Cuatro.

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- ¡No encuentro la película que queríamos ver, Jungkook!

- No es necesario que grites, Jimin. - lo reprende. - estoy en la cocina, a unos escasos seis metros de ti y te escucho perfectamente. No puedo creer que seas mayor que yo y estés actuando como un niño hiperactivo.

- Dejemos de lado mi comportamiento, que obviamente amas. - sonríe de lado, tirado en el sofá. - Y dime que película pongo.

- La que desees, Jimin.

- Si sigues diciendo eso, terminaré poniendo Siempre a tu lado; Hachiko.

Jungkook para de mover la sartén y cierra los ojos, haciendo un leve puchero.

- ¿Otra vez, amor? - el tono que desprende su voz hace a Jimin reír. - La hemos visto como cinco veces y...

- En todas esas veces lloras.

- ¡Oh, juré ver lágrimas en tus ojos la última vez así que no intentes hacerte el fuerte!

Jimin ríe y le contesta que buscará otra película.

Mientras tanto Jungkook le apaga a la lumbre y acomoda en el plato la pila de HotCakes.
Da una rápida mirada a la pequeña cocina porque siente que se le olvida algo y sonriendo levemente, abre uno de los estantes en busca del jengibre y la mermelada.

Pero frunce el ceño cuando lo primero que ve, son un montón de pastillas amontonadas descuidadamente, como si hubieran sido escondidas en un momento de apuro.

Hace una mueca porque no recuerda que Jimin le dijera que estaba enfermo cuando le llamo diez minutos antes de que apareciera en su casa diciéndole que pasaría la noche con el mayor.

- ¿Jungkook? ¿Sucede algo? - la suave voz de Jimin lo hace voltear hacia el umbral de la cocina. Y la vista del castaño se dirige al bote de pastillas en su mano.

- No me dijiste que estabas enfermo, Jimin.

El mayor se acerca hacia él sonriéndole levemente, quitándole el bote de las manos. - Son medicinas cualquieras, Jungkook, no seas tan paranoico.

El pelinegro recorre con la mirada a su novio intentado encontrar alguna herida, o alguna señal de enfermedad, sin embargo, Jimin parecía normal, con su piel de un color ordinario y su temperatura no era preocupante.

- Deja de mirarme así. - le golpea el hombro, juguetón. - anda, encontré la película y si seguimos aquí la cena va a enfriarse. - toma las cajas y botes de pastillas entre sus manos y sale de la cocina a toda prisa.

Jungkook decide que no debería preocuparse tanto si Jimin insistía que estaba bien.
Así que sacude la cabeza y alcanza lo que estaba buscando desde un principio.
Poniendo todos los alimentos y las tazas de té en una bandeja, sale del lugar apañándoselas para apagar la luz sin que las cosas se le cayeran.

Jimin ya está esperándolo en el sillón con el control en la mano y con la otra palmeando una y otra vez el asiento a su lado, sonriendo resplandecientemente.
Cuando toma el lugar, se inclina para dejar la bandeja en la mesita y Jimin aprovecha ese momento para pegarse lo más posible a él, abrazándolo.

- Si te aferras a mí con tanta intensidad, no vamos a poder comer.

El castaño bufa y se suelta, murmurando un amargado mientras le pone play a la película y ésta se reproduce.

Ambos miran los primeros minutos en total silencio y concentración, moviéndose solamente para tomar la taza y beber el té en pequeños sorbos.
Mantienen sus manos entrelazadas en la pierna izquierda de Jungkook y ambos lo catalogarían como uno de sus mejores días.

Porque cualquier día era el mejor si estaban juntos.

Jungkook suelta un largo suspiro cuando la película lleva veintisiete minutos, porque su mente no para de reflexionar quién es el asesino intelectual del presidente de La Casa Blanca.

- ¿La secretaria? - inquiere Jimin, mientras el pelinegro corta dos pedazos del hotcake y lleva el primer tenedor a la boca de Jimin y el segundo lo guarda para él.

- No creo, eso sería muy obvio. ¿La esposa?

- Bastante dramático.

- ¿El hijo?

El castaño parece pensarlo y mientras traga el pedazo de comida, asiente dudoso.

- Eso sería interesante, a decir verdad. El hijo prodigio y que ayuda tanto el caso de asesinato es el culpable...¡Es genial!

- Si, lo es. Pero no debemos darlo por hecho, ya sabes cómo son los guionistas. - ladea la cabeza. - Te ponen a pensar y después resulta que murió porque se resbaló con una cáscara de plátano.

- O todo fue un sueño y lo imaginó.

- Eso sería lamentable.

- Un clásico.

Se miran el uno al otro mientras se ríen, dándose cuenta de que han estado actuando como críticos profesionales de cine.
Jungkook pasa su brazo sobre los hombros de Jimin y el castaño se acurruca mientras tienen los ojos fijos en la pantalla.

- Hoseok me preguntó cuándo nos acompañarías de nuevo en las noches de videojuegos. Los chicos están felices de que por fin estés abriéndote a ellos.

- Bueno, cuando me inviten iré. - responde sin pensarlo. Porque últimamente se había sentido más tranquilo y a gusto con los amigos de Jimin a su alrededor. - ¿Cómo es que tienen veintiuno y siguen jugando videojuegos?

- Nunca se es tan mayor para jugar videojuegos, niño grande. - se burla. - En ese caso, Taehyung me dijo que te dijera a ti que espera ver tu lindo trasero en su casa mañana en la noche y no aceptará un no por respuesta.

- ¿Tengo alternativa?

- Realmente no.

Jungkook se inclina y planta un improvisado beso en los labios de Jimin y regresa la vista a la televisión.

- ¡Te dije que sería el hijo! - exclama, satisfecho cuando en la toma se nota al hijo del presidente robando algo de su oficina.

Jimin no le responde a su estado de orgullo por su descubrimiento y en cambio se inclina para cortar un pedazo más del hotcake, echándole una cantidad generosa de jengibre.

Es en ese momento que Jungkook lo mira detenidamente y su sonrisa se esfuma cuando es capaz de ver en su mente a una total cámara lenta como la sangre desciende de la nariz de Jimin, cruzando sus labios y goteando desde su quijada hasta el plato de plástico blanco.

Al parecer Jimin también notó el sangrado, puesto que se incorporó rápidamente.
Pero Jungkook ya se había quitado el delgado suéter que llevaba y estaba inclinando la cabeza del castaño hacia atrás, intentado detener la sangre.

- Jungkook, cálmate. - pide el mayor con tono gangoso, notando que las manos del pelinegro están temblando y lo mira asustado.

- ¿Por qué estás sangrando? ¿Por...

- Es una simple falta de vitaminas, Kook. ¡Relájate!

Jungkook deja que sea Jimin quien sostenga su suéter en la nariz mientras él recupera el ritmo normal de su respiración.
Cuando el castaño despega la prenda de su cara, hace una mueca al notar la mancha rojiza.

- Arruine tu suéter.

- No me importa, ¿Qué...?

- Estoy bien, mírame, estoy bien. - lo toma de las mejillas, mirándolo con dulzura. Sin embargo, lo único que los ojos de Jungkook son capaces de ver son los rastros de sangre en su barbilla y labio superior.

Y Jungkook no le replica.

Tal vez, ese fue su error.

Winter ; KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora