Decisiones

Séptima decisión hacia el amor

Epílogo.

Lo vi recargado en el tronco de un árbol con los ojos cerrados, fastidiado. Nada se ha alterado, los cambios de clase son iguales todos los días, las chicas siguen gritando: "¡Kya, kya!". Yo, como mis compañeros sonrió amablemente, pero mi vista, mi vista siempre se dirige hacia donde él este.

Vigila y pone orden muy a su manera, todos saben que lo mejor es no hacerlo enojar, así que guardan sus distancias y sus ánimos.

Es curioso como el sol hace incidencia en su cabello haciéndolo brillar, o como las sombras de las hojas de los árboles lo hacían parecer etéreo. No puedo evitarlo y lo miró por encima de las cabezas que se amontonan frente a mí, no puedo evitarlo, como tampoco pude evitar decir, lo que dije.

—¡Kiryuu Zero!—grité, él volteó abriendo apenas uno de sus ojos, los demás callaron y nos miraron alternativamente—¡Te amo! ¡Cásate conmigo!

Vi como sus mejillas alcanzaron una tonalidad rosada, mientras escuchaba un sonoro "¡Eh!" por parte de los demás.

—¡Kiryuu, cásate conmigo!!—repetí y fue cuando él reaccionó.

—¡¿Qué estás diciendo, idiota?!—me gritó caminando hacia mí, tan molesto, que los demás se hicieron a un lado a su paso. Y mientras se acercaba, le note las intenciones, claro, ¿cómo no hacerlo? Sí, ya levantaba su puño contra mí— ¡Deja de decir idio...!

No lo deje terminar, ni que su puño me alcanzara, lo atrapé en el aire y lo jalé hacia mí; y antes de que hiciera cualquier cosa, le planté un beso.

Puede imaginar, mientras lo abrazaba, el rostro de desconcierto de todos, "¿pues no que se va a casar con Yuuki?" debieron de estar pensando; pude imaginar a Yuuki desviando la vista, y pude sentirlo a él forcejeando para liberarse.

—Suel...suéltame—dijo empujándome y me miró con reproche—. Estúpido—sentenció finalmente y dando media vuelta, se alejó.

—¡E...espera, Zero!— le grité yo, corriendo tras él.

***

Lo encontré en su habitación, recargado en la mesa, dándome la espalda.

—¿Estás enojado?—giró levemente el rostro, estaba rojo, sonrojado hasta las orejas, pero sonrió—Estás avergonzado, ¿verdad?

—Es... ¡Tu maldita culpa!—me dijo dándose la vuelta e intentando escapar por la puerta, pero lo atrapé por la cintura.

—¡Suéltame, Kaname!

—Así me gusta que me llames—me miró y yo a él, es muy raro escuchar mi nombre de sus labios, por lo general sigue llamándome "Kuran".

—¿A quién se le ocurre besar a otro hombre frente a toda la escuela? Peor aún, gritar ese tipo de cosas...

—Lo siento, si eso te molesta no lo vuelvo a hacer. Es sólo que...no pude evitarlo, me nació, así nomás.

Furioso me volvió a decir idiota; me gusta, siempre, incluso cuando se enoja.

—¡Hey Zero! No me has contestado

—¿El qué? no recuerdo que hicieras ninguna pregunta.

Cierto, pensé, ese "Cásate conmigo" sonó más a una orden.

—De acuerdo—le dije—. Lo haré apropiadamente.

Me acerque a él y tomé sus manos entre las mías, él me miró como si estuviera loco, pero no dijo nada.

—Te amo, Zero, ¿te casarías conmigo?

Sonrojado desvió la vista.

—¿Zero?

—Sí—dijo en un susurro, y su imagen se volvió, curiosamente, tierna.

Sonriendo tomé su rostro y lo besé suavemente, con el único propósito de decirle cuanto lo quiero.

—Aunque no sea posible—me dijo, cuando nos separamos.

—Claro que lo es, entre los vampiros hay cosas que se pueden hacer.

—Ah, claro—dijo sarcástico— ¿Y qué me dices de sus matrimonios arreglados? No son muy modernos que digamos, ni mucho menos de mente abierta.

—Han pasado cosas, ya te las contaré con calma, pero ten por seguro que podemos casarnos, o dejo de llamarte Kuran Kaname.

En su rostro se dibujó una cálida sonrisa, esa sonrisa que descubrí después de una noche de pasión, esa sonrisa que era capaz de derretirme. Le correspondí con el mismo gesto.

Hacer lo que sea mientras pueda ver esa sonrisa, es mi misión en la vida.

Zero, por favor, muéstrame siempre tu hermosa sonrisa... y yo te abrazare en la eternidad.

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Continua en: 

Sacrificios