Maldita Sea.

Capitulo Octavo.

Una senana despues.

Mayte

En esta etapa de mi vida siento que ningún hombre sirve, ninguno es bueno... Ahí estaba mi hermana Isabel, la que juro que jamás seria como mama, ahí esta postrada eb una cama rogándole a Dios que la cure pronto para salir de allí.

No sabia que era lo que estaba pasando por su cabeza EB estos momentos, pero si sabia una cosa... Isabel no volvería a ver a Luis Jose mas nunca en su vida, de eso me encargaría yo.

-Mayte.. Dale un poco de agua por favor. - Pidió isabel.

Me levante dejando mi cuaderno en el mueble, le di un vaso con agua y nuevamente me senté en el sofá. Sentí su mirada en mi pero me limite a ignorarla, no le hablaría, estaba denasiado enojada con ella.

- ¿Que lees ahí? - me pregunto.

- Algo - respondí petulante.

No se escucharon mas palabras en aquella habitación.

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Sentí como el sol le pegaba en los ojos, la ventana de la habitación estaba abierta, abrí los ojos y ahí estaba Isabel, postrada en ka cama aun sin poder pararse, me estaba mirando

- Que bueno que despertarse - me dijo -  necesito ir al baño.

- No seas estúpida, isabel. ¿Por que carrizos no me despertaste? Haber.

La ayude a levantarse y la acompañe al baño.

- Lo siento, ya que estas molesta conmigo no quise despertarte, tu bien sabes como te pones.

- Esto es diferente, isabel.

Volvimos a la cama y ella se acomodo, yo regrese al baño a lavar mi cara y espabilarme. Me mire al espejo y... Por Dios. Estaba hecha un desastre.

No lo podía creer, mis ojeras cubrían gran parte de mi rostro, estaba demacrada y mijs ojos estaban rojos estaba despeinada... Parecía una drogadicta.

Salí del baño, justo iba a hablarle sobre algo a mi hermana y tocaron la puerta, se abrió y dejo ver un hombre joven.. Guapo y con bata. ¿Enfermero? Dios.

- Buenos días, ¿la señorita Isabel Lascurain? - Pregunto el guapo enfermero.

Por Dios, ¿Que estoy diciendo? Tampoco es tan guapo, bueno si lo es... Me quedo viéndolo, su cabello es negro, sus ojos son azules, por Dios tiene ojos azules. Su nariz va acorde a su rostro.. Unos labios hermosamente rosados... Bonitos, pues.

- MAYTE - escuche a mi hermana

- Si, ¿Que paso? Mucho gusto, Mayte Lascurain, Hermana de ella. - dije algo torpe.

El sonrió.. Dios que dientes tan blancos, que sonrisa tan hermosa.

-Mucho gusto, Raúl Gonzalez.

-Raúl Gonzales - repetí - teníamos un amigo que se llamaba Raúl, ¿lo recuerdas, isa? - dije sonriendo coqueta... Dios, yo no soy así.

- Claro, hermana. Aunque no recuerdo el apellido.

- Bueno, yo soy el nuevo doctor de Isabel, el doctor que llevaba su caso apenas unas semanas tuvo que retirarse por cuestiones familiares.

- Ah, perfecto - controlate, mayte. - pues usted nos dira, doctor. - eso, asi, manten la cordura.

- Bueno, lo primero que hare sera quitarle a Isabel las vendas del tobillo.

- Pero hace un rato no podia caminar muy bien.

- No se preocupe, isabel. No va a afincar aun el pie, solo le quitaremos la venda para verificar como esta y luego ke haremos algunos movinientos. ¿Correcto?

- Bien.. - Respondio isa.

Durante unos minutos el guapisimo Doctor e Isabel estuvieron conversando sibre su recuperación. Yo solo me limite a callar y escuchar, cuando hubieron terminado salí con el Doctor hasta afuera

- Y.. ¿Como la ve usted?  - pregunte nerviosa.

- Pues, yo creo que dentro de unas semanas nas isabel ya se podra quitar las vendas de las costillas.

- Ay... ¿De verdad?

- Si, de verdad - sonrio.

- Bueno pues, que suerte, gracias - dije dandle la mano... Bien mayte, estas volviendo a ser tu misna, me felicite internamente.

- Es mi trabajo, hasta luego Señorita... - se callo como si estuviera recordando mi nombre, ay por favor ni que fuera tan difícil.

- Mayte, es mi nombre. - me apresure.

- Por su puesto - estrecho mi mano, sonrió y se fue.

Que hombre tan encantador. Me quede observándolo mientras el seguía caminando.

- Hola - escuche detrás de mi.

- Ay.. Jose Manuel. Que sorpresa. - dije sonriendo.

- Hola, me preguntaba si hoy tengo suerte de conocer a tu hermana. - sonrió

- Si, claro que si.. Te va a encantar - vi su cara de confundido y arregle aquel desastre - digo, porque habla mucho y va a encabtarte porque siempre tiene un tema de conversación.

- Claro - sonrió - y dime, ¿no ha venido mas aquel hombre?

- Ni lo ne menciones, no le hablo a mi Hermana. Y respondiendo a tu pregunta no, no ha venido gracias a Dios... Oye pensé que no te vería mas.

- Yo también lo pensé - soltó una leve carcajada - pero vamos, quiero conocer a la chica que me va a encantar - me miro haciéndome burla.