Quinta decisión hacia el amor.

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Kaname se sintió observado, así que abrió un ojo sólo para encontrar a Takuma mirándolo con atención.

—¿Qué te paso?—dijo el rubio, estaban en el salón de clases a minutos de que iniciara el examen, examen que seguramente Kaname reprobaría.

—Nada, me rompieron el labio.

—¿Quién?

—Kiryuu

—¿Qué le hiciste?

Kaname abrió ambos ojos y retiró su barbilla de su mano apoyada en el pupitre.

—¡Ah! ¿Qué te hace suponer que le hice algo?

— Si no, ¿por qué te golpearía?

—Porque me odia.

—Oh, Kaname, yo creo que lo que menos hace Kiryuu es odiarte.

—¿A qué te refieres?

Pero Takuma no terminó, el maestro entró y tuvo que ir a su asiento. Como lo suponía no pudo concentrarse, perfecto, ahora también tendría que estudiar para el examen de recuperación de historia.

***

Cuando llegó al dormitorio, lo único que deseaba era ducharse y descansar. Arrastró el saco por el piso sin que le importara que el blanco se ensuciara, y entonces, casi se da de frente con Zero.

—¿Qué haces aquí?—le dijo.

—No te importa

—Tsk... lo supuse— Kaname caminó pasándolo y se dio la vuelta—. Eres un aprovechado.

—¿De qué hablas?—dijo Zero girando el rostro.

—Ahora, pones todas tus fuerzas para conquistar a Yuuki, porque a eso viniste ¿cierto?

—Vine a ver a Yuuki, es cierto, pero no para lo que crees.

—¿Ah, no, entonces, para qué?

Zero guardó silencio, suspiró.

—No vale la pena hablar contigo— miró de nuevo al frente y echó a caminar.

—¡Oye!—Kaname comenzaba a enojarse, esa actitud tan fría era extraña, lo despectivo era normal, pero no había los insultos acostumbrados—¿A qué viniste entonces?

Zero no contestó y siguió su marcha, Kaname molesto, esta vez, lo siguió, lo tomó del brazo y lo obligó a mirarlo.

—¡Te estoy hablando, maldita sea!

—¡Suéltame!— Zero se zafó del agarre.

—¡¿A qué viniste!?—repitió ceñudo.

—A nada que te importe—Zero lo miró ceñudo también—No tengo que darte explicaciones de ningún tipo, imbécil.

Kaname sonrió, ese si era Zero, llamándolo con cualquier mote hostil que encontrara.

—¿Tiene que ver con Yuuki?—preguntó.

—Yuuki, Yuuki... ¿qué todo en tu cerebro es Yuuki?

—Pues sí, la amo, es mi prometida y el que tú existas sólo me ha traído problemas.

—La amas...— dijo Zero, no como una pregunta, sino como si se lo dijera, en parte, a sí mismo. Desvió la vista—Siento ser un piedra en tu camino...

—Yo también siento haberme metido contigo—Kaname estaba enojado y las palabras fluían sin sentido real en su cerebro—. Fue divertido mientras duró, pero ya que te pusiste digno, me alegra que terminara.

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