Cuarta memoria

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Un dolor recorría mi brazo, recuerdo aquel dolor como una marca de la vida. A aquella marca le llevan cicatriz, una marca que me acompañaría hasta mi muerte. Era una herida sin forma que abarcaba gran parte de mi hombro izquierdo. Que hoy en día lo admiro y sigue doliendo, recordándome cómo obtuve aquella marca.

Después de haberme quedado inconsciente tendrían que pasar cerca de dos días para que yo recuperara la conciencia. Lo primero que vi al abrir mis ojos fueron colores extraños, un lugar extraño y frío. Alguien estaba frente a mi mirándome con detenimiento, mi primera reacción fue retroceder asustado. No sabía lo que pasan en ese momento, lo único que sabia es que alguien me había cuidado mientras yo estaba desvanecido. Aquel dolor de mi brazo me obligo a verlo, donde encontré que estaba envuelto en lo que parecían hojas de alguna planta que yo en ese tiempo desconocía.

Volví mi mirada a aquel extraño que seguía mirándome profundamente. Era un hombre, eso fue muy evidente para mi, un chico un poco menor a mí deduje, con una peculiar nariz larga. Había mucha diferencia física entre él y yo; él tenia una piel mucho mas oscura que la mía, sus ojos eran profundo y oscuros, su pelo era rizado y oscuro de igual forma, además de que no vestía con mucha ropa  y podía apreciar su cuerpo fuerte y marcado.

—¿Quién eres?— me atrevía a preguntar aún sin entender la situación en la que estaba.

Él no me contestó y solo se dedico a mirara con más curiosidad.

—¿Dónde estoy?— formulé otra pregunta que de igual forma no obtuve respuesta. En ese momento era joven, así no poseía el arte de la "paciencia" —¿al menos puedes entenderme?

Me pasé cerca de dos horas formulando miles de preguntas, pero ninguna de ellas fueron respondidas por aquel extraño que en ningún momento dejó de mirarme. Empezaba a incomodarme su mirada pero no podía hacer nada si ese chico no me entendía. Al caer el atardecer llegó alguien a donde estábamos los dos, era una mujer.

Su reacción fue de pura sorpresa e incluso de terror. Me miró de una manera rencorosa y después habló con el chico que estaba frente a mi. No entendía nada de lo que decían, usaban palabras que jamás había escuchado a mi corta edad, además de que tenían un extraño acento al hablar. Los dos terminaron discutiendo donde el tema a discutir era yo. No pude hacer más que quedarme quieto esperando a que algo mas pasar.

—" Ma' "—dijo en algún punto el chico, algo que para mí sonó como un "no".

" Chíichíichnaken "— fue la contestación de la mujer, que lo dijo abrazándose a si misma como si estuviera preocupada.

Ellos siguieron discutiendo, mientras yo ponía demasiada atención a lo que decían. El primer pensamiento que cruzó en mi mente fue que algo podía aprender de esas palabras, algo con lo que me pudiera comunicar. Aunque a medida de que seguía la discusión yo entendía menos, ese fue el momento donde por un segundo perdí las esperanzas de poder comunicarme con ellos y salir de ahí.

—" Je'el bix a k'áate "— fue lo que volvió a decir la mujer y aún con temor en su rostro.

—" Nib óolal.. ". —la chica asintió y el chico bajó la cabeza. Lo único que me podía preguntar es qué habían hablado de mi.

La mujer ya se marchaba pero volvió su mirada a mi y luego al chico — Usopp... kanáantaba.

Usopp, ese era el nombre del chico, fue lo único que pude entender. Un nombre extraño a mi parecer, pero después de todo estaba en un lugar desconocido para mí. Usopp me arrastró a algún lado, en ese momento descubrí que a pesar de tener un cuerpo delgado, él era muy fuerte. Me arrastró diciéndome a cada momento " SÉEBA'AN, LEP' A WÓOLI' ", no podía entender qué me quería decir, parecía apresurarse a cada paso y  solo podía mirar fugazmente el lugar a donde íbamos; había mucha vida a mi alrededor; una variedad de plantas y animales que jamás en mi vida había visto, había demasiados colores en cada planta, demasiados aromas en el lugar, era demasiada vida, algo que jamás había podido apreciar en Francia.

Llegamos a lo que pareció una cuidad, demasiado rudimentaria a mi parecer; lo que parecían ser sus casa estaban hechas de puras ramas y una cosas negra y café, había lo que parecía un sendero de piedra muy bien estructurado he de recordar. El lugar era enorme y todos me miraban, unos con expresiones de terror y otros con indiferencia. Usopp no soltó mi brazo en ningún momento, y yo no ponía resistencia en que me arrastrara a algún lugar que solo él conocía. Me guío a un lugar un poco apartados de todos, ese lugar se le podía asemejar a un templo, supe que era un lugar sagrado para ellos porque en cada piedra estaba pintada una figura diferente, lo asemejé a que eran dibujos importantes para ellos.

Usopp me llevó hasta unos hombre donde todos de igual forma me miraron con desprecio, no entendía el por qué, no les había hecho nada. Eran hombres temerarios, hombre enormes con grandes cicatrices por su cuerpo y una mirada fiera, como si en cualquier momento fueran a matarme. Fue la segunda vez en mi vida que sentí miedo a morir. Usopp se veía nervioso, se puso a hablar con un hombre viejo y fuerte, deduje que él sería algo como el "jefe" del lugar. Entre más hablaba Usopp, el hombre me miraba con desprecio, algo que me hizo sentir insignificante a su lado. Los tres restantes hombres también empezaron a hablar mencionando palabras como; " BA'BA'AL, BEK'ECH, KÍIMIL ". Sabía que hablaban de mi, eh incluso eso lo tomé como un insulto, aunque realmente no supiera lo que decían.

Pararon de discutir hasta que un hombre más viejo que el jefe llegó, con una sola palabra hizo que todos se callaran. El hombre detuvo su mirada en mí como si buscara algo, después volvió su vista a Usopp y empezaron a hablar. Recuerdo que en ese momento quería salir corriendo de ese lugar, claro que no lo hice por sentido común; no tenía un bote, no sabía navegar y ni siquiera sabia donde estaba, pero ganas no me faltaron para correr al mar y nadar a algún lugar lejos de ése.

—" In alab óol "— dijo el hombre viejo, al parecer habían llegado a un acuerdo. Lo supe por la expresión de Usopp, además del descontento de los demás.

— " Nib óolal " —de nuevo aquella palabra, Usopp la había dicho antes, solo la pude relacionar con un "gracias".

— "A kuuch "— volvió a decir el hombre.

No había entendido nada en ese momento. Pero ahora lo se, lo que habian hablado significaba que me dejarían vivir y que tendría que quedarme con ellos. No hubo tiempo para una negación de mi parte, porque yo quería vivir, y en el fondo, vagamente recuerdo, que sabía de lo que habían hablado en ese momento.

"IN ALAB ÓOL, A KUUCH"... Confío en tí, es tu responsabilidad....
















. I N . Y A K U M E C H .

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: : : A N N S O W I 8 0 : : :

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