La libertad no es algo que existe verdaderamente

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Las reglas del mundo externo eran tan complicadas como las del mundo interno, al inicio había sentido nervios, pero con el simple hecho de mirar a Link a su lado, todos esos pequeños miedos desaparecían.

-Recuerda Zel- le decía, con una voz melodiosa y carismática.

Y la princesa lo miraba de manera tierna, había tenido miles de maestros es su vida pero ninguno que le gustara tanto.

Mientras paseaban por el mercado Link le mostraba como debía comportarse en ese mundo lleno de gente común y corriente que pocas veces (o ninguna) habían tenido contacto directo con la realeza.

La primera regla era nunca quitarse la capucha y la princesa siempre tenía eso muy en mente.

-Zel, sólo podemos hablar cuando estamos solos.

Ella parecía confundida, aun así, a todo lo que decía Link ella asentía con gusto, finalmente estaba libre, pero la libertad como cualquier otra cosa tenía un costo, uno que ella todavía no conocía pero que presentía que de seguro sería muy caro.

[***]

Durante cerca de medio año la joven princesa aprendió a obtener dinero sin que sus padres sospecharan para que lo necesitaba, era una princesa y no solía necesitar de tal objeto para poder obtener lo que quería, o por lo menos así lo era en el castillo, allá en el mundo externo las cosas cambiaban bastante, no era como si le interesara tener cosas para ella pero siempre era tan feliz comprándole cosas a su amigo.

Un día mientras paseaban decidió invitarle un buen desayuno. Link negó con la cabeza pero ella era terca y al final él se vio obligado a seguirla.

...

El lugar en el fondo de la ciudadela se llamaba "Ojos de Gato"* y tenía un curioso minino negro dibujado en sus carteles. A Zelda le había parecido tierno y de alguna forma tenia curiosidad por probar la comida.

Se sentaron en las mesas del fondo en donde la camarera delgada y albina les atendió con gusto llevando consigo sólo un vaso de agua. Desde el inicio Zelda no entendió porque únicamente había llevado uno. Miró a Link de manera curiosa pero él sólo le dedico una bonita sonrisa como diciéndole "todo está en el orden correcto".

Pidió dos órdenes de comida y la camarera la miró de forma extraña.

- ¿Espera a alguien, Señorita?

La pregunta estaba fuera de lugar, Zelda la miró con un poco de recelo pero antes de que dijera algo escuchó que Link le susurraba.

-Dile que lo esperas... qué esperas a alguien.

Obedeció sin replicar nada y la camarera se volvió para hacer su trabajo.

- ¿Por qué me pediste eso?, eres muy amable Link pero no dejes que te dejen de lado, ni que te pasen por encima.

Kai (1): El EncuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora