Marcos se apresuró a abrir el portón, la recién llegada no se veía nada bien, al contrario, su rostro estaba rojo, congestionado, él no estuvo seguro si era por el sol o es que había llorado.
Ella se subió a su automóvil y echó a andar, pero el auto se le detuvo varias veces. Marcos se acercó y vio que una pequeña lágrima se había alojado en una de sus profundas ojeras.
―No puedo ―sollozó.
―¿Le ayudo? ―preguntó el hombre, sintiéndose un inútil.
Ella bajó del vehículo y él se subió; el auto echó a correr de inmediato.
―Súbase, yo la llevo ―dijo Marcos abriendo la puerta del copiloto.
―Pero... Pero...
―No está en condiciones de manejar.
―¿Y su caballo?
―Él sabe volver solo.
Marcos condujo despacio y se quedó en la parte trasera de la casa, donde los invitados no pudieran llegar. Trinidad se apresuró al auto, esperaba ver a su hija.
―¿Y Noemí?
―Lo siento, señora ―llora la recién llegada.
La mujer la abraza, algo malo ocurre y no sabe qué.
―¿Qué pasó?
―Ella... Ella está grave, está en un hospital, lo siento tanto, yo quise ayudarla, pero no pude.
―¿Qué? ¡Tengo que ir con ella!
―No, no puede recibir visitas.
―¿Cómo que no? Aunque tenga que quedarme afuera, yo quiero estar al lado de mi hija.
―Señora, ella está... ―La joven apenas puede articular las palabras―. Ella fue agredida por su pareja, en estos momentos está bajo vigilancia policial y nadie puede verla, es más, ni siquiera sé dónde la tienen.
Marcos se acerca a la visitante con un vaso de jugo helado y dulce.
―Tome esto, la refrescará y la hará sentir mejor.
―Muchas gracias.
La recién llegada bebe el vaso de un trago.
Todos están conmocionados por la noticia. Nadie, ni siquiera la madre, sabía que Noemí tenía pololo, ni novio, ni prometido, mucho menos una pareja.
―Siento mucho llegar así, pero no tenía otro modo de comunicarme con ustedes. Menos mal que ella me había dicho cómo llegar, pues se suponía que cuando llegara aquí, pediría permiso para que yo pudiera visitarla. De otro modo, no habría sabido cómo avisarles.
―¿Qué fue lo que pasó, niña?
―Ella conoció a un tipo por internet, se hicieron amigos y al mes ella se fue a vivir con él. A mí nunca me gustó él, pero ella decía que era porque no lo conocía.
―¿Hace cuánto de eso? ―preguntó don Enrique.
―Hace dos meses lo conoció.
―¡Dos meses!
―Sí. Una semana después que él llegó a la casa, extraños moretones aparecieron en los brazos y las piernas de Noemí. Yo quise ayudarla, ella le tenía miedo. El problema es que cuando se enteró de este viaje, se puso furioso y la golpeó...
―No debió decirle que iba a venirse ―intervino Marcos.
―No le dijo, él lo descubrió. Anoche, ella se iba a quedar conmigo en la casa y de allí se iba a venir. Lo quería dejar, pero no alcanzó.
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Me haces falta
RomanceMarcos ha quedado solo con su hijo. Siente que no le hace falta otra mujer, pues sigue enamorado de Teresa; sin embargo, sabe que debe dejarla ir, pero no quiere. Maybe aparecerá en su vida, pero es totalmente diferente a él: es una chica de ciuda...