Re-evolución (Capítulo 4)

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_ ¿EsssTad0?

 _Inc0nsCient3 docTora.

 _ Volved a comprobar los n1veL3s en sangREe.

 _Noo0rmale5.

 _ ¿Ritmo resP1raToo0rio???

 _ Otcefrep

 _ ¿C4rd1ac0000?¿¿¿

 _ C0mpletammm3nt3 n0rmaLL.

 _ 7iemp0 ¿?

 _ E H,  AO M1n, A5 5eg. 

 _ Bien.

Estaba escuchando voces de personas a mi alrededor, pero no podía abrir los ojos… Las palabras parecían entrecortarse y mezclarse las unas con las otras. Apenas podía sacar nada en claro. Me sentía como en un océano de números, palabras y frases sin sentido, mientras luchaba por poder poner un orden a tal magnitud vocablos. Hablaban de mí, seguro que se estaban refiriendo a mí. Un hombre. Voz tranquila, sumisa, elegante… Una mujer. Su voz era suave, ligera, pero firme. Conocía esa voz. La mujer, los hombres trajeados, el reloj, las manecillas marcando las seis. Dolor. Intento escapar, pero me ahogo en aquel charco de términos sin sentido alguno. 

 No puedo más… 1   O   E   0   V 

 Todo es cada vez más y más oscuro. Velocidad, aire, luz. Todo se hace más claro. Mis ojos vuelven a ser ligeros.

 Me desperté bruscamente. Una fuerte luz posada sobre mí, me deslumbraba y no permitía ver nada. Me sentía extraño, era como si flotase, me sentía liviano; como una pluma que se eleva impulsada por una suave brisa de aire. Poco a poco la cegadora luminosidad fue esfumándose. Estaba en una especie de enfermería. Con pequeños baldosines blancos que cubrían todas las paredes hasta el techo, y unas losas de cerámica, que se intercalaban blancas y negras aleatoriamente, revistiendo un suelo inmaculado, completamente limpio. Una especie de pantalla de tela me impedía ver la entrada a la habitación; pero si me permitía intuir que la puerta estaba abierta.

Vestía una bata de color verde, de una tela muy fina, sin ropa interior alguna No tenía ninguna marca en el cuerpo. No me dolía nada. ¿Dónde estaba? ¿En un hospital? ¿Estaría muerto? No… un fuerte olor a sudor me hizo descartar esa posibilidad. Estaba más que vivo. Me miré las manos. Abrí y cerré el puño un par de veces y me las acerqué a la cabeza. Mi pelo, ¿Donde estaba mi cabello? Qué importa eso ahora-pensé-. Quiero saber donde estoy.

_ Señor Adams. Un placer volver a verle. –Dijo una voz femenina mientras apartaba la tela-

 _ ¡Es usted!  -Le respondí reconociendo la voz-

 _ Permítame volver a presentarme de nuevo. Soy la doctora Naomi Kira, pero puede llamarme Naomi, por favor, no es necesario que me trate de usted.

 _ ¿Qué me ha pasado? Solo recuerdo que estábamos en aquella sala, me dolía la cabeza; no recuerdo nada más.

 _ No se preocupe, esos síntomas son normales. Propios del programa.

 _ ¿Pero dónde estoy?

 _ Señor Adams, usted se encuentra en una base militar secreta. Solo puedo decirle que está bajo tierra y que está seguro. Usted está aquí con un propósito, está aquí para formarse. Su entrenamiento empieza en exactamente…-dijo mientras miraba su reloj de pulsera- veintitrés horas. Por su bien, le aconsejo que descanse. Y como no, -dijo mientras me inyectaba algo por vía intravenosa-    bienvenido a “Shadow’s Cave”. 

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