Dean jugaba a las damas chinas con Bobby, un viejo amigo de la familia, en la calle afuera de su apartamento. El puesto de pastelillos que estaba justo a lado le daba un poco de luz a las jugadas de los hombres, que reían y bromeaban acerca del trabajo. Unas luces blancas los golpeó en la cara cuando una limusina dio vuelta en la esquina.
— ¿Qué demo...?
Se abrió la puerta del coche, y bajó un hombre vestido en un traje azul marino. Dean sentía que lo había visto antes, pero no estaba seguro dónde, tenía la típica barba de tres días, labios fruncidos en una línea recta y los ojos azules más espectaculares que el rubio hubiera visto jamás. Dean lo vio caminar y detenerse en el puesto de pastelillos, y cuando el desconocido abrió la boca para ordenar, las entrañas de Dean se derritieron al instante.
— Ve a hablarle, Winchester.— dijo Bobby con una risa escondida, Dean parpadeó sorprendido, no se había dado cuenta que tenía la boca abierta. Se levantó y se paró detrás del hombre escuchando sin querer la conversación.
— No es que me moleste, Castiel, pero hoy no es lunes, normalmente sólo te apareces por aquí ese día.
— Mal semana en el trabajo, Ash. Y sólo uno de estos pastelillos me pondría de buen humor.— dijo con placer al recibir de Ash el postre de chocolate, pagó con cambio y giró tan rápido que casi golpea a Dean, que seguía detrás de él, y si no hubiera sido por los buenos reflejos por parte de ambos, ese pastelillo estaría en el piso siendo comida del demonio, aunque el traje del desconocido no salió ileso.
— Oh, no.— fue lo único que pudo decir Dean, antes de que Bobby le pasara una servilleta para que intentara limpiar el desastre. Y en eso estaba cuando una mano sujetó su muñeca.
— Tranquilo, vaquero. No me importa mucho este viejo traje, así que relájate.— el rubio tuvo por fin el valor de verlo a los ojos y te juro por cualquier deidad que se te ocurra, que no se arrepintió. El desconocido elevó levemente la comisura derecha de su boca, y Dean no pudo hacer más que sonreír como respuesta.— ¿Te he visto por aquí antes? Siento que te conozco de algún lugar.
— Yo tengo la misma sensación.— Castiel seguía sujetando la muñeca de Dean, prácticamente pegándolo a su cuerpo. Se escuchaba música cerca de ellos, y los refunfuños de Bobby a su izquierda, pero lo único que ambos escucharon muy claramente, y que los hizo brincar, fue el grito de Ash:
— ¿Podrían besarse ya? ¡Tengo una tanda de pasteles en el horno!— Dean rió por lo bajo y puso su mano libre en la nuca de Castiel, besándolo con fuerza, saboreando el sabor a whiskey que tenía su boca. Mordieron, rozaron y rompieron miedos y filtros con ese beso, empezando algo grande esa noche en la calle.
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Destiel Over and Over
RandomHe decidido convertir ésta obra en una serie de drabbles y one-shots Destiel. Espero que los disfruten.