Lagrimas

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El tiempo junto a Jongin transcurre de manera extraña, todo parece ser demasiado eterno a pesar de que el reloj insiste en correr demasiado rápido. Siente la acompasada respiración de Jongin viajar por la blanca piel de su cuello con tranquilidad.

¿Jongin tranquilo? Eso le resulta demasiado extraño.

Abre los ojos con pereza para confirmar que todo no ha sido parte de un sueño demasiado realista. Ver el cabello lacio color chocolate de Jongin bajo su barbilla le tranquiliza. No se ha ido, una sonrisa se dibuja en su cara sin poder evitarlo. Sus cabellos danzan al compás de su respiración llenándolo de paz, todo es tan tranquilo y ajeno al dolor. Sabe perfectamente que esto es solo durara un momento con suerte más de unos minutos. Aquella paz momentánea es solo la antesala al caos y la desesperanza que les visitara proximamente, mas aun así se regala el poder disfrutar.

Siente los brazos de Jongin rodearlo con más fuerza y su sonrisa se agranda. Sus mano pasea brevemente por la espalda de Jongin hasta llegar a su nuca. Por como tiembla su energía sabe que esta despierto.

—Jongin-ah... —le llama acariciando su cabello.

—Aún no —le contesta hundiéndose en su pecho.

—¿Aun no qué, Jongin-ah? —repite el nombre para estar seguro de quien le abraza es el real.

—Aun no quiero regresar a la realidad...

—No vivimos allí, nuestra vida es una fantasía ¿no? —Jongin se aleja mirándolo confundido, su cabello es un asco—. Todo es demasiado extraño para encajar en la normalidad. Eso es la realidad, nosotros no podemos vivir en ella —se esfuerza por arreglar sin éxito el cabello.

No contesta, solo se hunde en la almohada vecina mirandole. ¿Estará pensando en huir? a Baekhyun le da miedo que lo haga, no quiere volver a estar solo. Tampoco quiere que Jongin sufra solo, mucho menos que lleve tormento a alguien que no lo merece.

—No te vayas —dice al fin Baekhyun apartando la mirada hacia el techo temeroso de las lágrimas que amenazan con salir.

—Mirame —ordena Jongin— ¿Baek...?

Siente la mano cálida de Jongin subir despacio por su brazo hasta llegar a su mejilla y le obliga a verle.

—No quiero que te vayas —insiste.

—No me voy a ir, Baekhyun-ah.

Jongin seca la única lágrima que cae de los ojos de Baekhyun mientras este vuelve a sonreir, iluminando por completo la habitacion con su radiante alma casi restaurada por completo.

—¿Lo prometes? —pregunta Baekhyun llevando su mano al cabello de Jongin intentando arreglarlo nuevamente y su frente se arruga. ¿Cómo logra peinarse cada mañana? Jongin se ríe hundiendo levemente su cara en la almohada al comprender la expresión de Baekhyun. Se queda paralizado, ahí está de nuevo la sonrisa infantil creada con un destello de sol puro. Esta vez se promete no perderse ni un segundo, tenía que tatuarla con tinta de colores en su mente, no quiere olvidar algo tan hermoso y real.

—Lo prometo, Baekhyun-ah

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