Madison

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- ¿Qué sucede Joe? - Dijo la niña, estaba asustada. Le hacia daño ver a su hermano asi, hace días que no come y ni siquiera sale de su cuarto. Algo andaba mal con él y se prometio averiguar que estaba pasando.

-¡Vete de aqui! ¡Largo! - Gritó Joe, estaba desgarrado podía sentir cómo se desangraba por dentro. Su pobre corazón no soportaría una decepción más, vivir se había convertido en un castigo, estaba abandonado, se sentía solo. Y de algún modo, eso lo estaba matando por dentro. Madison había jugado con él, lo reconocía. Pero se lo merecía, él también la usó, él también tenia la culpa pero nunca imaginó que se harían tanto daño.

Sentia morir en cada segundo, no había nada sin Madison por que Madison lo era todo. Era la mas hermosa, era su vida, era su sonrisa, era sus ganas de vivir, era su mundo, era una perra, era una chica sin sentimientos, era una mierda, era malditamente todo y la odiaba por eso.

- Solo quiero saber que pasa, Joe. Estoy preocupada por ti - Habló su hermana, no la podía ver le estaba dando la espalda. No permitirá que Arelia lo viera así, no echaría a perder lo único que le quedaba. El amor de su hermana.

- Nada Ari, solo vete. Quiero estar solo - Le ordenó un poco más calmado. La niña se armó de valor y cerró la puerta a su espalda pero no salió del cuarto, averiguaria que sucedía con él.

- Ya sé que sigues ahí, Ari vete. - Volvió a hablar Joe, dando un suspiro. No quería perder el control con ella.

- Joe... Solo... - No pudo terminar la frase porque el rostro demacrado de su hermano la sorprendió. Estaba desfigurado, ese no era su hermano ¿Qué le habían hecho? Dió dos pasos hacia la esquina donde Joe estaba sentado, las lagrimas nublaron sus ojos.

- No, no Arelia. Ni se te ocurra acercarte. Lárgate, vete - Le rogó tragando fuerte, no lloraría frente a ella. Ya eran suficientes las humillaciones que había pasado, no lloraría frente a su hermana, no la decepcionará. Apartó bruscamente dos lágrimas pequeñas que se formaron en sus ojos.

- No Joe, necesitas ayuda. Mirate, Joe por favor... - Lloriqueó, le dolía tanto ver a su hermano así. ¿Qué le habían hecho? ¿ Qué había pasado para estar así? Estaba muy enojada, se sentia inutil al no poder hacer nada para ayudarlo, en ese instante lamento ser tan pequeña.

- No, no necesito nada. Vete de aqui Arelia no hagas que me levante... - Dijo, quiso sonar amenazante pero se sintió más humillado al terminar de hablar. Se sentía un maldito idiota, era el colmo que su hermana de siete años fuera la que lo ayudara tendría que ser al revés.

- ¿Qué harás Joe? ¿Me golpearas? - Lo enfrentó la niña, no se iria de allí sin una respuesta.

- No Arelia, te empujaré hasta que cruces la maldita puerta. - Le respondió, ella negó le hacia tanto daño verlo a los ojos. - Mierda, dejame solo de una maldita vez Ari. ¡YA BASTA ! ¡VETE, LARGO DE AQUÍ! - Explotó, su corazón ya no aguantaba más. Todo se había ido a la mierda, ya no soportaba más. Se maldijo a sí mismo por no ser tan fuerte, por un momento quiso ser como esos estúpidos chicos de las historias que Madison leia. Quiso ser un maldito idiota, sin corazón, drogadicto, andar a mil por hora en esas estúpidas motos y que de la nada la chica perfecta lo ayudará a salir adelante, no pedía mucho. La quería a ella, quería a Madison, allí a su lado. Acompañándolo, quería girar su rostro y verla sentada en su cama sonriéndole.

Pero no, ella estaba a veinte metros bajo tierra, fría y muerta.

- ¡¡¡AHH!!! - Gritó. La niña, que aun seguía allí, dió un saltito asustada. Salió por la puerta y llamó a su madre.

- ¡MALDITA SEAS, MADISON! - Gritaba Joe, estaba tan jodido. El estruendo de las cosas cayendo al suelo de su triste habitación le daba placer de alguna forma. Por un momento se sintio bien, miro su puño y se horrorizó al ver miles de cristales rompiendo su piel. Definitivamente estaba muy jodido, quería morir, quería estar a su lado y verse tan frío y muerto como ella.

