II Hombre Lobo

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Miraba cómo  estaba el fin de aquella calle, solo debía doblar hacia la izquierda, y dejaría ese trayecto. Se apresuró para terminar. Pero,  justo cuando estaba a punto de doblar en aquella cerrada esquina, algo lo detuvo.

-¡Boohoo!- Como si lo estuvieran esperándolo, oportunamente alguien le cortó paso al chico, interponiendo su musculoso cuerpo con el andar del rubio.

Naruto no supo del todo de quien se trataba, pues el grito y aquel tan abrupto intercepción lo asustaron, francamente se asustó.

-¡Haaaaaaa!-Grito, como tratando de que alguien lo escuchara y acudiera a su rescate, y luego cayó de sentón al suelo, esto al dar un brinco hacia atrás. Estaba tan asustado que no comprendía que sucedía.

La otra persona sonrió ampliamente, con una sonrisa de satisfacción. Miraba al pequeño rubio tirado en el suelo tan inofensivo y frágil.

 Por su parte, Naruto fue recobrando el sentido de la orientación. Escuchaba las risas de alguien, alguien que le resultaba muy familiar.  Recorrió desde la punta de los pies de la otra persona, recorriendo con su mirada el candente y sexy cuerpo que tenía enfrente de él. Incluso se dio unos segundos para mirar el marcado bulto del chico sobre su pantalón negreo, el cual prácticamente tenia a la altura de sus ojos. Finalmente, llego hasta la típica chaqueta de cuero que aquel chico solía utilizar.

Y una vez que localizo aquellos sexys colmillo y esa piel morena, sabía bien de quién se trataba. Alegrado, antes que nada porque que no se trataba de un fantasma o un psicópata sonrió soltando un ligero suspiro. Acto seguido miro como le extendían una fornida mano, al tomarla  sintió el calor de estas manos, que seguramente habían estado siendo calentadas en las bolsas de la chaqueta del chico que tenía frente. 

-¿Estas bien Naruto? No era para tanto- El chico seguía burlándose a carcajadas.

-¡Eres un idiota!- Naruto dio un pequeño golpe en el fornido pecho del chico.

-No decías eso hace un momento.- Sonrió con satisfacción.

-¿De qué hablas imbécil?- Dijo algo irritado.

-No supe si estabas asustado, o si examinabas mi ropa para saber si está bien lavada, tienes cierta afinidad por los pantalones, ¿verdad? ¿Quieres ver mis boxers?, estoy seguro que te agradara el color, y sobre todo, lo hay dentro de ellos.- Se burló descaradamente.

-¿De qué hablas?, claro que no.- Solo trataba de saber quién era el imbécil de que me agredió.- Disimulo indignación.

-Claro, la mejor manera de identificar a tu atacante es mirarle el paquete que se carga en el arco del triunfo, tiene mucho sentido para mí- Se rasco la barbilla fingiendo de que lo meditaba.

-En serio, eres insoportable- Ahora sí estaba irritado, pero, más bien estaba molesto, por el hecho de siempre ser tan obvio, nuevamente lo habían descubierto y lo que más le molesta es quien lo había descubierto.

-¡Oye, tranquilo! Yo solo quería ver como estabas, te mire todo asustado allá atrás, así que decidí ver como estabas.- Sonrió pícaramente como si estuviera apunto de entablar un coqueteo. -¿Qué haces por aquí tan solito, y a estas horas? Estos callejones no son muy seguros.-Tomo la cintura del rubio y lo acerco hasta él. Lo cual por supuesto sorprendió muchísimo al rubio.

-¿Kiba qué diablos haces?- Dijo sonrojándose inmediatamente y bajando la vista, solo para toparse con el fornido pecho del chico.

¡Kiba Inuzuka!, uno de los chicos más candentes de la preparatoria, y que desde hace unos meses resultaba un problema para el rubio, pues este se la pasaba hostigándolo en cada oportunidad que tenía. Aquello molestaba al rubio, particularmente aquella actitud prepotente de galán con la que cargaba Kiba todos los días, como si las personas fueran solo un juguete sexual. Kiba tenía una fama de ser un adicto al sexo. Un adicto al que le gustaba salirse con la suya, una vez que él castaño ponía el ojo en alguien, no se detenía hasta lógralo.

Noche de Hallowen (KibaNaru y +)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora