Capítulo VI

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El camino parecía eterno en el auto, el castaño observaba como los arboles alrededor pasaban y como el pueblo se perdía detrás de ellos.

- Am ... ¿Se puede saber a dónde vamos? - rasco su nuca en señal de nerviosismo.

- A mi casa - respondió simplemente.

No menciono nada más, el aura se sentía extraño y era mejor guardar silencio, al menos hasta que alguno de los dos decida retomar el tema.

En solo cuestión de minutos más entraron entre el bosque, un camino de terregal que en el fondo se divisaba una mansión, una hermosa mansión de color blanca como las nubes de ese día, ¿Tenía dinero?

- Wuau - expreso con asombro el chico al aparcarse el auto en la entrada- Es una casa hermosa- menciono sin apartar la mirada de aquella espectacular casa.

Solo sonrió ante el comentario y salió del auto seguido del más joven.

- ¿Por qué hemos venido a tu casa? - quiso saber.

- Hemos pasado más tiempo en tu casa que creo que es válido que al menos conozcas la mía - respondió con simpleza restándole importancia y encaminándose a la entrada.

No comprendió él porque en ese momento su corazón se aceleró con aquel simple comentario, no pensó que aquel hombre rudo como todos lo conocían podía llegar a ser tan atento a como ahora se comportaba, como aquel estudiante despreocupado podía ser tan sencillo.

Avanzo hasta la entrada y este abrió la puerta dejando ver la estancia, una sala de color piel oscuro con un centro de mesa de cristal y un candelabro colgando del techo dando un toque elegante, a la derecha justo frente a la puerta estaba una enorme escalera con alfombra de color café con toques guindos, sin duda una casa muy hermosa.

- Cuando dije que tu casa es hermosa me quede corto - menciono ganándose una sonrisa del de ojos verdes.

- Bueno, gracias, mi madre tiene un buen gusto supongo - menciono señalando que subiera las escaleras, pero antes de que su cuerpo se pudiera mover un grito femenino se escuchó en la entrada que se encontraba a la derecha.

- ¡Derek, ¿Se puede saber porque no me esperaste temprano para llevarme al instituto?! - una joven de cabello suelto y castaño salió.

Miro a su hermano y después a su acompañante que se encogía de hombros, era la hermana menor de Derek.

- ¿Quién es él? – pregunto - ¿Tu novio?

- ¡¿Qué?! - respondió exaltado el castaño - ¡Claro que no, soy un compañero de Instituto nada más!

- Calma, solo bromeaba - menciono la chica.

El moreno no menciono nada, solo permaneció observando seriamente al castaño, su respuesta lo sorprendió, más aún esa manera en que lo hizo causo más dicha sorpresa.

Retiro su mirada y avanzo a las escaleras ignorando a su hermana.

- Soy Stiles - menciono al ver que el de ojos verdes no tenía la intención de presentarlo.

- ¿Eres el chico que ayuda a mi hermano a no reprobar? - menciono la chica.

- Cora - hablo Derek desde las escaleras.

- Vamos, es que jamás me cuentas nada - fingiendo indignación.

- ¿Y te has preguntado alguna vez porque lo hago? - levantando sutilmente una ceja que lo hacía ver endemoniadamente sexy, ¡Espera!, ¡¿Qué diablos acababa de pensar?, se recrimino el castaño.

Algo andaba mal, algo definitivamente no estaba bien después de lo ocurrido en el zoológico.

-Vamos- señalo mirando al chico y este le siguió.

- Espero que te quedes para la comida Stiles, mama hará codorniz y le queda exquisito - menciono la castaña.

- Yo ... - trato de responder, pero el moreno lo tomo de la muñeca y respondió por él.

- Tenemos trabajo que hacer, así que no molestes Cora - menciono llevándoselo consigo al piso de arriba, abrió la puerta de su habitación y cerro con llave al entrar ambos a la habitación.

Lo dejo a un lado de la entrada mientras se acercaba a su escritorio y tomaba unos papeles y los aventaba a la cama con más fuerza de la necesaria.

¿Qué sucedía?, necesitaba saberlo porque de lo contrario se volvería loco de tratar de indagar de algo que no tenía ni la menor idea.

- ¿Derek? - pregunto el castaño aun sin moverse de su lugar.

Pero este parecía no escucharlo.

- ¿Derek estas bien? - pregunto de nuevo – Derek, por favor dime que está pasando - suplico una vez más hasta que este se detuvo en seco, cerro sus puños como si estuviera molesto y después miro al chico a los ojos.

- Lamento lo que paso en el baño - menciono de la nada llevándose el asombro del castaño.

- Am, no hay problema.

- Lamento el haber estado ignorándote.

- No te preocupes - respondió.

- Lamento confundirte.

- Derek, no es necesario que pidas disculpas, a decir verdad, preferiría que no lo hicieras, tu facha de chico rudo te queda mejor - sonrió de una manera que jamás lo había hecho, le sonrió porque sabía que lo necesitaba, que ambos lo necesitaban.

- Y lamento lo que voy a hacer - menciono empezando a acercarse al castaño y estamparlo contra la puerta robándole aquel beso que en el zoológico no había podido robar, lo hacía porque desde aquel maldito día lo deseaba, aunque sabía que estaba mal, sabía que de alguna manera seria rechazado porque incluso el mismo se rechazaría, jamás se imaginó que aquella sonrisa y esa boca parlante lograra arrancarle un suspiro al aire, que aquella mirada retadora le provocara un centenar se sentimientos en su interior, más aun que le causara miedo y valentía al mismo tiempo.

Beso sus labios como si fuera lo único para subsistir en ese mundo.

Lo beso hasta que el castaño se lo permitió pues segundos después lo aparto con suavidad y con miedo a muchas cosas que no sabía cómo explicar.

Miro sus ojos esperando a que estos le hablaran y dieran respuesta a sus acciones, respuestas que los labios contrarios le negaban.

- Yo... - ¿Qué podía decir?, estaba más que confundido en ese momento como para coordinar perfectamente su boca y su cerebro, ¡Pero qué demonios si su boca acababa de ser asaltada por el chico que lo odiaba!

- No es necesario que digas nada - menciono apartando su mirada y tomando asiento en la cama bajo la atenta mirada del chico.

Su silencio era incómodo para el mismo, ¿Cómo debía reaccionar a aquello?

- ¿Puedes explicarme que fue eso? - pregunto al fin el castaño.

Sonrió para sí mismo mientras miraba el suelo.

- ¿No te parece obvio?, me he vuelto un loco por completo.

Lo miro extrañado y se acercó un poco.

- Eso ya lo sabíamos y creo que la mitad del Instituto también lo sabía, pero ¿Quisieras darme una respuesta que no sea una pregunta?

- Me gustas - respondió simplemente.

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