- ¡Basta, Joe! Estás asustando a tu hermana, basta. ¡Tranquilizate! - Exclamó su madre, ella por su parte estaba desesperada, se sentía en un callejón sin salida. No sabía como ayudar a su hijo, lloraba cada noche al ver que él empeoraba con el tiempo. Los psicólogos no le eran de ayuda, había tratado de hablar con él incontables veces y no obtuvo respuesta. Un especialista le dijo que lo dejara lidiar con su dolor, pero no podía sentarse en una silla a esperar que su hijo se recuperara de la nada. Hace tres semanas que Madison había muerto y él no hacía otra cosa que estar en su cuarto, había decidido no decirle nada a Ari porque aun era pequeña y quería mucho a Maddy, justo ahora se arrepentía por eso.

- No, mamá. No puedo, no puedo más. Quiero morir, quiero morir mamá. - Lloró él, estaba tan perdido. Estaba tan desolado sin ella, la necesitaba para vivir.

- No digas eso, mi amor. No lo digas. - Respondió su madre, pero ella no entendía nada.

-No entiendes nada, ¿Cómo haré para seguir con mi vida? No puedo ni podré nunca. ¿Cómo mierda guardo mi tristeza y hago de cuenta que no la necesito? No mamá, no puedo. - Se rompió una vez mas. Escuchar esas palabras de su hijo le habían roto el corazón, lo peor que una madre puede escuchar es que su hijo prefiere morir antes de vivir. No sabia que hacer, estaba sola y desesperada, esta situación la estaba abrumado.

- Si que puedes hijo, si que puedes. Yo te ayudaré, saldremos adelante juntos. Lo prometo Joe - Dijo ella.

- No, deja de ser tan positiva. Aceptalo, má soy un maldito loco y no podre salir adelante nunca. No puedo más, no puedo borrarme su rostro de mi mente, ni su sonrisa...- Empezó a relatar el chico, daba escalofríos verlo mirar a ningún lado en realidad con sus manos llenas de sangre y con él semblante más triste que alguien pudo ver en su vida. - ¿Tu la viste ahí? ¿Viste como tenia sus labios? Tan secos y morados, sus ojos estaban cerrados como si nunca los hubiera abierto, como si nunca hubiera mostrado los grandes océanos que tenía en ellos. Por que sus ojos má eran los más celestes que había visto en mi vida, y sus mejillas lucían tan apagadas, sin vida. Su cabello no olía a fruta como siempre, no tenía brillo en él y me dió tanta rabia por que Maddie era una de las chicas que mejor cabello tenía aunque siempre estuviera despeinada, luchó tanto para que le volviera a crecer no olvidaré nunca su rostro cuando se dio cuenta que lo podía sujetar en una cola... - Hizo una pausa dando una risa vacía, su madre lo escuchaba no podía hacer otra cosa. - Me encantaba escucharla respirar, ver su pecho subir y bajar pero ese día no respiró, ni tampoco rio ni habló ni nada... Y si, cuando uno muere haces esas cosas ¿Cierto? No habla, no rie ni nada. Me hubiera encantado que las cosas fueran diferentes ser yo el que no habló, ni rió ese día, me hubiera estado encantado ser yo el que muriera del puto cancer, mamá - Terminó Joe.

- No es tu culpa, hijo. Ella ya estaba enferma y nunca dijo nada, no podríamos hacer algo al respecto... Tarde o temprano pasaría - Reconoció Ana, la madre de Joe.

- No mamá, ella podría haberse salvado si tan solo me lo hubiera dicho yo habría hecho lo imposible por que esto no pasara -

- Joe, ya basta no puedes seguir así. Maddy no querría verte así como estas, ella tenía tantas ganas de vivir como tu las tienes de morir no la decepciones hijo, lucha por ella. No te pido que la olvides, solo que trates de salir adelante con ella en tu corazón no puedes tirarte al abandono asi como asi. Sé que es difícil, si que lo sé pero tienes personas a tu lado que viven por ti piensa en Arelia, en mi - Hizo una pausa para tragar, nunca se hubiera imaginado ver a su hijo en este estado tan deplorable. - Hijo, yo...

-No mamá, ya basta. Mi vida está en pausa y no se como apretar el botón de play... -

- Pero yo sí sé, y hare hasta lo imposible para que sigas adelante... Hijo muy en el fondo tienes esperanza de que todo esto pase y yo tambien la tengo... Juntos saldremos adelante y me importa una mierda lo que me respondas cuando termine de hablar, justo ahora iras a bañarte y saldremos solo tu y yo necesito que estes bien hijo porque si tu lo estas yo lo estoy muchisimo mas... -

EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora