Capítulo 5

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Sentimientos

Me levanté por la mañana del sábado después de una semana larga y bajé a la cocina para hacerme mi desayuno, unos huevos, un par de tostadas y un café cargado sin azúcar. Siempre desayuno abundantemente, pero esta vez me había levantado con poca hambre. Después de preparar mi desayuno me lo serví en mi habitación comer y mientras veía la TV.
La verdad no tenía ganas de verla solo quería que hiciera ruido para no sentirme tan solo, mis padres habían hecho un viaje de urgencia y necesitaba algo de compañía ficticia

El resto del día pasó sin complicaciones, mi mente se distrajo en cosas triviales como videojuegos y películas. El sol se estaba ocultando cuando un mensaje hizo que mi teléfono vibrara; yo lo regresé a ver sin mucho interés, pero en cuanto noté de qué se trataba pegué un brinco del sofá.

Sara: "Hey! ¿Estás listo para la cena?"

Adrián: "Siempre listo 😁 paso por ti en media hora"

Me había olvidado por completo que hoy era mi aniversario de amistad con Sara, cada año el 22 de Octubre celebrábamos el día que decidimos ser mejores amigos. Me sentía la peor persona del universo por olvidar algo tan básico como eso.

Me di una ducha rápida, me puse mi smoking para ocasiones elegantes, tomé el carro de papá y salí a toda prisa a recoger a Sara. En el camino a su casa vinieron a mi mente los recuerdos de cuando conocí a mi mejor amiga, éramos apenas unos bebés de 4 años cuando sucedió, no está muy claro en mi cabeza en mi cabeza cómo pasó, pero las fotos lo dicen todo. El 22 de octubre fue en cambio la fecha en la que hicimos nuestra pinky promise de amistad cuando estábamos en la escuela, como yo era un año mayor, prometí protegerla de todo peligro.

Llegué a casa de Sara, media hora después, y toqué la puerta, ella la abrió permitiéndome admirarla. Traía en cabello suelto y el maquillaje suave, su belleza siempre fue natural; el vestido que llevaba puesto era uno negro, que resaltaba su preciosa figura, y su cuello se adornaba con un collar de oro blanco que yo le había regalado cuando cumplió quince. Se veía simplemente esplendida.

- ¿Te gusta? – me preguntó, dando una vuelta y haciendo girar el vestido. Yo no sabía que decir, estaba sin palabras.

- Te ves hermosa. – le respondí con una sonrisa casi tímida. – ¿Nos vamos?

- No, aún no. Debemos esperar a Tom, que está a punto de bajar. – me quedé impactado, tenía mi cara de molesto y ella lo notó. – Lamento no haberte dicho que venía con nosotros, pero no puedo dejarlo solo una noche de sábado.
- ¿Cómo pudiste hacerme esto en la noche de nuestro aniversario? Se supone que es un evento solo de los dos.

- Lo siento mucho. – dijo con su cara de perrito regañado.

- Tranquila, preciosa, lo llevaremos con nosotros. Solo que creí que habías superado la fase de tratar de que nos llevemos bien después del incidente del zoológico. – contesté cediendo a las condiciones de la chica manipuladora.

- ¡Qué bien! – gritó saltando de alegría y abalanzándome a abrazarme. – Nunca renunciaré a la posibilidad de que ustedes dos se lleven bien.

En ese mismo instante Tom bajó las escales y estiró su mano con la intención de saludarme. Él estaba vestido para la ocasión, pero el atuendo no era su estilo; el problema era que cuando alzaba los brazos dejaba ver sus tatuajes, que se le escapaban por debajo de las mangas. Yo estreché su mano con una sonrisa bastante fingida y todos entramos en el auto.

Nos dirigimos al restaurante con tranquilidad. Al llegar me bajé primero y me dispuse a abrirle la puerta a la doncella de la noche, pero Tom se adelantó a mis movimientos y terminó haciéndolo él. No me agradaba nada ese tipo, pero me convencí de que podría ignorarlo el resto de la velada. Cuando entramos al restaurante el ambiente se sentía cálido y el lugar se veía hermoso.

Tinta OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora