-Mejor que no digas nada si? - dijo Alfred.
- ¿Por qué? ¿Por qué no puedo decir nada? - Le digo, estoy cansada de no poder decir nada, de quedarme callada, de que nadie me defienda.
- Tienes que ser fuerte pequeña Alice, no debes decir nada sino Kate y sus amigos se las cobrarán conmigo, y tu no quieres que me hagan a mi lo que te hacen a ti, o si? - Negué con mi cabeza, no dejaría que Kate le hiciera algo a Alfred, el es tan bueno, tan bueno y tan lindo, a veces creo que es un ángel, es mi ángel.
(...)
Me llamo Alice, tengo diez años, vivo con mi padre solo los dos porque mi mamá falleció cuando yo tenía tres. Mi padre bebe mucho, casi la mayoría del tiempo se la pasa borracho o dormido. A veces no tengo nada para comer y debo aguantarme, una vez no tenia nada pero nada para alimentarse, encontré una lata de sopa en una alacena abandonada, lastime mi mano para abrirla y era tanto el hambre que tenia que me la devore en un abrir y cerrar de ojos, nunca vi que el alimento estaba caducado, fue tanto el dolor de estomago que me dio, que estuve dos días enteros inconsciente, cuando desperté estaba en el mismo lugar donde me había descompensado. Volví a casa y mi padre ni cuenta se había dado de mi falta de presencia.
Hay tres niñas que me hacen la vida imposible, viven al lado de mi casa.
Son mis vecinas, ellas no tienen idea de lo que tengo que pasar dia a dia. Por eso me molestan, y me hacen la vida imposible.
Estoy cansada, y nadie puede verlo.
Alfred es el unico que me ayuda, el unico que esta conmigo, el único que me apoya. Mi mejor amigo.
Vive cerca de aqui, siempre me visita y es muy cariñoso conmigo. Es lindo, hermoso, mi primer amor.
Pero nadie lo sabe, ni el.
- Alice, ven aqui un momento- Vocifera mi padre, blanqueo los ojos y me dirigí hacia el. Hoy estaba sobrio, extrañamente, hoy no grita ni lanza cosas, hoy está tranquilo.
Llego a la precaria cocina, varios cerámicos de las paredes están partidos y varias alacenas están rotas o les falta una puerta. Tenemos una mesa la cual le falta una pata, y dos sillas que están tan rotas que no se porque todavia estan de pie. En el ambiente abunda el humo de todos los cigarrillos que papá fuma, y el olor a alcohol me hace arder las fosas nasales.
-¿Que paso?- Pregunte despacio, el era una caja de sorpresas y justamente ahora se lo veía nervioso, varias gotas de sudor bajaban por su frente y está pálido, más de lo normal. Realmente estaba asustada por lo que podría pasar, pero lo que me dijo me desconcertó.
- Ven, ven aqui- Dijo estirando los brazos, con miedo y mucho me acerque a el.
Y no pude evitar que mis ojos se cristalizaron cuando me envolvió en sus brazos, el calor paternal que nunca recibi de el, hoy lo sentia muy de cerca.
- Alice, tienes que irte... Debes huir... Y olvidar esta vida de mierda que te hice pasar, perdoname por todo nunca me fije en ti y eso es justamente lo que hice mal... - Murmuró mientras se limpiaba los ojos- Perdoname por todo, huye... Vete y no vuelvas nunca mas por aqui... Toma compra un boleto y vete de aqui, esto te bastará para vivir por algunos meses, no tengo nada mas para darte... Te amo Alice, te amo hija por eso tienes que huir de aqui... Me mataran pronto, vendrán por mi y no quiero que te hagan nada- Termino besando mi frente, en mi mano tenía una gran cantidad de dinero que el me dio. Asentí todavía en shock por lo que me dijo, él pudo haber sido el peor padre pero lo quería y que me dijese que se moriría me traumo aún más. Dentro de poco sería una huérfana mas, no tendria a nadie.
Lo que por un lado me alegraba es que papá si me quería de verdad, el me dijo te amo.
Ahora estaba aqui, guardando las pocas ropas que tenía en un miserable bolso. Completamente en shock y desorbitada. Necesitaba ayuda y la verdad no sabia de dónde la sacaría. Por ahora tenía solo una cosa en mente.
Ir con Alfred, el de seguro me ayudara estara conmigo.
Salgo de mi precaria habitación y lo que me encuentro es a mi padre tomando, tomando tanto y tan desesperadamente como nunca en su miserable vida lo hizo.
-¿Que... Que haces?- Pregunte, medio tartamuda el se fijo en mi y en sus ojos abundaba el dolor, el odio hacia si mismo.
- Necesito emborracharme, no quiero estar consciente cuando vengan pero favor vete Alice, hazme caso... Siempre recuerda que en el cielo dos estrellas te guiaran y nunca pero nunca te dejaran sola, yo y tu madre donde quiera que este te amamos, Alice...- Dijo acercandose a mi y abrazandome- Nunca elijas el camino fácil, siempre lucha, estudia se alguien en la vida pero sobre todo hija, aprende a perdonar, errores cometen todos.. Y lamentablemente yo cometi el peor, perdoname...- Beso mi frente y limpio el mar de lágrimas que bajaban por mis mejillas, ¿Como puede ser que ame a una persona que tanto daño me hizo? No lo se, pero lo amo, amo a mi padre y no quiero que me muera. Aunque lo mereciera, el no deberia morir ¿Que haré sola, sin nadie? ¿A dónde iré? Alfred no estará conmigo siempre, el tambien tiene una vida.
- Vete hija, y nunca olvides que aunque parezca que no te quiera- Trago saliva, fuerte- Te amo mas que a mi propia vida.
Dicho esto salí corriendo por la puerta trasera y me adentre por la acera del frente, Alfred vivía a cuatro calles y en dos minutos estaria alli.
Al llegar a la esquina dirigí mi mirada hacia atrás y no pude evitar que un grito saliera de muy adentro de mi garganta al ver que una camioneta negra estacionada en frente de mi casa. Corrí más fuerte limpiandome las lagrimas, y al llegar a la casa de Alfred seque el sudor de mi frente. Apoye mis manos en las rodillas recobrando el aire, sacudí mi pantalón sucio y procedi a golpear la puerta.
Un golpe.
Dos golpes.
Tres golpes.
Y ya cuando estaba dándome por vencida y las lágrimas invaden una vez más mis ojos, una joven, muy linda a decir verdad, abrió la puerta.
Una camisa cubría su cuerpo y tenía todo el maquillaje corrido.
- Hola cariño, ¿A quien buscas?- Dijo dulcemente, parecía agradable.
- Yo... Yo...- Las palabras no salían de mi boca.
-¿Tu?...
- Busco a Alfred, el se encuentra- Pregunte mirando al interior de la casa, ella asintio y exclamo adentrándose de nuevo.
-¿Alfred? Cariño, una niña te busca- Se metió en un habitación, y de allí salió el.
Estaba sin camiseta, y traia un pantalon de chandal.
Un gran bostezo salió de su boca indicando que recién se despertaba pero volvió abruptamente a la realidad cuando vio mi cara.
- ¿Alice? ¿Que? ¿Que ha pasado?- Se acercó a mi, y miro mi rostro.
- No nada, solo que papá me ha corrido... Osea no, me dijo que tenía que huir de casa, me parece que lo han asesinado Alfred yo no se a donde ir...- Su cara se descompuso y un suspiro salió de sus labios, al mismo tiempo que me abrazaba.
Parece que hoy era el dia de todos abrazan a Alice.Dos meses después.
Ellos prácticamente me adoptaron, al poco tiempo en el que llegue a la casa , él y Phoebe me cobijaron.
Semanas después ingrese a la escuela y rápidamente adelante los cursos que me faltaban hacer. Ellos son los padres que no tengo, aunque después de todo Alfred siempre sera mi primer amor.
Phoebe ha sido muy amable conmigo y me ha dado el amor que nunca recibí. Estoy mucho más rellenita y mi cabello ahora brilla, puedo decir que a su lado soy feliz.
O eso era hasta ahora.Hace tiempo tengo fiebre, muy alta. Infecciones severas pero son infecciones en fin.
En las noches sudo tanto que toda la sabana se moja y Phoebe tiene que cambiarlas cada dos por tres, me canso rápidamente y duermo por horas.
Hace días me sangra demasiado la nariz, ayer sangre tres veces.
Alfred saco una cita con el medico, me hicieron muchisimos examenes y hoy tenemos que ir para saber los resultados.
- Ven a almorzar Alice, luego iremos con el doctor... - Exclamo Phoebe, deslize mi vestido rosa por mi cuerpo y me hize una coleta alta.
Comimos en silencio, obviamente estoy nerviosa, demasiado. Estoy sudando como cerdo.
Subimos al auto y Alfred pone el motor en marcha. Los hogares pasan rápidamente por la ventanilla.
Cuando llegamos al hospital, esperamos hasta que el doctor enuncia mi nombre, me paro rápidamente con Alfred y Phoebe detrás mío.
Yo y ella nos sentamos en las sillas mientras que Alfred se queda parado.
El doctor empieza hablar de algo que ni se pero cuando sentencia la última frase, todo mundo se desmorona, la poca esperanza y ilusión de crecer sana se va por el retrete. La poca ilusión de seguir lo que mi padre dijo nunca podra ser, he visto millones de películas donde pasa esto y nada sale bien al final.
Muy en el fondo tengo esperanza.
Esperanza de que si muero en el cielo me esperan dos estrellas que me aman muchisimo y esperanza de que si vivo aqui en la tierra tambien tengo dos estrellas, dos ángeles que velan por mi.
Y al final el doctor enunció.
- Todos los exámenes indican que Alice padece leucemia infantil.
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Esperanza
Historia CortaA veces cuando las situaciones y los momentos nos abruman, nos colapsan tanto que sentimos morir a lo unico que nos aferramos es a la esperanza. Pero, ¿Por qué? ¿Por qué no somos capaces de aceptar que todo se fue a la mierda?¿Por qué repetimos una...