doce

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—Murdoc... —llamó el peliazul. El nombrado volteó a verlo confundido.— Murdoc, tenemos que hablar.

Aquella frase heló la sangre del satanista, dejó de lado su revista y apagó la radio.

—¿De qué quieres hablar, Stuart? —preguntó intentando no sonar temeroso.

—Bueno —sonrió. Eso calmó un poco al satanista.— Quiero hablar de lo nuestro...

Murdoc nuevamente sintió que comenzaría a sudar. Miró a las abolladuras del menor y asintió.

—Bueno —comenzó, sosteniendo la mano de su amante.— Creo que es tiempo de que pasemos a algo más...

Murdoc alzó una ceja y torció la cabeza.

—¿A qué te refieres? —preguntó temiendo saber la respuesta. Stuart estaba sonrojado, entrelazó sus dedos con los del bajista y mordió su labio.

—¿Quieres ser mi novio, Murdoc? —musitó mirando a sus ojos muy avergonzado.

El mayor parpadeó dos veces y observó el rostro adorable que mantenía Stuart.

Mierda, aquel ángel estaba proponiéndole algo que no podía rechazar. Pero, ¿Murdoc Niccals en una relación cerrada?

¿Con su lindo vocalista?

Espectante Stuart mantenía su adorable sonrisa. Murdoc sintió que moriría si decía que no.

—Yo... —dijo, también avergonzado.— Acepto.

me demoré la vida pensando en esto y cinco minutos en escribirlo.
sorri

jealous; studocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora