VII

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Dos días después —en los que no había vuelto a pisar la casa de Josh— Tyler tomó una decisión.

Las últimas cuarenta y ocho horas de su vida habían sido horribles, no sabía si sentirse aliviado o devastado por no haber vuelto a recibir otro mensaje o llamada insistente de Josh; había pasado más tiempo deprimido que disfrutando del tiempo en familia que estaba recibiendo, en el que todos sólo le preguntaban por qué estaba así.

Se odiaba porque Josh le gustaba y porque él hacía que se sintiera mal. Odiaba que las cosas simples de Josh le causaran cosas tan complejas. También odiaba el hecho de que toda su familia sospechaba que estaba así por alguien más y eso lo hacía sentir estúpido.

Lo que más odiaba era que Josh tenía la razón —según los demás—. Jenna estaba de su lado, alegando que lo que el mayor había hecho era lo correcto y que claramente lo hizo porque quería a Tyler, Evan pensaba algo parecido a eso, al igual que la hermana del menor, a la cual le había contado todo en un arranque de tristeza y enojo. Le había pedido a la última que no se lo dijera a nadie, pero no sabía si confiar mucho en ella, era el colmo... Tyler mantenía que Josh no debió haber eso sin su permiso, que no tenía derecho, y justo por esa razón estaba parado frente a la comisaría listo para quitar la denuncia.

Las manos le sudaban y estaba muy nervioso, pero decidido, iba a quitar la denuncia. Solamente rezaba porque Josh no estuviera ahí dentro.

Al entrar lo primero que notó fue un montón de personas atareadas y estresadas con rostros no tan amigables. Hizo una mueca y se preguntó cómo era que Josh podía estar ahí todos los días.

No tenía idea de que debía hacer, nunca había quitado una denuncia antes, ¿con quién debía hablar? Todo sería más fácil si Josh pudiera ayudarlo en eso...

Dejando el temor atrás, no tardó en buscar a un policía mayor que lo ayudara. Resultó ser un proceso molestamente largo y tedioso, además de todas las preguntas que le hacían y toda la mierda que tenía que firmar... Era una gran molestia, pero al menos no había visto a Josh.

Comenzaba a sentirse tan estúpido y no podía evitar maldecir al pelinegro en su cabeza, todo era su culpa.

Una hora después, luego de terminar el papeleo, lo único que Tyler quería era salir de ahí antes de ver a Dallon o a Josh, así que eso hizo. Se dirigió rápido a la salida del lugar intentando ocultar su rostro con una gorra que llevaba puesta ese día. Sólo debía llegar a casa de sus padres sano y salvo y todo estaría bien, pero no todo podía ser perfecto.

Josh bajaba de la patrulla luego de haber pasado por algunas calles, estaba de un humor terrible desde que Tyler se había ido de su casa y lo había mandado a la mierda por teléfono, quería matar a alguien. Lo único que lo reconfortaba era saber que Dallon estaba pudriéndose en una celda esperando a que Tyler testificara contra él, hasta que vio al menor saliendo de la comisaría tratando de pasar desapercibido.

El mayor no podía creer lo que veía, ¿qué significaba eso? Tyler también lo había visto, había quedado igual de sorprendido pero lo ocultaba magistralmente y seguía caminando, hasta que Josh y él quedaron frente a frente.

—¿Qué estás haciendo aquí? —demandó Josh frunciendo levemente el ceño, Tyler no se inmutó en lo más mínimo, sólo siguió de largo, ignorándolo; Josh se puso más ceñudo y lo tomó de su antebrazo sin medir su fuerza—. ¡Tyler!

Tyler sentía su sangre hervir, en cuanto sintió a Josh apretar su brazo no pudo reaccionar de otra manera que no fuera voltearse furioso y darle a Josh una cachetada tan fuerte que su mano quedó roja y ardiendo, igual que la mejilla del mayor.

—¡No me toques, Josh! ¡No vuelvas a tocarme! —le gritó Tyler atrayendo la atención de varias personas que estaban cerca, salió corriendo sin esperar respuesta del mayor.

RIOT VAN ; joshler TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora