Excusas

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En los próximos días todo pasa de manera tranquila y ligera. Si se dejan a un lado y no se cuentan las horas extras que Jongin pasa durmiendo o encerrado en el baño huyendole a la luz del día que le causa fuertes migrañas.

Esa mañana cuando se desperto temprano para su clase de arte y vio a Jongin despierto sentado al borde de la cama, supo que algo no iba bien. Se había acostumbrado a no verle despierto en las horas del día, pero allí estaba él, estático miraba fijamente un punto inexistente, en sus facciones rigidas e inexpresivas casi se podia leer el pánico escrito con carbón. Esa fue la última noche que vio dormir a Jongin.

Cada mañana se despertaba y lo veía mirando a  la nada, absorto del mundo. Otras tantas veces, cuando después de múltiples ruegos se resignaba a intentar dormir, pocas horas después se despertaba entre gritos que asustaban a Baekhyun. Las pesadillas constantes de Jongin le recuerdan su primer encuentro, cuando ambos no eran más que desconocidos y hacen que se pregunte si aún lo son.

Esa tarde, como muchas otras en los últimos días, Baekhyun la dedica a crear excusas creíbles para justificar las múltiples ausencias de Kim Jongin a sus clases. Cuando por fin llega a la oficina del profesor de danza, —quien se ha ganado sin esfuerzo su infinito desprecio por lo difícil que es de convencer— suspira antes de abrir la puerta. Aquí vamos.

Luego de interminables minutos de ruegos infinitos, se rinde, Jongin ya no será aceptado de vuelta en la clase. Se entristece al como cuando días atrás, en uno de los escasos momentos de lucidez de Jongin, su rostro se iluminó al conversar sobre su pasión, el baile. Le comento sobre lo difícil que era entrar a la división de baile con ese profesor y el gran logro que significa para él. Y ahora, como agua, se le escapa de las manos.

El camino hacia el dormitorio se le hace demasiado largo. No encontro la manera de explicarle sucedido a Jongin. ¿Como decirle que sus sueños ahora se han esfumado? y todo por algo que no puede controlar. Caminar contrario al flujo del gentío solo le dificulta más el pensar.

La tarde comienza con el sol ardiente en el punto más alto del cielo haciendo destellar cada rincón con gran alegría que no logra disminuir la pesadez que inunda  a Baekhyun. El aire agita las hojas de los árboles que rodean el sombrío dormitorio que se levanta ante él, realmente es un lugar horrible.

Las paredes de la habitacion en el dormitorio se han convertido en un refugio a la vesania y al dolor. Ya se ha ubicado en un lugar muy lejos de la muy famosamente llamada realidad. ¿ahora?

Luego de segundos mirando la suciedad en las ventanas imposible de remover, se acerca para correr las espantosas cortinas y dejar la habitacion a oscuras, no quiere empeorar las migrañas de Jongin

—Sabía que estarías aquí —dice abriendo despacio la puerta del baño luego

de pasar segundos tras ella— ¿Migraña otra vez? —pregunta fingiendo no saber.

—No exactamente —responde desde la oscuridad. Baekhyun se queda mirando desde la puerta ya cerrada la energía de de ambos viajar tranquila por la diminuta estancia—. Solo estaba cansado de ver y quería ver...

Baekhyun se sienta en el suelo frente a Jongin, entiende perfectamente lo que quiere decir por eso no pregunta. Es cansado ver dos realidades a la vez y cuando una es imposible de apagar, lo mejor es apagar la otra; aunque sea por un momento se puede vivir solo en una.

—¿Qué ves? —pregunta Baekhyun apoyando la cabeza contra la puerta, dejando que los espirales creados por el alma de Jongin en el aire llene sus sentidos. Hace un tiempo Baekhyun descubrió que Jongin ve mucho más, cuando le preguntó que veía tan fijamente cada mañana.

El ladrón, respondió sin despegar la mirada.

¿Y como es? preguntó Baekhyun temeroso de la respuesta.

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