la deriva.
El Sol no daba me tregua. Me quemaba de forma que jamás pensé que lo haría. Estar a la deriva y con nada de comida me hizo pensar en el viejo Zeff, el maldito chef tenía razón sobre la comida. Reí al pensar que el viejo me vería con la barbilla en alto y me restregaría en al cara que él era superior a mi.
Antes de sentir la pesadez en mis ojos, y mi estómago gritar por algo de comida, sentí un golpe en los pedazos de madera. Un golpe sordo y después el balanceo del mar desapareció.
No lo supe porque quedé inconsciente, pero aquel golpe me avisó que había llegado al fin a tierra firme.. I N . Y A K U M E C H .
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: : : A N N S O W I 8 0 : : :
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In Yakumech |SanUso|
Fanfiction[TERMINADA!] Las grandes embarcaciones parten de Francia a buscar nuevas riquezas para la ciudad, así como lo hicieron los primeros conquistadores. Yo, Kuroashi Sanji era un hombre, que como muchos, deseaba ver algo mas que la aburrida Francia, e ib...