Capítulo 3: La Extraña Aparición

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A la mañana siguiente la joven abrió los ojos, y vio una luz que le molestaba, volteo a los lados y estaba en una sala de hospital, pensó: "al fin, estoy a salvo en un hospital", cerró los ojos y sonrió.

-al fin despiertas. Le dijo Everardo.

La joven abrió los ojos y comenzó a llorar al verlo, se intentó levantar, pero no pudo, estaba esposada a la cama, de pies y manos, tenía suero y Everardo estaba preparando una inyección.

-¿en dónde estoy? ¡Ayuda!. Comenzó a gritar mientras se movía en la cama.

-es inútil, seguimos en mi casa. Le dijo Everardo mientras la inyectaba.

-¿qué me vas a hacer? ¿Que eso? Le preguntó ella.

-descuida estarás más hermosa cuando despiertes. Le dijo Everardo.

La joven comenzó a adormecerse. Everardo vestía con bata blanca, traía sus guantes de látex y su cubre bocas, y una vez que la joven se durmió, comenzó la cirugía.

Con su pequeño y afilado bisturí comenzó a hacerle cortes en su cara, le modifico la forma de sus labios, le inyecto botox, haciéndoselos más carnosos, le modificó su mandíbula, pómulos, frente y nariz.

Al despertar la joven ya estaba nuevamente en el sótano, despertó y comenzó a gritar de dolor, le dolía todo su cuerpo, pero en especial su cara, la cual traía toda vendada. La mataba la incertidumbre de no saber que le había hecho a su cara, pero de pronto una sensación de dolor comenzó a invadir su pecho, quiso tocarlo pero seguía encadenada, así que lo miro rápidamente y notó que este estaba más grande, así que comenzó a llorar y gritar.

Everardo ya estaba en su trabajo, y los noticieros no dejaban de anunciar la desaparición de la joven. Los detectives Gerardo y Jaime reconocidos en todo el país por no dejar algún caso inconcluso habían ya declarado que tenían una pista y que la estaban siguiendo con cautela lo cual le daba esperanzas a su familia.

En la noche Everardo regresó a la casa y al llegar fue a revisar a la joven, le llevó comida.

-¿cómo estás? Le preguntó Everardo mientras se colocaba sus guantes de látex.

La joven no respondió y Everardo le quitó las vendas de la cara, la cual tenía muy hinchada y aun seguía sintiendo mucho dolor.

-va muy bien, ya verás que quedaras perfecta. Le dijo Everardo lleno de felicidad.

-¿qué me hiciste maldito? Le preguntó la joven. -¡Desátame!

-te hice perfecta, eres mi mayor proyecto. Le comentó Everardo

-por favor déjame ver lo que me hiciste. Le dijo la joven, suplicándole.

-aun no, ya llegará el momento adecuado. Le dijo Everardo.

-quítame las cadenas al menos. Le gritó.

-está bien, pero no intentes nada estúpido. Le dijo mirándola fijamente a los ojos.

Luego de liberarla, la joven vio que ya tenía uñas injertadas, no eran muy largas y estaban pintadas de rojo, inmediatamente se tocó la cara y la pudo sentir muy hinchada. Después se tocó su pecho y efectivamente ya era una talla más grande pero para su mala sorpresa notó que no tenía pezones.

-¿Te gustan? Le preguntó Everardo haciendo una expresión pervertida.

-maldito. Le gritó muy enojada

-te hice un favor, no tenías nada. Le dijo Everardo con un tono burlesco

La joven le escupió a la cara y con la cadena lo golpeo fuertemente en la cabeza, haciéndolo caer al piso, así que corrió hacia la puerta, la cual estaba abierta, desesperada recorrió el pasillo y subió las escaleras, pero la puerta roja que llevaba a la sala estaba cerrada.

Rápidamente regresó a quitarle las llaves y Everardo seguía tirado, al parecer estaba inconsciente, se acercó lentamente a quitarle las llaves, las cuales las traía en el cinturón de su pantalón.

Las estiró e intento sacárselas, pero Everardo despertó y le dio un golpe en su cara, haciendo que ella se azotara contra la cama. Ella sin pensarlo trato de levantarse pero Everardo la jaló de su pierna y la hizo caer. Finalmente ella le dio una patada en la cara y se levantó, pero Everardo la alcanzó y de un golpe en la cara y la noqueó.

Luego de unas horas la joven despertó en la misma habitación, estaba colgada en el centro con una cuerda muy gruesa, le dolía todo su cuerpo, le costaba respirar y ver, ya que estaba todo oscuro. Escuchó como goteaba algo en el piso, y al paso de unos minutos se dio cuenta de que era su sangre.

Además tenía su cuerpo todo vendado, le seguía doliendo su cara y su pecho, pero ahora le dolían sus piernas y su trasero; también notó que ya tenía cabello largo, ya que desde niña siempre había usado el cabello corto.

Dedujo que le había hecho más cirugías y que cuando se viera finalmente a un espejo ya no se reconocería más, incluso pensó que si llegaba a salir de allí su familia no sabría que era ella, pero eso no le importaba, lo único que quería era salir con vida de allí.

Comenzó a llorar y a recordar cuando su padre la enseñó por primera vez a andar en bicicleta, fue cuando tenía 5 años de edad, o cuando fueron todos a campar y la pasaron increíble cantando, riendo y comiendo malvaviscos quemados en la fogata.

Se repetía a sí misma: "resiste, tienes que ser fuerte, si puedes".

Eran palabras que le repetía su madre cada vez que se le complicaba algo en sus estudios. También recordó que el día que sus papás la llevaron a su colegio, lo último que les dijo fue: "los odio" porque habían tenido una discusión respecto a que no la habían dejado ir a una fiesta esa noche.

La joven arrepentida se lamentaba y no dejaba de pensar en el día que llegara a su casa, y en lo primero que les diría, se disculparía y les diría que los ama mucho.

Allí estaba en la oscuridad con los ojos cerrados, colgada en esa cuerda y sangrando sin parar.

Pero de pronto algo la hizo abrirlos, y fue ni más ni menos que el sonido de un cascabel en alguna parte de ese cuarto, pensó que estaba delirando y que era producto de su imaginación, así que no le dio importancia, pero el sonido no cesaba y cada vez estaba más cerca de ella y lo escucha más claro. Eso le hizo recordar a sus gatos, que tenían collares con un cascabel.

Por un momento ese sonido dejó de escucharse, fue allí cuando una sensación de frio le recorrió todo su cuerpo, se quedó helada y paralizada de miedo, fue un miedo incluso más intenso que el que le tenía a Everardo, y lo peor de todo fue que sintió como detrás de ella estaba alguien respirándole en la nuca e increíblemente el dolor que sentía por todo su cuerpo desapareció.

Fue algo fugaz, luego de unos segundos esta sensación se volvió mucho más intensa, el lugar se hizo aún más oscuro de lo que estaba, parecía que era un sueño y que estaba en otro lugar. Se sentía aterrorizada, no sabía que estaba pasando, pensaba que todo era producto de su imaginación, debido a la situación de agonía por la que estaba pasando. Frente a ella vio a un hombre, lo único que le veía en la oscuridad era su contorno y sus ojos color amarillo, luego de eso, perdió el conocimiento.

Layla: La Muñeca PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora