Capítulo nueve: Besos de buena suerte, rumores y abrazos.
El viaje en coche fue en silencio. No sabía qué decirle. A veces era muy difícil hablar con él, y me sentía como una completa tonta. La música que había puesto no era procedente de ningún canal de radio, había puesto un CD; y su gusto musical estaba bastante bien, algo sorprendente.
Después de unos quince minutos, finalmente llegamos al campo donde se suponía que tendría su partido. Incluso aunque todavía faltara una hora para que el partido comenzase, ya había un montón de gente. Sin embargo, no era algo sorprendente, la gente solía estar con sus amigos por los alrededores antes de que el partido comenzara, mientras los jugadores entrenaban y repasaban su plan de juego.
- Ya hemos llegado. - Afirmó mientras aparcaba el coche y me miraba con una sonrisa. - ¿Ahora es cuando recibo mi beso de buena suerte, no?
Me reí. A veces, comentarios como ese me hacían gracia, sobre todo porque él sabía a la perfección que yo siempre me negaba y le rechazaba.
- No. - Respondí. - ¿Por qué no se lo pides a alguna de tus otras novias? - Bromeé.
Aunque sabía a la perfección que él podía conseguir fácilmente a otra chica y a mí tirarme a un cubo de basura.
- Porque ninguna de ellas es tan guapa como tú. - Me guiñó un ojo.
Intenté con todos mis esfuerzos suprimir ese rubor que estaba comenzando a nacer en mis dos mejillas. A pesar de que no me gustaba como me gustaba Nathaniel, Liam tenía ese algo especial en hacer que me sonrojase. No podía decir que no era atractivo; porque lo era y mucho. Pero simplemente, era un chico demasiado... ¿fácil? Sí. Muy fácil.
Puse los ojos. - ¿No tienes un partido al que ir?
- No, a menos que vengas. - Replicó en tono de broma. - Vamos. - Me indicó que lo siguiera.
Salimos del coche y lo seguí a cualquier lugar al que quisiera llevarme. Lo más probable sería algún sitio donde sentarme o algo así, y ahora que me daba cuenta, ¿por qué no pensé en traer a Dakota conmigo? Iba a estar sentada sola viendo cómo jugaba al fúbtol, y ni siquiera sé por qué demonios me invitó. No entendía de fútbol y ni siquiera me gustaba verlo.
- ¿A dónde vamos?
Se tomó unos segundos antes de responder. - Oh, si pensaba que ibas a estar sola, estás muy equivocada.
No sabía cómo reaccionar a eso. Era vergonzoso ver un partido sola, pero, ¿qué era peor? ¿Estar sola? ¿O estar con los amigos de Liam? Aunque sinceramente, prefería sentarme con los amigos que con las amigas de Liam. Los chicos me parecían menos criticones.
- Sabes... - Me reí con nerviosismo. - Pensaste mal, me gustaría pasar el rato sola.
Liam se rió histéricamente. - Te lo dije antes y te lo volveré a decir. Mientes muy mal, Ariel. - Respondió, haciendo que me sonrojara por el sólo hecho de que supiera cosas así. - Vas a estar bien, mis amigos no son tan malos como piensas, confía en mí. - Me consoló.
- No, confía tu en mí, ¿vale? - Insistí, con voz áspera. - Puedo llamar a Dakota para que venga, ella siempre dice que sí. - Reí nerviosamente de nuevo. - Y la verdad es que tus amigos me dan miedo.
- ¿Te asustan...? Oh, ya sé lo que quieres decir. - Se dio cuenta. - Las chicas.
Asentí. - Sí, así que te acecharé desde las sombras. - Le guiñé un ojo en tono de broma. - Así que buena suerte. - Le di una sonrisa tranquilizadora y levanté los dos pulgares.
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El Playboy es mi Niñero, [SP#1] | ✓ editando
Teen Fiction¿Qué pasa cuando una chica que nunca se mete en problemas y cree que enamorarse de un playboy es estúpido, tiene como niñero al playboy de la escuela? Supongo que nada bueno.