No puedo dormir, dame un abrazo

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Habían transcurrido dos años desde que Jackson se mudó a Corea del Sur y había establecido una sólida amistad con los seis chicos que le recibieron con agrado desde el primer momento.

Su amistad crecía a medida que ellos también lo hacían, compartiendo momentos únicos y especiales que seguramente llevarían en sus memorias por el resto de sus vidas.

Las cosas marchaban de maravilla para el grupo de amigos, disfrutaban, reían, charlaban, jugaban, tenían una confianza absoluta entre ellos. El trascurso del tiempo solo había logrado crear fuertes lazos que difícilmente se romperían.

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Las vacaciones de verano eran la escusa perfecta para invitar a sus mejores amigos a una "noche de chicos", pero la reunión no se concretaría entro de su hogar, sería en su ampliada casita club; no debía ser un genio para tener la certeza de que sus amigos aceptarían la propuesta, por lo que luego de preguntarle a sus padres hizo un par de llamadas y tan solo era cosa de horas para que su grupo estuviese ahí.

Acababa de subir el último saco de dormir cuando el timbre se oyó. Corrió hasta la entrada de su hogar para encontrarse con Kunpimook y su madre, les saludo con amabilidad y prometió cuidar de BamBam durante toda la noche.

Poco después el resto de sus amigos comenzaron a llegar y se acomodaron en la casita en el árbol.

—¿Jugamos o vemos películas?— preguntó el anfitrión.
—¡Películas!— exclamaron JaeBum y YoungJae al unísono. Ambos se miraron y rieron al percatarse de la impresionante capacidad de telepatía que tenían.

El resto prefería jugar, por lo que bajaron para tomar un balón de voleibol y comenzaron un pequeño partido.

JaeBum y YoungJae miraban atentos la película favorita del menor, Toy Story. El chico de once años repetía con entusiasmo el diálogo que correspondía a Andy, el mayor lo observaba con suma atención, le parecía divertido el talento de interpretación y la buena memoria de su amigo.

—Basta, basta, malvada papa.— dijo con voz aguda el pequeño. —silencio Betty o tus ovejas serán jalea.— mencionó esta vez imitando la voz que Andy le daba al señor cara de papa.

—¡Oh no, mis ovejas!, que alguien me ayude.— susurro para si mismo JaeBum, si bien no era fan de esas clase de películas termino por memorizar un par de diálogos por culpa de su mejor amigo y vecino, quien ahora le miraba con ilusión.

—¿Sabes el diálogo JaeBum hyung?
—Solo un poco, pero es porque te la pasas viendo esa película, vas a mi casa y terminamos viéndola, voy a tu casa y la estas viendo. ¿No te aburre?
—No me podría aburrir, creo que el mensaje que entrega es muy lindo, la amistad es linda. Además me recuerda a nuestro grupo de amigos.

YoungJae sonrió para su hyung y continuó prestando atención a su amada Toy Story. Desde ese momento el mayor comenzó a apreciar un poco más el filme, YoungJae siempre lograba hacer que viese las cosas diferentes.

El pequeño pelinegro veía con ojos puros la vida, todo le impresionaba y le parecía mágico todo cuanto le rodeará, aquella buena virtud contagiaba de forma positiva al mayor, quien tomó un puñado de palomitas para continuar mirando la película.

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—Estoy libre Jackson hyung.
—Ahí va Gyeomie.

YuGyeom empujó con fuerza su antebrazo pasado el balón sin complicación sobre la malla, logrando así un punto más. Jackson se sentía como todo un ganador, la sobresaliente altura del menor de su grupo sin duda era ideal para esa clase de deportes.

Jackson divagaba en su mente todas aquellas cosas y de pronto un fuerte dolor en su cabeza se hizo presente. El balón de voleibol se había estrellado en su preciosa cara provocando un rápido enrojecimiento en su frente, intento enfocar y vio a sus amigos corriendo hacia él con muecas de preocupación en sus rostros, el chiquillo al sentirse un poco mareado se sentó en el pasto cruzando sus piernitas.

—Lo siento muchísimo hyung. ¿Estás bien?
—Si, tranquilo BamBam.— dijo mirando hacia otro lugar, JinYoung al percatarse de lo aturdido que había quedado el chino lo levanto y llevo con la señora Wang.

La madre de Jackson examinó con detenimiento el golpe y sonrió, no era grave, pero le quedaría amoratada la frente debido al fuerte impacto.

—No es tan grave cariño, ¡como máximo te cortaran la frente!

Jackson miro a su madre con espanto, él no quería perder su frente. Sus amigos miraban con pena la frente del chino, pero aunque su querido amigo perdiese parte de su cara ellos lo apoyarían incondicionalmente.

En un extremo de la cocina estaba Kunpimook aterrado y muy arrepentido, sus ojitos comenzaban a llenarse de lágrimas, había hecho algo horrible a uno de sus amigos más queridos, jamás se lo perdonaría.

El pequeño tailandés se hecho a llorar desconsoladamente pidiendo un montón de abogadas disculpas a Jackson, quien al escuchar las sinceras disculpas de BamBam se hecho a llorar y le abrazo. Todos miraban la escena con ternura, incluida la señora Wang; al darse cuenta que sus dichos no fueron tomados como una broma se disculpó con los muchachos que no dejaban de llorar abrazados, pero esta vez de alegría.

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Luego de una rica y contundente merienda se dispusieron a dormir. Se acomodaron en sus respectivos sacos de dormir y uno a uno cayeron rendidos por la intensa tarde vivida.

Jackson no podía conciliar el sueño, por más que lo intentará dormir no podía, extrañaba muchísimo al Señor Puppy.

Desde que su querida abuela se lo regaló a los cinco años dormía junto a su oso de peluche, y si "señor Puppy" era un oso, que en un principio fue confundido con un perro, pero al descubrir la verdad conservó el nombre como una divertida anécdota. Se giró hacia donde estaba Mark y al verlo abrazado de JinYoung desistió en la idea de llamarlo para que hablasen un poco.

—Jackson hyung, ¿sigues despierto?
—Si, no puedo dormir, Bambie.
—¿Por qué?
—Extraño abrazar a señor Puppy.— dijo con pesar el muchacho.
—Tampoco puedo dormir, ¿me das un abrazo?

Al escuchar que su amigo necesitaba un abrazo se giró para rodearlo con sus brazos, se miraron con una tierna sonrisa dibujada en sus caritas, y de pronto sus párpados cedieron hasta que se durmieron completamente.

Bajo la tenue luz de luna que se colaba por las ventanas siete chicos dormían plácidamente, soñando con un futuro donde permanecían unidos, donde pese a todo seguían juntos como amigos. Siete corazones esperanzados en que esos sueños terminarán volviéndose una realidad.

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