CAPITULO 5: NOELIA RUÍZ

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Todo el mundo estaba ocupado. Andaban arriba y abajo. La comisaria estaba más activa que nunca, cada uno con un caso distinto, cada uno metido en su trabajo. Una cabellera pelirroja, irrumpió en la comisaria pidiendo a gritos ser recibida por el Inspector López. Los pocos policías que se encontraban allí la pedían que se calmara.

– ¿Se puede saber que ocurre aquí? –gritó el Oficial Ramos al ver el altercado.

– Señor, esta joven solicita ver al Inspector López, pero no ha concertado una cita, y el Inspector insistió en que solo atendería a aquellos con los que hubiera quedado con antelación, Señor. Ninguna visita sorpresa – respondió uno de los uniformados.

– ¿Tú quién eres? – preguntó con frialdad a la muchacha.

– Me llamo Noelia Ruíz, hace unos días el Inspector López me citó para hablar sobre mi amiga Marina, que está desaparecida, y él está investigando el caso. Tengo algo que decirle sobre el caso – insistió.

– Si es información del caso no creo que le moleste, sígueme – la chica sonrió triunfal, y al pasar por el costado del policía le dedico una sonrisa socarrona. Caminaron por el largo pasillo hasta llegar al despacho del Inspector. El Oficial golpeó ligeramente la puerta tres veces.

– Iván, soy Mario, aquí hay una chica que viene a decirte algo del caso Robles – no hubo respuesta, solo se escuchó el ruido de unos pasos, y en menos de un minuto se había abierto la puerta. Al ver a la chica, la cara del Inspector cambió de ilusión a decepción en menos de un segundo – ¿Todo bien?

– Sí, sí, todo bien – miró a la joven – pasa – dijo haciendo ademán con la cabeza – Te veo luego – se despidió de su compañero.

La chica entró, topándose con los ojos azules de la Oficial.

– Tú me suenas...– le dijo la pelirroja.

– El otro día os acompaño a ti y a tu novio a la sala de interrogatorios – explicó con brevedad el hombre – ¿Qué pasa Noelia? Estamos trabajando.

– Lo sé, pero es que me han llegado rumores de que la zorra de Helena ha estado aquí, ¿Es eso verdad?

– No podemos darte esa información – intervino la Oficial parándose al costado del escritorio.

– Vale, pues no me lo confirméis, pero en caso de que haya venido, os daré un consejo: miente. Ella y todas sus amigas son unas putas mentirosas, lo único que han querido siempre ha sido desacreditarnos tanto a Marina como a mí. En especial Helena, esa guarra me tiene envidia.

– ¿Envidia? – preguntaron ambos adultos.

– Sí, envidia. Helena lleva desde que llegó al instituto enamorada de mi Adrián. Nunca ha podido soportar la idea de que él me escogiera a mí.

– Pero, si te ''odia'' a ti, ¿por qué desacreditar a Marina? Es decir, en caso de que ella hubiera venido y nos hubiera dicho algo de Marina y no de ti, ¿por qué seria mentira?

– Simple Inspectora, porque Marina la desenmascaró.

– No es Inspectora, es Oficial, y ¿Qué quieres decir con eso? – preguntó el Inspector. La mujer lo miró indignación por la aclaración innecesaria.

– Simple: tras la pelea de Marina y Maia, Helena estaba en medio, ella era amiga de ambas... o eso pensábamos, por lo que se ve ''traficaba'' con los secretos de Marina, todo lo que Marina le contaba, ella se lo contaba a Maia, y lo usaban en contra de Marina, ¡Como lo de Erik!

– Espera, ¿Quién...quien es Erik? – preguntó la Oficial.

– Erik, era el futuro novio de Marina, bueno, así lo llamábamos, en cualquier momento se le iba a declarar. Marina se lo contó a Helena, Helena a Maia, y Maia aprovecho la fiesta que dio un amigo, Santi, en su casa para follárselo. Es una puta.

– ¿Algo más que quieras decirnos? – volvió a preguntar el Inspector.

– Mmmm.... Que no os fieis del Trio Calavera, son muy engañosas, no me extrañaría que viniera con pruebas falsas, no sería la primera vez que falsifica una conversación de WhatsApp...

– Es suficiente, gracias por tu colaboración – concluyó la Oficial señalando la puerta con la mano para que la muchacha se fuera. La joven alzó una ceja, con una actitud retadora hacia la Oficial, pero al ver que esta no respondía como quería, bufó con pesadez y se fue de la sala.

– ¿Qué ha sido eso? – recriminó el hombre a su compañera

– ¿Qué que ha sido eso? ¡Es una pelea de crías, Iván! ¡Estamos basando toda una investigación de desaparición en una maldita pelea de crías!

– ¿De qué hablas? – preguntó sin entender.

– ¡Por dios! Tienen las típicas peleítas de novios, que si esta le ha dicho lo otro a aquella... ¡No tenemos una información real! ¡Todas se acusan de mentir! ¿Qué pasara cuando hablemos con Maia? Nos dirá que la hermana y la... niña... esta, mienten – dijo cansada – y luego vendrá la hermana hecha una fiera porque hemos tomado declaración a la enemiga de su hermana y lo único que conseguiremos es que nos archiven el caso por falta de pruebas, Iván – gritó frustrada.

La mujer se dejó caer en el pequeño sofá que había en el despacho, el Inspector se levantó de su silla y se acercó a Lara.

– Solo... necesitamos escucharlos, y ya averiguaremos nosotros quién miente y quien nos dice la verdad – dijo calmado, la mujer resopló con pesadez.

– ¿Y cómo? – preguntó. Antes de que pudiera responder, el Inspector se vio interrumpido por el ruido de la puerta.

– Adelante – entró una policía, y saludo a ambos con un gesto de cabeza que estos devolvieron.

– Inspector, hay una chica que quiere hablar con usted del caso Robles...

– No tengo ganas de hablar con ninguna chica sobre el caso Robles ahora, Martha – interrumpió el Inspector con pesadez recordando la escena que había montado la pelirroja para decirle cuatro tonterías.

– Dice que es importante, dice que se llama Maia Daza – en ese momento el rostro de ambos se iluminó.

– Que entre – sentenció Iván.

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