Octava memoria

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El viaje de retorno a Francia fue demaciado doloroso para mí, cada noche, en aquel extraño y enorme barco, surcaban por mi rostro gruesas y saladas lágrimas de la agobiante tristeza que sentía al estar tan lejos de Usopp, de la incertidumbre y miedo de no saber si él y si su pueblo estarían bien. No había un solo momento donde mi mente no dejara de recordar a aquel chico que conocí, que me salvó y del cuál formé un vinculo estrecho. Cada amanecer, atardecer y anochecer pensaba en él, y cada día me prometía hacer todo lo que pudiera para poder volver a mi verdadero hogar. Los meses en altamar me dieron el tiempo para planear qué hacer para volver con Usopp, y claramente no sería tan sencillo como solo pensarlo.

Al pisar el viejo y  podrido embarcadero de Francia llegó a mí la necesidad de preguntar por los tripulantes  de capitan Akagami, si habían sobrevivido deseaba contarles todo lo que había aprendido y vivido, con la esperanza de que alguno pudiera ayudarme a volver a mi amada y añorada tierra.  Mi busqueda no duró mucho al volver al viejo y mugriento restaurante donde solía servir la comida y bebida preferida de dichos hombres. Y como si el cielo se hubiera apiadado de mí, por primera vez en meses había escuchado mis suplicas y anhelos. Los hombres, aunque solo podían contarse con una sola mano, estaban en el lugar, debiendo y festejando su última expedición a mares más peligrosos del que había regresado.

Nuestro reencuentro fue, como esperaba, entre risas y bebidas, aunque la noticia de la muerte del capitán de los Hombres del mar fue un trago duro de tragar pude recomponerme del sentimiento de tristeza al enterarme que aquel viejo mal hablado, regordete y con un bigote rubio y trenzado seguía viviendo y, siguiendo su profesión inicial, cocinando en un pequeño restaurante cerca del embarcadero. 

Mi visita fue sorpresiva para ambos, parecía un simple sueño que ambos estuvieramos uno enfrente del otro. No hubo muchas palabras entre ambos, pero sí hubo lagrimas, muchas lagrimas de parte de ambos por nuestro reencuentro. Y, como broma entre ambos, le enseñé aquellos dos únicas monedas de oro que poseía desde el día que ambos hombres, Zeff y el capitan Akagami, me enseñaron la regla más importante de la vida, sobrevivir. 

El viejo cocinero lo tomó con gran humor, y después de disfrutar de una comida caliente después de tanto tiempo comenzamos a hablar. Claro que el principal tema fueron aquellos "salvajes" como eran conocidos en esa parte del mundo, y el viejo escuchó todo lo que tenía que decirle sin interrumpirme en ningún momento. Al terminar solo pude reflejar necesidad y ansias de volver, pero él no me dijo nada al respecto, tan solo me invitó a quedarme a dormir  y no hablamor más por esa vez. Sería al día siguiente cuando me ayudaría a trazar un plan para cumplir mi deseo de volver.

Necesitaba dinero, mucho, mucho dinero, obviamente para comprar un barco y poder pagarle a una tripulación. Con ello en mente, aunque pareciera imposible, trabajé en todo tipo de trabajos, cualquiera servía mientras me dejara con dinero en las manos, además estudié hasta lograr conocer a hombres lo suficientemente importantes y cultos los cuales les pudiera interesar un poco aprender, mas no aprovecharse, de las tierras del nuevo continente. 

Dicha tarea no podría completarla hasta años depués de mi regreso a Francia. Deberían de haber pasado cerca de 20 años hasta poder obtener una cuenta monetaria suficientemente grande para mi expedición personal, además de las conexiones y conocimientos necesarios para poder asegurar mi regreso hacia aquella extraña y desconocida tierra.

Y después de tanto tiempo me he embarcado en el viaje de retorno a mi verdadero hogar. Después de tanto por fin vuelvo a surcar el feroz mar con un destino final, encontrarme lado de Usopp. Y ahora que he escuchado a los hombre de la tripulación gritar por "tierra a la vista" saldré de mi pequeño e incomodo camarote para poder visualizar la magestuosidad de mi hogar.

Y por fin, depués de tantos años podré contestar de vuelta aquellas palabras que Usopp me susurro antes de separarnos.

In yaakumech... si, también te amo Usopp.








Publicado
09/09/23







. I N . Y A K U M E C H .

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