Me Niego [Clalec]

23.- "Lo siento"

Clary...

Habían pasado aproximadamente una semana y media del regreso del Jace ya, pero también de no saber Alec.

Jace se había vuelto extraño en muchos aspectos, salía constantemente y se enojaba con facilidad, ya no toleraba ni la más mínima falla en sus entrenamientos y no paraba hasta conseguir lo que quería, casi no nos veíamos ni hablábamos y cuando me besaba lo hacía con una desesperación total, incluso me dolía así que evitaba eso ahora, los besos tiernos y abrazos cálidos se habían esfumado, y cuando me di cuenta de que también el Jace sarcástico que se burlaba de todos desapareció, lo supe, no era mí Jace, ya no lo reconocía.

Me sentía mal, me hacía falta una persona, y a esa persona no la había visto por mucho tiempo, lo extrañaba de verdad y mi corazón lo sabía, cuando lo veía este latía tan rápido que tenía que hacerme calmar para no ridiculizarme ante él, era algo que dejo de pasar con Jace ya hace mucho, cuando hablaba con el mis manos comenzaban a sudar, cuando estábamos cerca me sentía feliz y calmada, y cuando me abrazó aquella vez en el bosque, sentí que todo, todo estaría bien con él.
Veía que Iz salía y entraba de su habitación con una bandeja de comida y otras veces sin ella, le pregunté un par de veces pero siempre me contestaba que él se sentía mal, me intentaba acercar cuando abría la puerta pero nunca vi a Alec, era sumamente extraño, quería verlo, lo quería de verdad, me hacía falta.
Así que ese día estaba decidida a hacerlo, pero sin saber que lo que pasaría allá dentro me dejaría sin dormir por un buen tiempo.

Hablamos y discutimos aunque fue más lo último, estaba enojado, bastante, pero sabía que detrás de toda esa fachada estaba más que todo, destruido, tal como yo.

-...Ahora yo te pido mientras tanto no te me acerques, no para ser tu última opción, búscame cuando de verdad te importe...

Al terminar la última frase, me quede helada, no sabía cómo no pude darme cuenta de cuanto necesitaba a alguien, me sentí tan mal, no estuve para el cuando me necesito, cuando debí de estar ahí, demostrarle que él realmente me importaba, me importa.

Entonces simplemente lo pensé, algo en loque sabía que me iba a arrepentir, sin razonar, pensé en las muchas consecuencias que esto traería, en como lo tomaría, solo quería hacer lo que por primera vez en mucho tiempo, mi corazón me pedía.

Me acerqué a él peligrosamente, su mirada impacto con la mía de forma brusca , mi corazón ya se había acelerado, tomé sus suaves mejillas y lo acerqué a mi, me puse de puntillas y él se inclinó, faltaban unos cuantos centímetros para que nuestros labios se juntaran, mientras nuestras respiraciones ya lo hacían. Sus pupilas estaban dilatadas, y su mirada se había suavizado.

El impacto que tenia este chico en mi era muy diferente a cualquier otra cosa que hubiera sentido, era algo real y hermoso.

           

-Alec...- Pegue mi nariz y la suya, y su frente con la mía, me sorprendió  que  él no se rehusara ante el acto. -Lo siento, lamento no haber estado ahí cuando me necesitaste y también hacerte creer  que eras mi última opción porque no es así. Alexander escúchame bien, eres la primera persona en la  que pienso al despertar y antes de dormir, eres la razón por la cual sonrió como tonta al verte, eres una de mis mayores prioridades si no es  que la mayor, y tal vez me aleje de ti porque quería aclarar lo que sentía, y siéndote  completamente sincera, yo no quería tener este sentimiento por alguien tan antipático, egoísta  y malhumorado- El rio y yo solo sonreí.-  Yo me   negaba a quererte.

Me separe de él, y su mirada termino en el suelo, al parecer eso ultimo le había dolido, pero no era el final.

-Entonces si te negabas a quererme por...- Lo interrumpí y me acerque nuevamente.

Me puse de puntillas y deposite un suave beso en su mejilla.

-Te quiero Alec.

Ahora él se acercó a mí y me abrazo, sentí su respiración entrecortada y lo acelerado que estaba su corazón, hundí mi cabeza en su pecho sintiendo sus latidos y correspondí a el abrazo,  que   significaba más  que mil palabras para mí, a veces las acciones significaban eso, más  que las palabras.

-¿Tregua?- Me respondió.

-Creo que si- Sonreí nuevamente y el también lo hizo.